Inseguridad, bandas organizadas, robos violentos... la zona del Tarajal, además de ser el lugar caótico por excelencia, se ha convertido en foco de atracción para delincuentes que gustan de robar a los más débiles. Los porteadores son sus víctimas preferidas porque saben que son personas que no van a denunciar y que tampoco van a ofrecer resistencia. Les quitan los bultos de mercancía o el dinero que porten. Además de a ellos, estas bandas también ponen su foco delincuencial en marroquíes y otros ciudadanos que frecuenten las naves.
La Asociación Española de la Guardia Civil, AEGC, ha reclamado más medios y mayor seguridad en la zona, pidiendo además una segunda línea de presencia de fuerzas de seguridad a modo de protección. En este caso de policías nacionales, porque los atracos son continuos y porque además urge que haya protección a los agentes en los casos de apedreamientos que se producen y que han dejado daños colaterales no solo en las filas de la Guardia Civil sino también en otras (esta misma semana era apredeado un vehículo del Parque Móvil).
“Están robando en las colas de coches, a los porteadores... Las mujeres que intentan pasar con bultos por el Tarajal y son rechazadas tienen miedo, prefieren quedarse cerca de la frontera porque saben que, si se van, les van a robar”, exponen los afectados, en una línea que está de acuerdo con las manifestaciones recogidas estos días por AEGC, que piensa unir todas para solicitar la adopción de medidas urgentes.
Habla la asociación de los atracos, de los robos, de la inseguridad, pero también de la falta de medios y de las bajas que están sufriendo los propios guardias civiles destinados en el entorno fronterizo.
La semana pasada fue un sargento al ser atropellado por una moto, hace unos días ha sido otro mando que fue agredido por una persona que quería pasar, sí o sí, a Marruecos, que terminó siendo detenida y acusada de atentado, por el que habrá vista judicial en el Penal. Ya son tres los guardias de baja en los últimos días por hechos vinculados a la frontera.
Lo que denuncia la asociación es corroborado por El Faro a pie de campo. Los porteadores manifiestan que tienen miedo, que les atracan y golpean. Al igual que AEGC apuntan a bandas organizadas, todas ellas de gente joven e incluso menor, que roba a cara cubierta o a veces no.
Además de los robos hay situaciones delincuenciales vinculadas directamente con la extorsión, ya que estas bandas están haciéndose con vehículos que, para ser recuperados por sus dueños, deben entregar un dinero.
Entre los testimonios recabados por este medio figuran los de personas que han sido víctimas de atracos violentos pero no quieren denunciar ante la Policía, a veces por miedo pero también porque no reconocen a los que les han atracado. “¡Cómo vamos a denunciar a alguien desconocido!”, lamentan.
Estos atracos ocurren sobre todo por las tardes, cuando ya oscurece. “Atracan a los porteadores que ocupan coches y les obligan, haciendo uso de cuchillo o pistola, a bajar de los vehículos para robarles la mercancía o incluso el propio coche”, expresan.
“Luego mandan a un intermediario que obliga a la víctima a pagar entre 2.000 y 500 euros para recuperar el coche solo o la mercancía, según el trato que consigan con estos extorsionadores”, añaden.
“El lunes se llevaron un Fiat Punto y un Renault, otro dueño de un coche modelo Seat Toledo consiguió escapar”, puntualizan. Y así todos los días, en la frontera de la inseguridad y de las irregularidades continuadas.
En los atracos se sospecha de la participación obligada de menores que están dirigidos por adultos. “Ha habido robos en los que se han llevado el coche con sus dueños dentro, a los que después han golpeado y amenazado”.
Hace unos años la Policía montó un dispositivo de búsqueda de delincuentes que terminó con la detención de varios que pudieron ser vinculados con atracos violentos. Después, tras un periodo de cierta calma, se ha vuelto no solo a la misma problemática sino que esta se ha incrementado notablemente.
Los autores de estos delitos no tienen miedo a nada porque saben que la frontera es el mejor entorno para sus acciones. AEGC reclama que este asunto sea abordado con la importancia que lo merece y de manera urgente.
Él es una víctima como tantas otras. No representa un caso aislado, más bien al contrario. A diario hombres y mujeres sufren atracos de este tipo: les arrebatan lo que han comprado para pasar a Marruecos y además les pegan. “Me han quitado unas cajas con aceite, me han pegado y se han ido”, explica esta víctima a FAROTV, mostrando la herida recibida de un golpe en el pómulo. “Fue un grupo, bajaron, me robaron y me pegaron”, añade.
A su lado otra mujer dice que fue atracada la semana pasada, que eran jóvenes con la cara tapada y que le quitaron el bulto y el dinero que llevaba. Después escaparon. Las víctimas se quedan sin dinero, sin mercancía y golpeados. Con miedo y sin saber qué hacer.
El entorno de la frontera se ha convertido en espacio de ataques violentos continuados cuyas víctimas son, principalmente, aquellas que no van a denunciar, es decir, porteadores y marroquíes con residencia que marchan al país vecino de negocios.
Son muy pocos los que presentan denuncia bien por miedo o bien porque no se atreven a iniciar un proceso en el que, finalmente, tendrían que verse las caras con los criminales.
Hace unos días una banda de menores se hizo con un vehículo robado con el que se aproximaron al Tarajal para, finalmente, atracar a un francés al que, navaja en mano, le quitaron 1.500 euros y el equipaje, además del vehículo. Después lo abandonaron cerca del colegio Reina Sofía y quemaron el que habían usado para desplazarse a la frontera, con la idea de no dejar huellas que pudieran conducir hacia sus personas. De acuerdo con las declaraciones de la víctima eran menores e hicieron gala de violencia para llevarse todo lo que portaba.
Saben perfectamente que en el entorno fronterizo además de porteadores hay ciudadanos que acuden a Marruecos para negocios y que, por tanto, suelen llevar importantes cantidades de dinero en su poder. Así se llevaron el botín de 1.500 euros, como en otras ocasiones se han apropiado de vehículos que después han abandonado o mercancía, sin que se haya interpuesto denuncia por lo sucedido.
Son las sombras de la frontera, las que son aprovechadas por grupos de delincuentes que tienen atemorizadas a las personas extranjeras que están allí y que incluso pernoctan en la zona, bien en la calle o bien dentro de vehículos.
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