Desembarco sorpresa de 14 inmigrantes

El campus universitario se convirtió ayer en el refugio accidental para los 14 inmigrantes que fueron abandonados en la costa, a la altura de la antigua cárcel de mujeres del Sarchal, por una embarcación que después se dio a la fuga.

El grupo, integrado por subsaharianos y asiáticos (presumiblemente paquistaníes), emprendió camino por su cuenta hasta que fue interceptado por la Policía Nacional a la altura del campus universitario.
Cansados, sedientos y sin saber hasta qué lugar les habían trasladado, los inmigrantes terminaron su travesía en el campus del 54 en cuya entrada, sentados en los bancos o rendidos en el suelo, se dejaron identificar por los agentes del CNP, que fueron los que se hicieron cargo de todos ellos.
En el grupo de subsaharianos, procedentes en su amplia mayoría de Guinea Conakry, había 4 mujeres y dos niños de corta edad cuyas progenitoras se encontraban en el grupo. Los pequeños se encontraban en buen estado, al igual que los varones pero eran algunas de las mujeres las que mostraban una mayor debilidad. Tal es así que una unidad del 061 tuvo que trasladar a una de ellas al Hospital. El resto se las apañó como pudo, sirviéndose de los brazos de los agentes del CNP que estaban allí para poder erguirse y caminar hacia el vehículo en el que se les trasladó a la Jefatura Superior.
Iguales muestras de cansancio se repetían con dos de los asiáticos, que también necesitaron ayuda para subir al furgón policial para que pudieran ser filiados en las dependencias policiales.
Las madres con hijos fueron trasladadas de forma independiente al igual que las féminas que estaban más cansadas. “Cualquiera sabe el tiempo que han estado en el agua”, se lamentaba un miembro de la Policía Nacional. Los rostros de las subsaharianas, completamente desencajados, no permitía lugar a dudas. La travesía que llevó a este grupo hasta las costas ceutíes tuvo que ser compleja.
Sobre el terreno comenzaban a aparecer las dudas sobre quién los habría traído hasta la zona del Sarchal, un lugar en el que ya se han producido varios desembarcos con anterioridad.
La embarcación, presumiblemente con motor, que logró acercarles hasta la antigua cárcel de mujeres, pudo escapar sin ser interceptada por la Guardia Civil. De hecho, tras tenerse conocimiento de la entrada de inmigrantes se montó un dispositivo para intentar localizar al pasador del que es el primer grupo de inmigrantes que llega a Ceuta incluyendo a personas de nacionalidades tan opuestas. No suele ser habitual que se mezcle en una misma embarcación a subsaharianos con asiáticos para evitar, de esta manera, algún enfrentamiento entre ellos. El grupo de ayer, de hecho, es el primero que se ve desde hace años.
Si el grupo fue localizado en torno a las 12.00 horas, la Guardia Civil halló, hora después, una embarcación en la Desaladora pero sin motor. La investigación obligada se ha abierto para averiguar si podría ser la empleada para ‘colar’ a esta expedición, detalle que no se pudo confirmar ayer.
Tras ser filiado por la Policía, todos los integrantes del grupo fueron trasladados al CETI.
El de ayer es el segundo grupo en el que los inmigrantes se acompañan de menores para iniciar la travesía. Una medida arriesgada pero que cada vez es más común y que ha llevado a la Administración a poner en marcha un protocolo para determinar si las mujeres que dicen ser sus madres son realmente sus progenitoras. Hasta el momento, la labor coordinada entre el Área de Menores y la Fiscalía, no ha dado con la detección de ningún caso que rompa esta norma, pero ambas están atentas a la hora de comprobar que siempre es así.
La niebla pudo haber sido determinante en la entrada de la embarcación en la que consiguieron llegar estas 14 personas sin ser vistas. Es una mera hipótesis que ahora tocará aclarar. Sí que su entrada cierra una jornada más en la que la salida de embarcaciones volvió a ser la tónica así como la intervención de las embarcaciones marroquíes.
Así por ejemplo, en la mañana de ayer se supo de la salida de una embarcación ocupada por siete subsaharianos que finalmente fue localizada por la patrullera marroquí y trasladada a puerto vecino.
Es éste uno de los servicios ya rutinarios en el que se pone en escena la coordinación hispanomarroquí para la detección de las embarcaciones, su posterior auxilio y último traslado al puerto que se vea implicado.
Ayer además se supo de la salida de otra embarcación cargada con casi 30 subsaharianos, entre ellos varias mujeres, sin que se tenga aún noticias de su localización.

Acnur refuerza su presencia en Ceuta

La Delegación en España de Acnur ha decidido reforzar su presencia en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla mediante un equipo de tres personas que trabajaran inicialmente hasta finales de año en el ámbito de la protección internacional. El equipo estará en contacto directo con personas y colectivos que se encuentran bajo el mandato de Acnur y uno de sus objetivos principales será apoyar las labores de las autoridades españolas en el ámbito de la identificación, derivación y protección de las personas que necesiten la
protección del asilo, tras haber accedido al territorio español a través de estas fronteras externas de la Unión Europea. El incremento de la presencia en Ceuta y Melilla de personas procedentes de países en conflicto, como Siria, Mali, República Centroafricana, Sudán, Sudán del Sur o Somalia, entre otros, que podrían estar en necesidad de protección internacional, ha motivado la decisión de Acnur de intensificar su trabajo en estas ciudades.

El 061 trasladó al clínico a una mujer debido a su estado de debilidad

Una ambulancia del 061 se encargó de trasladar a una mujer subsahariana al Hospital Universitario ya que se encontraba débil y tenía la tensión bastante descompensada. Se optó por su traslado para garantizar que no sufriría complicaciones posteriores no porque fuera un caso de gravedad. Sus compañeros se quedaron en el campus.

Los subsaharianos, sobre todo las mujeres, y los asiáticos necesitaban ayuda policial

Algunos de los inmigrantes estaban fatigados y no podían prácticamente ni andar, así que los agentes de la Policía Nacional que se hicieron cargo de ellos tuvieron que ayudarles para ser trasladados en el furgón hasta la Jefatura Superior. Incluso los agentes tuvieron que entretener a los pequeños.