Un día después de la denuncia hecha por Septem Nostra sobre el grave atentado patrimonial y natural cometido en el entorno de la Fortaleza del Hacho, ninguna de las administraciones que deben dar una respuesta lo hacen. Por un lado la Comgeceu remite al Ministerio de Defensa en Madrid; por otro, la Ciudad Autónoma de Ceuta, cuya Consejería de Medio Ambiente sacó a concurso el cambio del alumbrado de esta zona que parece ser el motivo de la actuación, asegura que se está averiguando qué ha pasado. El hecho es que con excavadoras se actuó en este entorno de un conjunto histórico sobre el que nada se puede hacer si no es con permiso del Ministerio de Cultura, además de estar prohibida cualquier actuación invasiva como supone adentrarse con estas máquinas, llegando a abrir zanjas al lado de una muralla del siglo XVIII, como aquí ha ocurrido.
¿Quién dio la orden para hacer estos trabajos sin el asesoramiento debido? A falta de que Defensa responda y también lo haga la Ciudad Autónoma, es evidente que se ha cometido un auténtico “destrozo”, una “barrabasada”, denuncia José Manuel Pérez Rivera, presidente de Septem Nostra, asociación que piensa llegar hasta el final ante el desprecio mostrado con la ejecución de estos trabajos.
Los trabajos, y así viene recogido en la ley, se tenían que haber llevado a cabo con la intervención mínima y supervisados para no causar daños. Ese concepto de “intervención mínima” no casa con entrar sobre el terreno con máquinas excavadoras con el daño natural que esto conlleva y trabajando justo al lado del lienzo de la muralla sin control arqueológico alguno, como se ha hecho. “Es un destrozo”, insiste Pérez Rivera .
La asociación va a llegar hasta el final, trasladando lo sucedido al Ministerio de Cultura que es quien tendría que haber autorizado cualquier acción que pretenda ejecutarse al lado de un bien único y protegido como es la fortaleza, dictaminando además la manera de actuar.
Ni la Ciudad ni Defensa pueden obrar a su antojo, es el Ministerio el que debe ser conocedor y, ante todo, es ilegal introducir máquinas como se ha hecho. “Se han cargado todo, esto no tiene sentido”, critica indignado Pérez Rivera. Y no lo tiene porque se ha hecho un daño al paisaje, al entorno del Hacho y especies naturales usando en la zona excavadoras. Además, trabajando de esta forma violenta al lado de un bien histórico como la fortaleza existen “serios problemas de fractura en los lienzos”, advierte Pérez Rivera, habiéndose incurrido en una “afectación de un bien” cultural que tiene “la protección máxima”. Cualquier paso que se dé tendría que estar supervisado por un experto, tener asesoramiento y, sobre todo, para nada trabajar con máquinas sino de manera manual para hacer el mínimo daño posible. Era necesario un cambio en la iluminación pero, al hacerse en la zona que es, se tienen que extremar todos los cuidados, algo que en este caso no se ha producido.
De momento los trabajos se han llevado a cabo en el lienzo de la muralla de la cara oeste, en una de las partes que lleva años iluminada, cuya visión choca ahora radicalmente con la de la otra cara. Una diferencia de imágenes tan brutal que vienen a demostrar la “barrabasada”, como la define Septem Nostra, en la que se ha incurrido.
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