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“Si desaparecen los tiburones, se acabó”

A Juan José Sáez Méndez (Madrid, 1960), en Ceuta este fin de semana, su padre le regaló, con ocho años, su primera cámara de fotos, que aún conserva, y entonces comenzó su “pasión” por este arte. Leyó diversos libros y contempló imágenes de otros fotógrafos en revistas hasta saber que a eso dedicaría su vida. Desde hace unos 35 años realiza fotografía acuática, que engloba tanto la submarina -flora, fauna y paisajes- como la fotografía artística y publicitaria bajo el agua. Desde 1986 con su empresa, Canau -que adquirió, junto a otra persona, en 2007-, disfruta por igual de ambas modalidades. La referente al mundo animal tiene de atractivo que “no puedes prever nada”, porque depende, en gran medida, de las corrientes. La fotografía de carácter publicitario, según dice, “te permite pensar”, además de que puede servir para álbumes propios. En cualquier caso, el agua ofrece un efecto que, según afirma, solamente se da ahí o en el espacio, que es la sensación de ingravidez. “Eso te permite jugar con las formas del pelo y de las texturas de la ropa, mientras que la vida marina es simple paisaje”, explica Sáez. Este fotógrafo acuático ha trabajado con marcas tan prestigiosas como El Corte Inglés, Charo Azcona o Bigblue. También con las fotos de Olympus y la marca de equipación Aqualung y, en su momento, también colaboró en campañas de Canon. “Y también para mucho cliente particular con fama”, añade, sin querer desvelar ningún nombre.

Cuando un cliente no sabe adónde ir, le aconsejo que venga a Ceuta

Hombre inquieto fuera del agua, igualmente da cursos de fotografía en Madrid, en las Maldivas o en el Mar Rojo. Actualmente tiene en mente impartir un curso de fotografía online en el que pretende incluir a alumnos sudamericanos para llegar a la mayor cantidad de gente posible. Es su proyecto “más ilusionante”, asegura.
Este fotógrafo, que ha buceado en todos los continentes prácticamente, se muestra impactado por “la cantidad de porquería que somos capaces de tirar los seres humanos”. En este sentido, Saez recuerda que parece que en el mar “se puede tirar todo como si fuera un vertedero, y no lo es”. Así, Sáez asegura que la gente no comprende cómo interviene el medio marino en su día a día. Por ejemplo, recuerda la cantidad de aletas que se cortan a los tiburones para preparar esa sopa en el mercado asiático y luego “se les tira al agua, lo cual es una salvajada”. En realidad, no obstante, anima a todo el mundo a dejar de comer cazón, que es una especie de tiburón, para que no los sigan matando. Hay que tener en cuenta que el tiburón está en lo más alto de la cadena atrófica, por lo que, “si desaparecen, se acabó todo”, ya que intervienen en el equilibrio de los mares. Entre otros aspectos, Sáez asegura que le fascina el cambio de colores en el agua, dependiendo de la profundidad, y la sensación de “ingravidez, placer y relajación” que muchos psicólogos han equiparado al líquido amniótico en el seno materno. Es la segunda vez que viene a Ceuta, por medio de Burbujas. Hace dos años estuvo dando un curso a los niños del club y disfrutó muchísimo. Esta vez vino con cinco alumnos y, durante el fin de semana, hicieron algunas inmersiones y salieron “cosas chulas”. Además, participó en el bautizo de buceo de dos niños de 12 años que le recordaron su primer contacto con el agua. Respecto a la ciudad autónoma, afirma que le sorprendió “muchísimo” la cantidad de colores, algo normal, dado que se juntan el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico y ello genera corrientes. Desde su primera vez aquí, este experto recomienda Ceuta para el buceo cuando un cliente le pregunta porque no sabe adónde ir.

Sudan, su fondo favorito

De entre sus fondos favoritos, Sáez destaca el Mar Rojo, en Egipto, por la cantidad de colores, vida y visibilidad que hay. Las Maldivas es un destino que también le seduce, aunque su favorito es Sudán, que está como el Mar Rojo hace 30 años, cuando el turismo, la contaminación y el cambio climático no habían acabado con los arrecifes. “Ahora mismo, Sudán es el Mar Rojo de hace 30 años, aunque ahora, por asuntos bélicos, a nadie se le ocurre ir allí”. Para él, lo mismo es realizar su trabajo en el mar o en el océano, e incluso ha trabajado en ríos y hasta en las Lagunas de Ruidera, en Ciudad Real. Ha buceado muchas veces junto a tiburones, que, según cuenta, suelen acudir a las presas con grasa, como las focas. “Nosotros no les interesamos lo más mínimo, pero el cine ha hecho mucho daño”, comenta, antes de pedir de nuevo a la sociedad que se conciencie de que “los mares no son el gran vertedero”.

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