Algo tan común, y al parecer sencillo, como alquilar un piso, se ha convertido para una joven y su hermana en poco menos que un acto que roza la discriminación. Y es que el caso de las dos ceutíes que residen en Madrid, donde ambas estudian, la mayor de ella desde hace tres años, no ha dejado con buen sabor de boca a estas dos estudiantes que dicen sentirse “indignadas e impotentes”.
Los hechos se remontan tres meses atrás cuando R.T. decidió trasladarse a Madrid para estudiar una carrera universitaria y comienza, junto a su hermana, a buscar un piso de alquiler para ambas. “El que tiene mi hermana se nos hizo pequeño y, además, vivimos en el centro y yo estudio a dos horas de ahí”.
El primer obstáculo con el que se encuentran a la hora de localizar un piso surge cuando les preguntan por su nacionalidad y les indican que “ellos no alquilaban a ilegales”. Las dos hermanas hacen hincapié en que “somos españolas y con DNI español”.
Las arrendadoras, una señora mayor y su hija, acceden, finalmente, a darles un correo para que les remitan la documentación requerida para cerrar el contrato de alquiler del piso. Cual no sería la sorpresa de las jóvenes al comprobar que “la dirección de mail que nos dio era falsa y cuando llamé para pedirle una explicación ya no me respondió a ninguna llamada”.
La joven lamenta que en pleno siglo XXI aún ocurran cosas como éstas, máxime cuando “la hija de esta señora estudia, supuestamente Derecho, y digo supuestamente porque no me cabe en la cabeza como una persona que está estudiando y sabiendo las dificultades que nos encontramos cuando venimos a estudiar, permita que se cometan esas injusticias”.
Tras esos hechos, ambas hermanas optan por continuar la búsqueda de otro piso acorde a sus necesidades y más cercano a su lugar de estudio. En esta ocasión contactan con una inmobiliaria que les pide una cantidad de dinero para reservar la vivienda y la documentación para iniciar los trámites del alquiler. “Nos dicen que todo está perfecto y que seguramente no habría problema para mudarnos al mes siguiente, lo que nosotras interpretamos como que aceptaban el arrendamiento”.
Sin embargo, dos días más tarde les comunican que “a la propietaria no le encaja el perfil”, pese a haberles enseñado el piso y encontrarse en proceso de abandonar el que habitan actualmente. “Después de esto, continué mandando documentos firmados y sellados por el Ministerio de España, porque una de las explicaciones que me dan por parte de la propietaria es que al ser la empresa de mi padre de Ceuta, las leyes no eran las mismas y, por tanto, los ingresos tampoco. Sabían que Ceuta es de España, pero que ocurre ¿que por ser de aquí no somos españoles?”, se pregunta la estudiante.
A pesar de las trabas que les pusieron, las hermanas estaban dispuestas a continuar adelante con el arrendamiento “y ello pese a que el piso estaba desamueblado y a un precio alto, pero estábamos dispuestas a seguir adelante para demostrar que el piso es más que asequible para nosotras”.
De momento las jóvenes siguen sin encontrar piso y a finales de diciembre tienen que abandonar su actual vivienda, por lo que comienza para estas dos estudiantes la búsqueda a contrarreloj de un nuevo alquiler. “Estoy tranquila porque fuimos con todo en regla, pero aunque nos desplacemos de una punta a otra en busca de ese gran futuro que soñamos desde pequeños y para formarnos como personas, nunca seremos aceptados tal y como somos”.
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