Del blues del Guadalquivir al blues del Mississippi

Llegó, vio y venció. Fue Raimundo Amador (Sevilla, 1959), quien nos deleitó con sus blues y rock and roll la noche-madrugada del 3 de Agosto, durante las Fiestas Patronales de Ceuta.

Un Raimundo de 56 años que ya se considera mayor y no quiere llegar a la edad que llegó su amigo, el grandísimo bluesman norteamericano B.B.King, quien falleció no hace mucho, a sus casi 90 años (quería seguir tocando cuando saliera del hospital).
Llegó, vio y venció. La gente nos entregamos rápido a la música de Raimundo. Acompañado de percusión (gitano como él), dos guitarras y un batería, Raimundo Amador empezó a desgranar sus múltiples temas que sonaban a  blues del Mississippi, siendo gitano como es, en su aspecto y en sus costumbres.
 Yo recordaba al grandísimo Paco de Lucía ( “especial” por ser de Algeciras) y su guitarra o sus guitarras. Fue excepcionalmente un genio. Considerado como el mejor guitarrista del mundo, una escucha a Raimundo Amador, y no pongo en duda la valía de aquél. Son estilos diferentes. Paco  era un clásico (al principio), un perfeccionista, porque después hizo incursiones en el jazz y en la “música clásica”. No recuerdo haber visto a estos dos músicos tocar juntos, pero a buen seguro habría sido algo superior , lleno de energía y “buen rollo”.
Volviendo a Amador, gitano de pro, pelo rizado recogido, gafas que le daban un aire intelectual, perilla, pantalón vaquero, camiseta negra y blusa roja, así como tenis blancos. Sus movimientos lo decian todo. Se inclinaba una y otra vez, se ponía incluso de rodillas para ofrcernos sus profundos rasgueos de guitarra; pegaba saltos (y decía que ya era mayor). Iba y venía, no paraba de moverse, se acercaba al batería, tocaba la guitarra al compás de éste, después lo hacía con el pecursionista, y luego con un guitarra y el otro. Éstas sonaban fuerte y con desgarro de blues  y rock. Era una mezcla explosiva que nos atrapaba a todos. Si la guitarra (que no era su famosa Gerundina) de Raimundo Amador sonaba a vida, los otros instrumentos hacían lo propio, ofreciéndonos sus protagonistas una interpretación impresionante. A veces, por no decir siempre, el equipo que acompañaba al artista en cuestión, se encargaron de hacer del“espectáculo algo más fuerte e inusual.
 Aunque a Raimundo Amador casi como no le hace falta compañía. Él solo con su guitarra (durante años fue la citada Gerundina), lo hace todo: del blues del Guadalquivir al blues del Mississippi. Se hace curioso e incluso inaudito, ver y escuchar a un gitano de pura cepa, tocando el blues con tanta rotundidad y profundidad, que te da la impresión de estar en Nueva Orleans. Ya sabemos que Raimundo con su guitarra Gerundina tocó en varias ocasiones en el Festival de Jazz de San Sebastián y de Vitoria junto al grande, el espectacular, el hasta hace poco Rey del blues, el músico negro norteamericano B.B.King, que siempre iba acompañado de su novia, su guitarra Lucille.
Raimundo no hablaba inglés, ni B.B.King lo hacía en castellano, pero entre ellos había muy buena química, y sus guitarras al unísono, sonaban a gloria. La única y auténtica  comunicación que había entre ellos era la música. Fueron grandes amigos. Hoy Raimundo lo echa de menos. Podía ser su padre, dada la edad. Un amigo me ha comentdo, que en cierta ocasión y en un documental en televisión, vio cómo B.B.King le entregaba a Raimundo unos dólares para sus nietos. Entrañable gesto.
 Amador siguió con blues y rock y por supuesto con flamenquito; a fin de cuentas, música sin fronteras, unión, fusión deestilos, traspaso de fronteras, amor a los sentimientos por encima de todo. La gente le íbamos pidiendo algunos temas y él iba complaciendo. De vez en cuando cantaba “algo”, aunque a decir verdad, voz no tiene para el cante, pero con su voz profunda y gitana lo intentaba. “¡Ay qué gustito pa mis orejas!” y alguna que otra canción vocalizada, así como el famoso Boyeré que todos íbamos coreando y bailando.
 El concierto dio de sí más de lo esperas (normal). El cantante volvió a salir a eswcena para deleitarnos con un par de temas más, entre ellos Pata palo, pirata malo, que había marcado parte de su época de antaño, cuando también cantaba con Kiko Veneno. Un rato antes de terminar la actuación, no pude reprimir mi intención de pedirle que tocara algo de B.B.King. Entonces, al escucharme dijo: “Ahora mismo recordaremos a B.B.King”. Al menos para mí, fue muy emotivo. Yo, al músico norteamericano lo vi acuar en directo en la Plaza de toros de Granada, una cálida tarde de primavera . Me pareció  ungenio de la música. Iba acompañado de un elenco de músicos, que hizo del concierto algo espectacular. Ya por aquella época Amador y King actuaban a veces juntos. En el concierto de Granada iba acompañado de una excelente banda, todos negros, y la típica cantante negra, gorda, y con una zoz sorprendente. Raimundo Amador también tocó un tema del desaparecido Jimmy Hendriz, músico norteamericano, guitarrista, muerto precipitadamente a causa de las drogas. Se hizo famoso por romper guitarras en plena actuación. Pero también fue un genio de este instumento. Hay una conseguida escultura de él en el Museo de cera de Nueva York.
 Del blues del Guadalquivir al blues del Mississippi, una manera de viajar de un lugar a otro a través de la música, sin distinción de raza, etnia, color de piel, nacionalidad… La música como algo eterno y universal…
La presentadora Susana de T.V.de Ceuta me entrevistó minutos antes de la actuacón de Raimundo Amador,con lo cual se pudo dar cuenta de mi identificación con la música y con el bluesman Raimundo Amador, sobre todo cuando tocaba con el señor King.