La Navidad ha llegado también para las mascotas de La Legión en Ceuta, con especial atención para el jovencísimo chivo Satán.
Comiendo tréboles de cuatro hojas acompañado de sus cuidadores militares, espera el día de su debut en desfile, el más ansiado por todos sus ‘compañeros’ a expensas de las limitaciones que pueda introducir la nueva ley de bienestar animal que se tramita en las Cortes Generales con el impulso de Unidas Podemos.
Es ese precisamente el deseo de fin de año que plantea su cuidador, el cabo Luis Javier Gómez López, jefe de escuadra de Gastadores del Tercio 2. “Pues sí, prácticamente ya está listo y ya está esperando a desfilar con nosotros”, explica.
Será en los primeros meses del año, “quizá en enero”, cuando, si la nueva legislación, que este martes centraba la tertulia en algunos corrillos militares, no lo impide, la más reciente incorporación de cuatro patas del Tercio se deje ver en público.
La repercusión de la futura normativa sobre la participación de mascotas en los desfiles legionarios está por ver. El artículo 73 del Proyecto de Ley prohíbe su uso “en exposiciones de belenes, cabalgatas o procesiones en las que se mantenga al animal de forma antinatural conforme a las características propias de su especie, o inmovilizado durante la duración del evento”, pero abre la puerta a que lo hagan siempre y cuando no se les someta a ningún tipo de maltrato o vejación.
No es, desde luego, su caso, destacan en el Tercio. El bienestar de las mascotas está completamente asegurado dentro y fuera de cualquier formación. Satán y la ya veterana cabra Pacoli, pastan a sus anchas por los prados del acuartelamiento de García Aldave y participan completamente sueltas de los ejercicios de la unidad.
En estas fechas comen lo de siempre y comparten espíritu festivo con sus compañeros: “Son uno más de la unidad”, recalca Gómez López.
De hecho, incluso tienen a un legionario dedicado a su cuidado y se están llevando a cabo mejoras en la zona que habitan, que llevaba abandonada desde principios de siglo. “Tienen atención diaria y contamos con un cuadrante semanal de un legionario que se encarga del mantenimiento principal del chivo”, subraya el cabo.
Mientras, la otra mascota militar ceutí, el perro Kaiat, de los Regulares, pasea tranquilamente por la playa durante las fiestas. “Íbamos a llevarlo a la península, pero al final nos hemos quedado en Ceuta”, cuenta su cuidador, el cabo del Grupo de Regulares de Ceuta número 54, Julio Alberto Tamayo Lievana.
El sí que se come “alguna que otra salchicha”, como premio por Navidad y, como la cabra y el chivo, recibe una dosis extra de mimos: “Durante las cenas de estos días con la familia estará presente y se tirará a que le rasquen un poco la barriga”, reconoce Tamayo.
Son muchas las vivencias que los miembros del Ejército español han compartido y comparten con estos animales. Desde alguna “embestida de la cabra cuando les vamos a dar de comer”, hasta los desfiles. Que si bien, como destacaban algunos legionarios, “no son un propósito”.
Por tanto, sin entrar en especulaciones con el contenido y las limitaciones que imponga la futura ley de Bienestar Animal, que deberá cumplirse, las mascotas seguirán siendo uno más en sus unidades, al servicio de la Patria.
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