El delegado se aferra a la vigencia de la Constitución

• “Creo necesario valorar que el marco de estabilidad que ha aportado ha propiciado un proceso de modernización sin parangón”, justificó

El delegado del Gobierno, Nicolás Fernández Cucurull, aprovechó la celebración del 38 aniversario de la Constitución para defender una Carta Magna que, sometida ahora al debate de su reforma, sigue hoy con “plena validez”, siendo particular almacén de principios como el de “la unidad, la pluralidad, el consenso, la libertad, la igualdad, la solidaridad y el pluralismo político”, expuso, ante un auditorio que llenó el Salón del Trono de la Asamblea en un acto puramente institucional, alejado de la ciudadanía, como se repite cada 6 de diciembre.

Cucurull reclamó no romper nunca “los puentes del entendimiento” para “favorecer acuerdos y pactos que faciliten las soluciones políticas, evitando acudir en exceso al ámbito judicial para la solución de desavenencias”. A ojos del delegado del Gobierno, es “obligación moral” de todos “conocer la Constitución, honrarla y respetarla” siendo “fuente de nuestros derechos y libertades”, con capacidad de acogida y respeto a “todas las ideologías y planteamientos políticos, con el requisito del respeto a la voluntad libre, soberana y democrática del pueblo español”, recalcó.

El delegado del Gobierno se dirigía a un Salón del Trono al que fueron invitados las máximas autoridades civiles y militares, en una celebración que este año sí respetó el calendario.

El discurso del mandatario de la plaza de los Reyes no dio sorpresas en cuanto a que evitó cualquier alusión a temas espinosos. Aunque, eso sí, no obvió las obligadas referencias a las peticiones de reforma proclamadas desde algunos sectores.

“Sin cuestionar la legitimidad de esas voces, creo necesario volver a reconocer y valorar que el marco de estabilidad aportado por el texto constitucional ha propiciado en la sociedad española un proceso de modernización social, económica e institucional sin parangón en nuestro entorno”, advirtió, insistiendo en que “si las reglas constitucionales pudiesen ser modificadas por una mayoría simple, no podrían tener estabilidad, es decir, permanencia en el tiempo, que necesitan para cumplir su primordial finalidad de garantizar la libertad y la seguridad”. “Nuestra Constitución sigue plenamente vigente, sin perjuicio de que se pueda avanzar en el estudio pausado de una posible reforma desde la lealtad institucional y sin necesidad de modificar el núcleo de las decisiones fundamentales”.

Con 38 años a sus espaldas, se reabre el debate sobre quiénes fueron los padres de la Constitución y qué sociedad de peso la ha votado. Cucurull insistió en que el documento como tal debe ser “un instrumento que sirva no sólo para una generación, sino para asentar las bases del futuro del país y por tanto de sus ciudadanos. Es evidente que, sea o no de manera consciente, nuestras decisiones afectan a las siguientes generaciones. El constitucionalismo se presenta como un legado que, si bien compromete a la generación que lo recibe, pero no lo elaboró, también le aporta derechos y oportunidades. El marco constitucional sería una herencia, con sus bienes y deudas”, reafirmó.

Mirando hacia las generaciones futuras, el delegado indicó que son receptoras de un marco “estable y pacífico de convivencia”, matizando que “si todo contrato social requiriese el consentimiento de las generaciones futuras, cada generación se vería reducida a una nación separada, es decir, se vería calamitosamente privada de las ventajas resultantes de la cooperación a través del tiempo, en la que los asociados no pueden enfrentarse unos a otros”, puntualizó, dejando clara la postura mantenida ante los debates surgidos en torno a la permanencia, tal cual, de la Carta Magna.

“Si cada generación ha de actuar de manera independiente”, insistió en torno a la misma idea, “la generación actual no decidiría más allá de su mera extinción. No parece que sea coherente dicho pensamiento con la tendencia natural del ser humano a buscar un mejor futuro para nuestros descendientes. Todas las grandes naciones del mundo se han construido sobre la base de conservar lo bueno recibido y mejorar lo perfectible”. “Una Constitución heredada posibilita y estabiliza la democracia. El compromiso no esclaviza, sino que libera a las generaciones futuras”, apuntó.

“Diálogo, entendimiento, acuerdo”

Afrontar los retos marcados en la legislatura recién iniciada es una máxima para un Gobierno que debe moverse en torno a tres puntales; tres que fueron mentados ayer por un delegado del Gobierno que tenía frente a sí a los líderes de los principales partidos en la oposición, quienes no faltaron a la cita constitucional. “Hay que dar respuesta a los nuevos desafíos que afectan a nuestra convivencia”; esto requiere “el concurso de todos, sobre la base de la lealtad institucional. Esta legislatura que acabamos de comenzar debe ser la del diálogo, entendimiento y acuerdo”, señaló Fernández Cucurull.

“También”, completó, “la de la colaboración entre todas las administraciones públicas, lo que redundará en la posibilidad de alcanzar acuerdos entre todos y en una reducción de la litigiosidad interadministrativa”, reseñó.

El delegado del Gobierno puso como ejemplo de estas bases lo ocurrido durante un periodo demasiado largo sin formación de equipo gubernamental tras dos elecciones que a punto estuvieron de preceder a una tercera. “A pesar del prolongado periodo de Gobierno en funciones, las administraciones han seguido prestando a los ciudadanos los servicios que justifican su existencia. Y ello se debe a un sistema institucional con reglas preestablecidas y claras que permiten a los servidores públicos seguir desarrollando su trabajo, a pesar de la falta de impulso político”, resaltó.

Cucurull aprovechó su intervención para destacar la labor de las ocho personas que ayer fueron homenajeadas con distinciones, a las que definió como “servidores públicos” que han realizado su cometido, mostrando una “entrega a los ciudadanos a los que juraron servir”. Los ocho (seis guardias civiles y dos ajenos al Cuerpo) fueron distinguidos bien con la Real Orden de Isabel la Católica, que premia los comportamientos extraordinarios de carácter civil, o bien la Orden del Mérito Civil, que premia los méritos adquiridos por el personal dependiente de las administraciones públicas.

“Vuestro alto sentido del deber y de la responsabilidad os ha hecho merecedores de este reconocimiento. Sois un ejemplo para todos los que nos dedicamos a la función pública”, recalcó, al término de una intervención en la que el mandatario de los Reyes puso de manifiesto el cumplimiento de los valores que marcan y definen la Carta Magna.