Era un final de agosto y su adiós fue imprevisto porque quizá se marchó sin hacer ruido, se nos fue Miguel Angel Vallejo Cernuda un hombre de la sociedad ceutí con un recorrido inalcanzable, industrial joyero, del comercio, delegado de aseguradoras, navegante, reconocido en la Protección Civil y por supuesto uno de los impulsores de la antigua Cruz Roja del Mar con la creación de la Base naval de Salvamento.
Este que escribe llegaba aquel junio de 1985 para entrar como voluntario en la Base Naval de Cruz Roja del Mar con sede en el muelle Cañonero Dato, al comprobar sus instalaciones, cuadros de mando y personal adscrito, pude contemplar una magnífica sala de radio con los últimos aparatos en comunicación y cuyo indicativo respondía a “Cecomar Ceuta“: Centro de Comunicaciones Marítimas de Ceuta.
Don Miguel Angel Vallejo era el Delegado Provincial de Cruz Roja del Mar en Ceuta, un hombre de empresa, un gestor nato y un hombre que se desvivía para aquella obra que estaba creciendo bajo su mando.
La Cruz Roja del Mar tenía por fin una base, con un hangar y cuatro embarcaciones de nivel “C” las populares zodiac, un dormitorio con literas, una sala de marinería, un cuarto de baño con ducha, una enfermería, un cuerpo de guardia, una oficina, la sala de radio y el despacho de jefatura y oficiales.
Una labor de Don Miguel Angel fue llegar a Madrid a la sede principal de Cruz Roja y pegar en la puerta de la entonces presidenta doña Cristina López Mancisidor y pedir embarcaciones para Ceuta, así como entrevistarse con el Almirante Jefe del Departamento de Cruz Roja del Mar y que Ceuta estuviera reconocida para lograr más embarcaciones , una de ellas la mítica de Nivel “A’ la “Eco Bravo”.
Embarcaciones que sólo iban a las estaciones marítimas de renombre, una de ellas la de Málaga.
Bajo el mando de Don Miguel Angel Vallejo se logró gracias a su gestión con el Almirantazgo y la presidenta de Cruz Roja, el mayor número de marineros voluntarios de la Armada, adscritos a Cruz Roja del Mar, un total de once.
Siendo mi promoción la más numerosa con una incorporación directa de siete marineros, procedentes del CIM de San Fernando con los cursos de contra incendios, socorrismo acuático, radiotelefonista naval y motorista naval.
Aquel verano de 1985 , el Señor Vallejo hizo la gestión con la delegación de cultura y deportes, así con el Club Los Delfines de la Travesía del Estrecho en piraguas, en aquella edición el estado de la mar no aconsejó dicha travesía, pero el desplazamiento de la flota de Cruz Roja del Mar, hasta Algeciras en el Ferry, hizo que aquellas dotaciones al mando de Don Ignacio León Castillo se lanzaran a la mar desde Algeciras bajo la cobertura del Eco Bravo de Málaga y realizar la travesía del Estrecho hasta Ceuta.
Don Miguel Angel Vallejo consiguió el “fichaje” de un oficial médico para Cruz Roja del Mar, el doctor don Humberto Mérida Luque así como el despliegue de diplomados universitarios de enfermería para la asistencia y cobertura de los desplazados durante la OPE, la Operación Paso del Estrecho.
Cuando llegamos de San Fernando y fuimos presentados ante la autoridad de la Presidencia de la Asamblea Provincial de Cruz Roja Española en Ceuta, don Miguel Angel Vallejo pudo sacarle al presidente, un vehículo para Cruz Roja del Mar.
"Bajo el mando de Don Miguel Angel Vallejo se logró gracias a su gestión con el Almirantazgo y la presidenta de Cruz Roja, el mayor número de marineros voluntarios de la Armada, adscritos a Cruz Roja del Mar, un total de once"
Cuando llegamos los titulados de radio, nos ofreció una especie de “turno americano” siendo primordial la máxima cobertura a la estación de radio, cualquier llamada de emergencia, cualquier contratiempo, Cruz Roja del Mar y Cecomar Ceuta tenían que ser las mejores respuestas de auxilio y socorro.
Nos consiguió junto con su grupo de oficiales un televisor y un aparato de video, así como el mayor número de voluntarios que sirvieran de apoyo en las guardias nocturnas y festivos para que el personal militar de la Armada no estuviera sólo ante cualquier contingencia.
No podemos olvidar que bajo su dirección, “se pagasen las guardias” , cada guardia de ocho horas tuviera su gratificación durante la OPE, aquel dinero que pude conseguir se lo daba yo a mi padre, en esa época de necesidad, mi padre valoraba mi dedicación y esfuerzo y que le diese la última peseta para ayudar en casa.
Antes de finalizar no puedo olvidar con mucha emoción, como peleó y como se desvivió a gritos por radio, rogando que se diese la vuelta el ferry Virgen de Africa ante la gravedad de mi padre que con una hemorragia tenía que ser evacuado a Cádiz.
Don Miguel Angel lo tuvo claro siempre, que el servicio a Cruz Roja del Mar, era sacrificio, era abnegación, que se estaba allí para salvar vidas y como nos dijo en la presentación: “no tengo ningún problema en que si alguno me falle, en deshacerme de quien sea” , habida cuenta que en Cecomar Ceuta quería a lo mejor de lo mejor en cada especialidad.
Cuando llegaban los rumores de algún murmullo, que había enfado en los marineros voluntarios, que los abuelos, los padrucos y los pelones había roces, don Miguel Angel cogió a los veteranos y les dijo, primero se van de vacaciones los abuelos, cuando vengan os vais vosotros, dirigido a los “padrucos”, los que iban por debajo de los abuelos. Todo el mundo callado y sin rechistar.
Una mañana le llegó la carta del cese, después de 22 años ininterrumpidos al servicio de Cruz Roja, aquello le hizo morir un poco en la faceta náutico deportiva, pero nos dejó un vacío increíble a los marineros que llegamos en la última promoción, al tiempo quisimos pedir el traslado a la Armada y nos amenazaron con enviarnos a La Carraca, la nueva jefatura.
Termino mi artículo dedicado a Don Miguel Angel porque por querernos nos dejó tener hasta una mascota, la “Yenka” una hembra cruce de doberman que hacía las delicias de las guardias, era el más firme centinela del cuerpo de guardia y la alegría de don Miguel Angel de ver como se había adaptado el can con nosotros.
Cuando se fue Don Miguel Angel, aquello parecía el desmontaje y desguace de un buque, lo que era una gran familia comenzó a ser un cúmulo de rivalidad, intereses y falta de compañerismo entre los que aterrizaron de nuevo allí.
Lo bonito siempre fue que durante casi cuarenta años seguíamos siendo amigos, yo le decía “mi comandante” y teníamos nuestras conversaciones y nuestros saludos así como compartir La Legión en García Aldave.
Dejo mi homenaje a su llamada por radio diciendo “Delta Charlie para Cecomar Ceuta”, sólo nos pedía que dijéramos : “adelante aquí Cecomar Ceuta”.
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