La delegada del gobierno, Salvadora Mateos, muy acertadamente, pide colaboración ciudadana para acabar con el vandalismo que está azotando a las barriadas. La delegada nos viene a decir a los ciudadanos de a píe que, si vemos cualquier cosa que pueda servir para facilitar la detención de los individuos que se dedican a quemar vehículos, contenedores, etcétera, lo pongamos en conocimiento, aunque sea de forma anónima, de la policía nacional, para que lo investigue. Todavía hoy recuerdo, cuando un servidor, en artículos escritos hace ya algunos años, pedía colaboración ciudadana y que los vecinos de la Barriada del Príncipe colaborasen, y aunque fuese de forma anónima, pusiesen en conocimiento de la policía nacional cualquier pista que pudiese llevar a la detención de los energúmenos que un día sí y otro también recibían a pedradas a los policías nacionales que acudían a la barriada para realizar cualquier servicio para los que eran requeridos, o simplemente porque pasaban por allí de forma rutinaria. Al final, gracias a la colaboración de vecinos del Príncipe, las investigaciones de la policía nacional dieron sus frutos y terminaron deteniendo a más de un energúmeno. El peligro que corrían los policías nacionales, que cumpliendo con su obligación, acudían a la barriada, y eran recibidos a pedradas por un buen grupo de energúmenos, era grande, de hecho, hubo policías heridos y momentos en los que se la jugaron y bien. En este caso, también, vino muy bien la colaboración ciudadana, al igual que viene ahora, para ayudar a esclarecer quienes están detrás del vandalismo. Los medios materiales y humanos de la policía nacional, como siempre, escaseaban, y lo mismo pasa ahora. De hecho, algunas de las furgonetas de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), esas que eran apedreadas (también a día de hoy siguen recibiendo pedradas) tienen más años que Matusalén y más kilómetros que la Renfe, hay algunas que da vergüenza ajena verlas. También hubiese venido muy bien la colaboración ciudadana cuando les estaban quemando los vehículos particulares y los bienes de sus familiares a los policías judiciales que se dedicaban a la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado en general, en una ciudad tan desagradecida como es Ceuta, que muchas veces tiene más consideración con los traidores, políticos corruptos y demás gentuza, que con los propios policías que se juegan la vida para poner a disposición de la justicia a delincuentes de la peor calaña.