El pasado mes de mayo, la Autoridad Portuaria se estuvo planteando el uso de la cetrería como uno de los métodos para paliar los riesgos que supone la presencia de la Gaviota Patiamarilla (Larus michahellis) para la seguridad operacional en el entorno del helipuerto. Para estudiar esta opción, llegaron a reunirse representantes de Aena, Hélity, Obimasa y Autoridad Portuaria de Ceuta, en la que se establecieron principios de acuerdo en materia de control y gestión de la especie que, previamente, tendrían que ser valorados por las correspondientes autoridades competentes.
Tras este encuentro, se acordó que tanto Aena como la Autoridad Portuaria estudiarían la viabilidad de implantar el empleo de técnicas de cetrería puntuales o periódicas a otras zonas del ámbito portuario, bajo las indicaciones reflejadas en un informe previo solicitado a la Autoridad Ambiental competente de la Ciudad Autónoma.
Si ese informe daba el visto bueno, una vez tramitadas las autorizaciones correspondientes y valorada la situación por parte del técnico competente de la Ciudad Autónoma, se establecería un plan de actuación conjunta de forma que las medidas adoptadas resulten lo más eficaces posibles y de interés para todas las partes implicadas.
No obstante, finalmente la Autoridad Portuaria ha desistido del uso de la cetrería por el momento. Tras recibir el informe de Obimasa con el alcance de los trabajos que se pueden realizar, el Puerto queda limitado a la utilización de medidas de exclusión pero no de cetrería y fomento del uso del servicio actual de la ciudad a través del 112. Aena, por su parte, aún se mantiene en el estudio de implementar estas técnicas, como ya lo hace en otros aeropuertos que gestiona en territorio español, como ejemplo la ciudad hermana de Melilla.
En Ceuta existe ya un grupo de especialistas de cetreros, conocedor de este proceso, que se considera de los más efectivos para poder solventar los problemas que ocasionan las gaviotas cuando buscan otros entornos. Tal y como explicaron a El Faro, puede utilizarse tanto para tener bajo control grandes espacios como para pequeños, e incluso realizar vuelos en interiores para desalojar naves de gorriones o palomas.
Aclaran que se trata de una técnica completamente ecológica, ya que sólo actúan como un efecto disuasorio, no tacan al animal. “Con el simple hecho de que estén volando, la pavana se va”, comentaba Francis Valero, uno de estos cetreros.
Al igual que con el resto de técnicas, la inspección inicial es fundamental para determinar el tipo de actuación necesaria para desplazar a las aves de la zona de tratamiento, agregan. A partir de ese momento se planificarán los vuelos que se vayan a realizar y la frecuencia de los mismos. Las aves objeto del tratamiento se comienzan a sentir amenazadas por la presencia de sus depredadores naturales y comienzan a “catalogar” esa zona como de no segura. Una vez desplazadas del todo, es necesario continuar con algún vuelo de recuerdo para que no vuelvan a aparecer en esa zona.
Estas aves rapaces se han convertido en una solución rápida para cualquier establecimiento con el fin de acabar con las plagas de palomas y otras especies o para el mantenimiento de una propiedad. De esta manera, estas aves rapaces marcan el territorio, acosan a las otras especies que se encuentran en la zona para, poco a poco, ir expulsándolas del mismo.
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