Ingresé en una Guardia Civil sin derechos, donde los guardias civiles eran ciudadanos de tercera división. Nos privaban de libertad por sanciones administrativas. No llevar el gorro era motivo suficiente. Unos guardias civiles que eran castigados a copiar mil veces un artículo del Cuerpo sin procedimiento de defensa alguno. Una Guardia Civil en la que se trabajaba más de trece horas diarias, sin días de descanso.
En ese panorama desolador nadie se sorprendió cuando aparecieron unas organizaciones, en principio clandestinas, que pedían democratizar la Guardia Civil. Pedíamos el reconocimiento de derechos fundamentales y profesionales, un día de descanso a la semana, la libre elección de residencia, libertad de circulación, libertad de expresión, derecho de petición colectiva, derecho a ser representado laboralmente por organizaciones, la equiparación salarial y la no aplicación del Código Penal Militar. Eran nuestras reivindicaciones en una Guardia Civil donde iban creciendo las bajas psicológicas y estábamos a la cabeza en suicidios.
Muchas de estas reivindicaciones las hemos conseguido, aunque el derecho de asociación tiene unas limitaciones que impiden ser un instrumento de defensa efectiva para los guardias civiles y sus familias. No son pocas las ocasiones que en las reuniones o en el propio Consejo de la Guardia Civil oímos la tan manida frase: “Eso no es competencia de las asociaciones”. Todavía miles de guardias civiles no se atreven a denunciar limitaciones de derechos por miedo a las represalias y todo esto ocurre en un país democrático. Esa es la realidad.
A principios del año 2000, se comenzó a entablar conversaciones con distintos partidos políticos y colectivos sociales para que tomaran conciencia de la necesidad de la no aplicación del Código Penal Militar a los guardias civiles. Es importante recordar que, con la entrada en vigor en 2007 del nuevo Régimen Disciplinario de la Guardia Civil, se establecía que los guardias civiles no estarían sujetos al Código Penal Militar cuando realizaran servicios de carácter policial y solo lo estarían en los casos de estado de sitio, cuando estén integrados en unidades militares o en el cumplimiento de misiones de carácter militar, pero en 2016 con el nuevo Código Penal Militar comenzó nuevamente la aplicación.
Íbamos consiguiendo muchas de nuestras reivindicaciones y, de alguna manera, aparcamos esta reivindicación histórica. Había una especie de pacto entre la Administración y las Asociaciones Profesionales de Guardias Civiles, porque no se estaban derivando conflictos profesionales a tribunales militares, entre otras cosas, porque nuestro Régimen Disciplinario tiene mecanismos para corregir cualquier inconveniente disciplinario. Sin embargo, parece que empiezan a derivarse temas disciplinarios a los tribunales militares y comenzamos a recibir condenas. La última, de nueve meses de prisión militar por una discusión con un superior.
La Constitución Española establece que las penas privativas de libertad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social. Un guardia civil que es condenado a ingresar en prisión por discutir con un mando no se reeducará por estar privado de libertad y, mucho menos, se reinsertará en la sociedad, porque su conducta no merece ese reproche de ninguna de las maneras, sobre todo, porque la Guardia Civil tiene una Ley Disciplinaria en la que tienen encaje todas y cada una de las presuntas infracciones que podemos cometer en el desempeño de nuestras funciones como funcionarios de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, “como policías” sin necesidad de privar de libertad a ningún funcionario.
Las Asociaciones Profesionales no podemos aparcar esta reivindicación justa e histórica, porque tenemos argumentos sólidos para defender el derecho a la no aplicación del Código Penal Militar a los guardias civiles. Sería traicionar a nuestros compañeros y nuestros principios más elementales y, por supuesto, no estamos dispuestos a ello.
Hace unos días se hablaba de comenzar a movilizarnos para defender esta justa reivindicación y, como siempre, la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) estará a la cabeza de estas movilizaciones, porque creemos que es bueno para la Guardia Civil y para los guardias civiles. Efectivamente, defender a la Guardia Civil y a los guardias civiles, aunque a muchos les suene a chino esta simbiosis.
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