Aquella Semana Santa de 1952, se vivió en el Puente de la Almina, un Encuentro distinto a otros años, el canto legionario "El Novio de la Muerte" sonó de diferente forma, más pausado, y todo gracias al director del Conservatorio y de director de la banda de música de La Legión Don Ángel García, que modificó la partitura para transformarla en marcha fúnebre o procesional, tal y como se conoce actualmente.
Este canto legionario ha ido metamorfoseándose. Primero nació como una copla que se interpretaba en los cafés cantantes, lugares en los que había pequeñas orquestas. Después se convirtió en una marcha militar de ritmo legionario y luego se convirtió en una marcha procesional lenta, para el Nazareno de Ceuta.
El que para muchos es el himno de la Legión, nació como cuplé en los años 20. Creada por Fidel Prado que, impresionado por las gestas de la Legión Española, Tercio de Extranjeros hasta 1925, compuso la letra donde el amor empuja a un hombre a buscar el olvido en el Tercio. Juan Costa puso la música. La estrenó Mercedes Fernández, más conocida como Lola Montes, en el teatro malagueño Vital Aza en julio de 1921. En ese concierto estaba la Duquesa de la Victoria, sobrina del General Espartero, que entusiasmada con el cuplé, pidió a la artista que la cantara en Melilla. Lola Montes lo canta el 30 y 31 de julio. Se adaptó la partitura de la canción a marcha militar.
Como dato histórico de la Cofradía de El Encuentro, transcribo lo publicado por esta institución con motivo de su 75º aniversario, dada mi absoluta ignorancia en asuntos de hermandades y Semana Santa. Se fundó, en 1939 por Valentín Cabillas, Eduardo Fernández y Francisco Ros, las reglas fueron redactadas por el escritor Joaquín Amador "Quinin". La hermandad toma el título de "Fervorosa Cofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús Nazareno", estando muy relacionada con los estudiantes del S.E.U. Un año después, el Tercio comienza a colaborar con esta Cofradía.
Su salida como Cofradía, como indica el tríptico de la hermandad, tiene lugar el Miércoles Santo de 1939 a las 18,00 horas, realizando por primera vez el hoy popular Encuentro; en aquella ocasión con la imagen del Mayor Dolor, que había salido a la misma hora de su Parroquia de los Remedios. A partir de 1945, se efectúa el Encuentro con la Dolorosa de San Francisco, hasta que en 1949 se incorpora la imagen de la Esperanza, realizada por el imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci. En 1959 se sustituye la antigua imagen del Nazanero por la actual que fue realizada por Manuel Pineda en su taller de Alcalá de Guadaira en Sevilla. Hace unos meses se recepcionó la imagen de la Virgen de la Esperanza que ha sido restaurada su policromía en Córdoba efectuada por el Imaginero-restaurador Antonio Bernal.
En el boletín del Consejo de Hermandades encontramos un interesante trabajo del Cronista de la Ciudad, Jose Luis Gómez Barceló, donde pincela la historia de las cofradías en Ceuta: “… En 1578 el Obispo Manuel de Ciabra ordena que las cofradías se sitúen por antigüedad. Las existentes entonces eran: Nuestra Señora de África, Concepción, Rosario, Victoria, Guadalupe, San Pedro, Santiago, San Simón, San Sebastián, San Blas, San Antonio, San Francisco, San Amaro, Santa Catalina y Santa Ana. No hay ninguna cofradía de Pasión. Sabemos que había algunas otras cofradías de carácter gremial como la de San Crispín, benéfico-nobiliario como la Santa y Real Casa de la Misericordia, pero ello no quiere decir que hubiera hermandades de pasión. Pero si había desfiles procesionales y corrían a cargo del propio Cabildo Catedralicio, saliendo bien de la Catedral, bien de la Iglesia de Nuestra Señora de África, y a cargo de los conventos de Santiago y Espíritu Santo. A ellos se sumó, al menos a desde finales del siglo XVII, la Santa y Real Casa de la Misericordia organizando, cada Jueves Santo, la procesión de Pasos con estandartes que ilustraban escenas de la Pasión y Muerte de Cristo y, en ocasiones, la del Viernes Santo, que a fines del Siglo XVI sería competencia de la Cofradía del Santísimo Sacramento del Altar”.
Don Ángel la transformó en marcha procesional
Además de conseguir la adaptación del canto legionario a marcha procesional, fue mucho lo que realizó por la música en Ceuta, como la creación del Conservatorio de Música en 1933. Años antes comprendió que el alumnado de música se estaba viendo privado de poder cursar esta enseñanza por falta de recursos ya que el gasto que les suponía era superior a los medios económicos de los que disponían. En el año de su fundación, como escuela particular, se propuso al Ayuntamiento que se hiciera cargo de ella, con lo cual se consiguió que pasara a funcionar como escuela Municipal, a partir de mayo de 1932. Para ello, aportó una subvención para cubrir gastos de funcionamiento. La Corporación se comprometió a proporcionar a la escuela el material y mobiliario necesario para su total funcionamiento. El 18 de noviembre de 1932 comenzaron las gestiones, por parte de su director Don Ángel García Ruiz, para dar carácter oficial a los estudios. Consiguiéndose en 1933, que el Ayuntamiento declarara la Escuela Municipal de Música como Conservatorio.
Mientras portaban su féretro se interpretó su versión de “El novio de la muerte”
Aquella adaptación del canto legionario realizada en 1952, por Ángel García Ruiz, fue interpretada por la banda de música de La Legión el día de su entierro. Fue el 22 de febrero de 1956, a las cuatro y media de la tarde, tenía 54 años. En la cabecera del duelo, figuraban su hermano Cesáreo, comandante de Infantería y su sobrino Manuel Almansa, el alcalde Vicente García Arrazola, autoridades militares y una representación del Conservatorio Oficial de Música del que era director. Detrás los miembros de la Orquestra Sinfónica de Ceuta, Sociedad Amigos de la Música. De Tánger y en representación de la Orquesta Sinfonía de aquella localidad se desplazaron una representación. A ambos lados de la carroza fúnebre, donde iba colocado el féretro, oficiales legionarios portando cintas de luto, y entre las numerosas coronas una de la policía general de Tánger, de la que el extinto era asesor técnico musical.
Y por último, la banda de música de La Legión, de la que fue su director, dirigida por el teniente Cordero, la cual durante el recorrido interpretó “El novio de la Muerte” a cuya composición musical Don Ángel le había realizado una adaptación para marcha fúnebre o procesional. En una entrevista realizada pocos meses antes de su fallecimiento en febrero de 1956, en el diario El Faro, pocos días antes de su fallecimiento, expresaba que el himno de Ceuta se debía grabar en disco ya que corría el riesgo de olvidarse. Habló de la existencia de una grabación en un magnetófono y que esta cinta se debía enviar a Madrid para grabar los discos. El autor de la entrevista termina “Y Don Ángel expresó, verbalmente, su propósito de no parar hasta conseguir un disco del Himno de Ceuta, cantado pues su letra es maravillos”.
En la ruinosa, olvidada y arrinconada tumba, donde reposan los restos de Don Ángel García Ruiz, se puede leer el epitafio donde nos trasmite su ideario: “Yo, Ángel García Ruiz he servido a Dios consagrando mi vida a la música y maestros”. Veinticuatro años atrás en plena Segunda República, consiguió junto a otros músicos, como los hermanos Alcalá-Galiano, que el Conservatorio fuera una realidad. Los estudiantes de música en nuestra Ciudad, que hasta entonces tenían que realizar sus exámenes en el conservatorio de Cádiz para que pudieran tener validez sus estudios, ya podían realizarlo en Ceuta. La creación del Conservatorio fué justificada también en los beneficios que supondría para la zona del Protectorado.
Los responsables del centro y las autoridades locales manifestaban su disposición a cooperar con el gobierno de la República española en su intención de conseguir la completa “cultura y civilización del país marroquí”. Basándose en los hechos anteriores, se procedió a la implantación de una escuela particular de música ubicada en la calle Solís, y en enero de 1936 se trasladaron a los altos de la Estación de autobuses en el Paseo de Colon. Como curiosidad uno de los requisitos imprescindibles, para conseguir que la escuela Municipal de Música pasara a Conservatorio era que en los presupuestos municipales se asignara la retribución para el profesorado, y que esta no fuera inferior a 2.000 pesetas, como dotación a un profesor/a numerario y 1000 pesetas como dotación de un auxiliar.
En una olvidada tumba
Desde mi último reportaje sobre el penoso estado de la tumba del músico Ángel García Ruiz, el 17 de noviembre pasado, algunas cosas van cambiando y esperemos en pocas fechas todo se culmine. Don Ángel, como todo los ceutíes lo conocían fue el autor de la música del himno de Ceuta, fundó y dirigió el Conservatorio Municipal de Música, creó la Masa Coral, el Cuadro Lírico; también fundó y dirigió la Orquesta Sinfónica y la asociación Amigos de la Música. Su tumba ocupa un apartado lugar del cementerio, al que se accede tras pasar por una escalera, y después de unos muros. Allá fue sepultado cuando falleció de un cáncer de estómago siendo enterrado "fuera del cementerio". Los que estaban al frente de la Iglesia en Ceuta en aquellos grises años, no le perdonaron su libertad de pensamiento y credo. Pero lo penoso es que tras seis décadas haya continuado allí olvidada.
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