Una vecina de la Marina y usuaria de los garajes de la avenida Compañía del Mar se ha puesto en contacto con este periódico para denunciar un “escondite puro de inmigrantes” bajo el puente de la Marina que conecta con el Casino, concretamente en el antiguo vomitorio peatonal con los que se accedía hasta la citada avenida, Compañía del Mar, y que tantos problemas de salubridad, higiene y limpieza provocaron. En la actualidad, y tras su cierre, varios inmigrantes “indocumentados” según esta misma vecina podrían estar usando el vomitorio para dormir y hacer todo tipo de necesidades allí. “Hay un escondite puro de inmigrantes que duermen y hacen de todo ahí, hasta meter fuego”. Por este motivo, son ya algunas voces las que piden a la Ciudad que “hagan algo” ante esta situación, ya que aseguran que incluso “no existen ni luz ni focos” en la zona. Esto no es la primera vez que se denuncia. Desde que comenzaron las obras, comenzaron las críticas por su nula iluminación, y por la inseguridad que ello genera a quien debe acceder por este punto para recoger su vehículo. El arquitecto de esa obra, Jorge Chaves, quitaba hierro a las críticas, “se está construyendo un nuevo acceso en superficie en el Paseo de la Marina y mientras los usuarios de los garajes solo tienen que andar un poco más”. Años más tarde y con esta obra terminada, siguen faltando varias medidas para paliar este tipo de denuncias ciudadanas.
Ya han denunciado con anterioridad la falta de luz en la zona desde que iniciaron las obras
Y es que según las imágenes que se han trasladado a la redacción de este periódico, en el acceso se aprecian unas condiciones higiénicas paupérrimas: el suelo está cubierto de mugre y hay restos de fuego en la pared, completamente amarillenta. A su vez, se acumulan restos y basura en las esquinas del túnel, junto a varios grafitis y pintadas. Se trata, además, de un punto que se encuentra precisamente en el centro de la ciudad, con lo que el entorno de este punto negro es muy transitado durante el día. Tanto de lo mismo sucede en las escaleras que descienden del Paseo de la Marina al Poblado Marinero. No es, en ningún caso, algo excepcional en la ciudad: la presencia de inmigrantes indocumentados genera muchos conflictos en la comunidad vecinal del centro por estos caso. También en algunas de las barriadas anexas al recinto portuario, como es el caso de la Junta de Obras del Puertos, que semanas atrás sufrió la quema de vehículos intervenidos por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, o el caso más reciente en la zona del Sardinero, donde un trabajador de un aparcamiento fue apuñalado. A principios de este año, se convocó una manifestación en la Plaza de los Reyes. La convocatoria la formuló la madre de un niño de 10 años que fue agredido por cuatro individuos a pocos metros de su casa, agresión cuyo objetivo era robar al crío dos barras de pan que había comprado y los cuatro euros de la vuelta que debía entregar a su madre. Meses después la situación continúa siendo, a pesar de todo, similar.
El Puerto ya ha tomado medidas
Los problemas de inseguridad no solo se dan en puntos como el citado caso del vomitorio peatonal de Compañía del Mar: hace una semana este diario adelantaba que los accesos laterales de la Estación Marítima habían sido cerrados indefinidamente con el objetivo de poder controlar mejor los accesos centrales al edificio. El objetivo: asegurar mejor el recinto ante la presión migratoria que de forma constante sufre toda la zona portuaria y que se materializa con el hecho de que se cometan pequeños hurtos en su entorno o se usen los lavabos del inmueble con el objetivo de asearse. Tanto de lo mismo ocurre en los aparcamientos de la mentada Estación Marítima, donde es habitual que inmigrantes, tanto menores como mayores, pernocten en el interior de vehículos.
Luces y sombras en las obras de la Marina