Touria Amar, una vecina de
Hadú, se despertó de madrugada el pasado domingo tras un estruendo: parte del techo del salón se había caído. “Menos mal que en ese momento no estábamos en esa habitación”, señaló la afectada. Esta mujer vive en este
domicilio con su hija y su nieto de cinco años. En el momento del derrumbe, los tres se encontraban en la cama, puesto que ocurrió a altas horas de la mañana.
Según señaló la propia inquilina, llevaba ya un tiempo, cerca de un año, solicitando al dueño de la vivienda la reparación de un agujero que se había originado en el techo. Sin embargo, esta nunca llegaba. “Yo he llamado al casero varias veces y me dijo que ya vendría a verlo”, indicó. Pero lo que verá será el enorme agujero que ha quedado tras el desprendimiento.
Por suerte, todo esto quedó en un susto y, por el momento, no hubo que lamentar males mayores. De haber ocurrido este desprendimiento en otro momento del día, por ejemplo, cuando esta familia hubiese estado comiendo o pasando por el lugar, el susto podría haber sido mayor, ya que alguien podría haber salido herido. “Es el techo del salón cerca de la puerta de casa”, comentó Amar, por lo que pasar por esa zona en cuestión de la casa es inevitable.
Ahora tendrán que esperar a que ese techo no siga desprendiéndose y haciendo el agujero aún mayor o que las lluvias previstas para todo lo que queda de esta semana no afecten aún más a la vida en este hogar.
Este no es el único problema que esta vecina de Hadú ha encontrado en el techo de la vivienda en la que reside. En temporadas de lluvia, el salón de Amar se encuentra lleno de cubos y toallas porque el agua se filtra por el techo, provocando goteras. “El techo de toda la casa gotea”, aseguró esta vecina.
Con el frío de estos días, acompañado de la humedad existente en el ambiente, vivir en estas condiciones no es fácil para esta familia de Ceuta. “Además, tenemos problemas de luz. Cuando ponemos la lavadora, no podemos poner nada más, ni la lámpara, porque se nos va”, concluyó Amar.