La combinación de estos tres elementos debe movernos a la reflexión, ya sea para aportar un punto de luz a la realidad adversa y silenciada que viven las mujeres con un problema de salud mental.
En una primera lectura, diremos que el otorgamiento de un derecho no supone necesariamente la conculcación de otros. De esta forma, el derecho de las mujeres con un problema de salud mental a vivir en plenitud y libres de discriminación es una acción positiva y sin carga subjetiva, y su justicia nos llevará a ese destino universal que es la Humanidad: la humanidad sin complejos y en su esplendor. Tarde o temprano.
También hay que conciliar la idea de que cuanto más atrás se encuentre la raíz del desajuste, mayor debe ser la fuerza de empuje para nivelar la desigualdad. Históricamente, las mujeres con experiencia en salud mental sufren un doble estigma: el asociado al trastorno mental, y el asociado a la condición de mujer.
La violencia sufrida en la pareja es hasta cuatro veces superior que el que ocurre en las parejas de mujeres en general. Los prejuicios construidos en torno a los trastornos mentales hacen que se considere a la mujer como un ser asexuado o híper sexual, que se las considere menores de edad, no aptas para ser madres, incapaces de mantener una relación de pareja, de recibir educación, o de sostener argumentos veraces.
De hecho, la OMS (Organización Mundial de la Salud) reconoce que el género afecta a la salud mental, hasta el hecho de que las mujeres tienen tres veces más probabilidad de desarrollar una depresión, pronto la mayor causa de discapacidad en el mundo.
Del deseo de empoderamiento nace La Red Estatal de Mujeres Salud Mental España, como una plataforma de actuaciones de las mujeres con experiencia propia en el campo de la salud mental, para expresar sus reivindicaciones y trabajar por ellas.
Está integrada por 25 mujeres de los territorios de España, incluida Patricia de Ceuta. Después de organizar varios talleres y tras un intenso trabajo de recopilación, puesta en común y consenso, se han detectado las necesidades compartidas, y que redundan en el cumplimiento de estos parámetros: educación no sexista centrada en la autonomía, inclusión, corresponsabilidad y cuidados; la consolidación profesional de la figura de la asistencia personal experta en salud mental y género; la accesibilidad universal en todos los servicios públicos, además de otros dispositivos de protección como los destinados a las mujeres víctimas de violencia machista; también mecanismos de acogida y reagrupación familiar.
La Reina Letizia quiso conocer de primera mano el trabajo de la Red Estatal de Mujeres Salud Mental España, y es que entre todos debemos trabajar por la visibilidad de esta realidad silenciada del doble estigma.