En el delicado momento en el que nos encontramos y en relación con el mensaje casi unidireccional que navega entre los discursos y las redes sociales, es de justicia señalar que, aunque sea cierto que toda la ciudadanía global independientemente de nacionalidad, cultura, raza o sexo sea posible víctima de contagio, no afecta a todos por igual.
No es lo mismo pasar el confinamiento en casa, con teletrabajo, a sabiendas de lo que se necesita para ello como acceso a internet, instrumentos digitales, entorno adecuado y sobre todo, comer al menos tres veces al día, etc. que pasar el confinamiento en viviendas en las que la economía tan sólo llegaba para subsistir, con menores, que dependían del día a día, que ni si quiera exista un teléfono con el que comunicarse, encontrarse en mitad de abismo natural porque se huía de una guerra o un largo etcétera que vosotrxs mismxs os podéis imaginar. O tal vez no. Porque hay que conocer, hay que vivir, hay que estar presente en los diferentes entornos que te puede ofrecer una misma ciudad, por ejemplo, como Ceuta, para poder comprender la complejidad del todo.
Y es que ahora, en este momento, quienes nos encontramos en la tesitura de ser decisivos para paliar en la media que nos corresponda y de nuestras posibilidades para sumar en la lucha como médicas, enfermeros, limpiadoras, FF y CCSS, servicios de reparto y alimentación, también se encuentra en primera línea de intervención el Tercer Sector. Ese ámbito tan abstracto y ninguneado que tan sólo sabe comprender quién es beneficiario de ello o quien está en el día a día trabajándolo.
Yo personalmente y sírvase como ejemplo, sintiéndome afortunado por la situación en la que me encuentro para afrontarlo y de encontrarme trabajando en un organismo de los que ayudan a paliar las dificultades, tan sólo puedo estar agradecido, sin dejar de pensar en fórmulas para seguir sumando en la red de solidaridad que se ha generado. Y es que, bien sea por su experiencia, por sus objetivos, por su cercanía hacia los más excluidos o por todo en general, Fundación Cruz Blanca no ha cesado en su actividad diaria de atender y encontrarse con los colectivos más vulnerables que, ahora más que nunca, nos necesitan.
Desde su sede situada en la Barriada del Príncipe hemos reorganizado nuestros grupos de trabajo y nos hemos reinventado para dar salida a la problemática en la que se encuentra nuestra sociedad, más concretamente, las familias con las que trabajamos.
Uno de nuestros ejes principales de intervención es lo que llamamos programáticamente URGENCIA SOCIAL, que como su nombre indica, es una atención de urgencia en la que se ven envueltos cientos de familias, que desde Fundación Cruz Blanca y en coordinación con la Consejería de Servicios Sociales y otros entes, solventamos.
En el momento rocambolescamente histórico en el que nos encontramos hemos tenido que frenar de lleno todas las actividades y talleres que teníamos en marcha sobre diferentes ámbitos y colectivos, centrando toda nuestra atención en facilitarle a todas las familias que atendemos y otras de carácter extraordinario bolsas de alimento que adquieren a través de nuestro Supermercado Social y también desde el programa de FEGA del Banco de Alimentos, pues somos ejemplo de quienes conocemos de primera mano las vulnerabilidades diversas e invisibles de tantísimas familias.
Evidentemente detrás de toda la estructura de solidaridad y atención que existe para que se pueda llevar a cabo reinan muchos eslabones para que se pueda llevar a cabo de forma eficaz y responsable. Y es que satisface enormemente ver en las redes sociales y en los medios de comunicación como una sociedad se ha reorganizado desde sus diferentes organismos, asociaciones, recursos, contextos y con sus diferentes habilidades para dar soluciones y aportar su granito de arena; y con ello, hacer más fácil y llevadero la intervención. Personas anónimas que realizan compras a vecinxs, artistas y artesanas elaborando respiradores y mascarillas, talleres, psicólogos, educadorxs, actividades en plataformas digitales y un sinfín de acciones solidarias que nos harán de reflexionar una vez finalice la crisis.
A nosotrxs concretamente, le estaremos siempre agradecidos a Elisa Lorente y el colectivo Makers por la donación de mascarillas que nos han hecho llegar para poder atender de manera responsable y preventiva en estos días de miedos e incertidumbre sirviéndonos de protección al estar expuestos con tantísimas personas, a la Policía Local que nos han facilitado el control y asegurar las medidas de prevención entre lxs usuarixs, a Delegación de Gobierno y Consejería de Servicios Sociales por su disposición y comunicación constante, vecinos ofreciéndose a la colaboración e información de situaciones invisibles de necesidad y nuestros proveedores que nos han permitido seguir abastecidos para la continuación asistencial. Sin ellos, evidentemente, no hubiese sido posible. Nos resalta aún más la necesidad del trabajo en equipo entre diferentes instituciones para la consecución de objetivos.
Asimismo, queremos mandar un mensaje de ánimo y de solidaridad a toda la ciudadanía y también mucha fuerza y salud para todos aquellos quienes de forma invisible y humilde están haciendo todo lo posible para que la situación no se haga insostenible y recordar que desde la familia de Cruz Blanca, estamos siempre abiertos y dispuestos a escuchar y atender en la medida de lo posible a quiénes y cuántos nos necesiten.
Mandar un mensaje de apoyo a nuestras compañeras Gloria y Azahara que, por diversos motivos, no pueden estar presentes en el día a día, pero que sabemos de sobra, están llevando desde sus adentros ésta situación al unísono y recordad:
“Somos afortunadxs de encontrarnos en la situación de ayudar y no la de ser ayudados”