En defensa de Extremadura

No es la primera vez que, modestamente, salgo en defensa de Extremadura y los extremeños, frente a algunos catalanes separatistas, de esos que enfervorecidos vociferan en el mismo templo de la soberanía española que “les importan un comino España y su gobernabilidad”. Pero lo que les aseguro que sí les importa mucho es seguir cobrando de España. ¿Se dan cuenta de lo tiernos y reverenciales que se ponen adorando su sacrosanta “soberanía”, sin tenerla, y el poco escrúpulo que luego sienten hacia “la pela”, tan española?.

Me refiero sólo a los catalanes secesionistas; porque, como siempre digo, me conforta saber que hay muchos más catalanes que, sin dejar de ser muy amantes de su Cataluña querida, al igual que también yo lo soy de mi amada Extremadura, luego son gente “normal” y de bien, que se sienten a la vez como lo que son: españoles, leales y solidarios con España. Y eso, es lo más natural. Lo que no puede ser, es que los separatistas se “fabriquen” toda una historia ficticia y un mundo supremacista aparte, creando problemas por ellos inventados, como que Cataluña es una nación “soberana” que por fuerza tiene que ser independiente, sin haber jamás pasado de ser un mero condado, para que luego tengamos los demás que resolverles su caprichito de romper España, “sí o sí”, arrogándose toda la representación de Cataluña, cuando obtuvieron en los últimos comicios sólo el 47 % del censo electoral, mientras desprecian al 53 % restante no separatista, a los que quieren enmudecer para decidir ellos solos por todos los españoles y obligarnos a hacer lo que les dé su real gana.

Retuercen la verdad y ponen a Cataluña y a España al revés para, encima, hacerse pasar por víctimas propiciatorias de una falsa represión que dicen sufrir, pese a ser ellos los que se saltan sistemáticamente todas las instituciones, las leyes, las sentencias y pasan el rodillo para triturar descaradamente a quienes no sean de su “pensamiento único”; incendian calles, cortan tráficos y forman violentas barricadas, para luego presentarse ante el mundo como los mansos y los “pacíficos” a los que dicen que no les dejamos votar, que es precisamente lo que ellos hacen con el resto de españoles; vendiéndole al mundo que somos los peores bichos de la tierra, mientras ellos se tienen por unos “buenazos” , puros y limpios sin mancha. Vean las “perlas” con las que nos insultan, ofenden, mancillan y marginan a Extremadura y los extremeños.

Ya en su día, un tal Joan Puig, ex diputado de Ezquerra Republicana de Cataluña, el muy ineducado, se permitió aseverar públicamente que los extremeños somos unos “malnacidos que no agradecemos a Cataluña el dinero que nos da”. Y otro de su misma cuerda, concejal catalán de Alternativa Baix Gai, Lluis Suñé, también por entonces se le ocurrió la “genial” idea de atentar contra la dignidad de los extremeños recomendando que “cada catalán apadrinara a un niño extremeño por mil euros al mes para así acabar con la pobreza y suciedad de los niños extremeños”.

A otro catalán, “pesetero” de mucho cuidado, Andreu Mas-Colell, catedrático de Economía y ex Consejero de Hacienda de la Generalidad de Cataluña, no se le ocurrió otra idea más feliz que la de declarar a “Catalunya Radio” que había que paralizar el proyecto de llevar el AVE a Extremadura, porque, con ese dinero ya presupuestado, podrían ellos resolver el problema de deuda y déficit de Cataluña, dedicándolo a cumplir con el objetivo de equilibrio presupuestario, dado que tal medida - decía- “apenas tendría repercusión en los extremeños”.

“Lo que no puede ser, es que los separatistas se 'fabriquen' toda una historia ficticia”

Claro, así, con razón todavía los trenes extremeños se averían casi a diario de viejos y obsoletos que son; y los aviones apenas pueden despegar del aeropuerto de Badajoz por no estar dotados de aparatos antiniebla eficientes. Mientras tanto, la alcaldesa de Barcelona, muy ufana ella, se jacta de poder prescindir del puente aéreo Barcelona-Madrid, porque con tanto AVE como ya tienen en Cataluña, el tráfico aéreo les sobra; sin ni siquiera haberse parado a pensar en que, si llegara a prohibirse, tal medida chocaría frontalmente con la normativa reguladora de la materia en la Unión Europea.

Así, tenemos la siguiente paradoja: mientras un consejero catalán se ingenia tal sistema de “ingeniería presupuestaria”, intentando desviar el dinero a Cataluña que antes estaba destinado a Extremadura, pues resulta que luego los extremeños seguimos tardando hasta 8 horas en llegar de Badajoz a Madrid con los trenes “tartanas” de “alta velocidad”… (digo: de “alta indignidad”), que tanto chirrían y que casi a diario se averían, pese a que hace más de 20 años que llevan prometiéndonos el AVE. Claro, con esa forma de apropiarse de lo ajeno, la dama-alcaldesa de Barcelona se permitir rehusar y prescindir del puente aéreo Barcelona-Madrid, mientras los extremeños seguimos marginados, obligándonos a pordiosear lo que tanto necesitamos y en derecho y en justicia nos corresponde. Tanta abundancia, también les permite desviar el dinero destinado a hospitales, educación, dependencia, etc. para preparar un golpe de Estado con el dinero del propio Estado y por quienes en Cataluña representan al mismo Estado, como el juicio del “procés” probó y condenó.

¿Y saben lo soberanistas catalanes por qué Extremadura no sale de su nivel de pobreza?. Pues debido al total abandono y el sempiterno olvido que el noble, pacífico, honrado y trabajador pueblo extremeño siempre ha sufrido; porque jamás hemos dado el más mínimo problema a España. Precisamente, por no ser conflictivos, ni violentos, ni golpistas, en la década de 1950-1960 nos dejamos desmantelar y expoliar industrias, valiosísimas fuentes de energía y ahorros, para que un catalán, quizá no separatista, pero más listo que el hambre, Laureano López Rodó, entonces ministro de Industria, se lo llevara todo a los Polos de Desarrollo de Cataluña y País Vasco, so pretexto de que el tejido industrial español debía estar más próximo a Europa. Ejemplo: las fábricas de hilaturas que por entonces tenía Mérida, fueron todas trasvasadas a Cataluña.

Otras veces, en su lucha sin cuartel por “desplumar” a España, también los extremistas catalanes han arremetido contra los sufridos trabajadores del campo apuntados al paro en Extremadura y Andalucía, por cobrar el antiguo PER, culpándoles de comprarse un coche con el dinero del desempleo o de estar en los bares siendo unos vagos a costa del dinero que Cataluña tributa. Y la ex Consejera de Cataluña, Dolors Bassa, también arremetió contra Ceuta responsabilizándola de que “la presencia de menores (MENA) en Barcelona se debe a que llegan a Cataluña desde Ceuta y Andalucía, donde -dijo- “las instituciones miran para otro lado”. ¿Estaría ya pensando entonces la señora Bassa en que, más tarde o temprano, ella y sus compañeros, por “mirar” sólo para ellos, irían a parar al llamado “Gran Hotel” de Lledoners, a purgar hasta 12 años de prisión, aunque siendo objeto de trato de favor, a modo de como si estuvieran en un hotel de cinco estrellas, por malversación caudales públicos?.

¿Y conocen el último agravio, o atropello, cometido por los secesionistas catalanes contra Extremadura?. Allá por 1983, viticultores extremeños de Almendralejo decidieron producir cava en su fértil comarca de Tierra de Barro. Pero Cataluña se opuso presionando para que no se les permitiera plantar viñedos. Tuvieron que recurrir contra tan injusta medida al Tribunal Supremo, que en 1987 les dio la razón. Comenzaron a sembrar para producir cava y, con su abnegado trabajo, esfuerzo y sacrificio, consiguieron un cava de tan excelente calidad que los entendidos dicen supera al catalán, multiplicando cada año las ventas hasta agotar todas las existencias.

Pero se han vuelto a topar con el poderoso Consejo Regulador de la Denominación de Origen Cava, que está dominado hasta por diez Vocales catalanes y, según los medios, no deja de presionar al Ministerio de Agricultura para que no autorice más plantaciones extremeñas; lo que es tildado por los productores de Almendralejo como “golpe dado a la región”. En toda España hay sembradas 36.100 hectáreas: 29.000 están en Cataluña, sólo 1.365 en Extremadura y el resto en otras regiones. La producción extremeña de cava apenas alcanza el 2 % de la nacional.

Según los medios, lo que se pretende es paralizar la producción extremeña, persiguiendo el objetivo de cambiar la denominación de origen para que el cava catalán aparezca con otro nombre rimbombante que lo diferencie como el auténtico cava de las más puras esencias y, a la vez, paralizar la producción en Almendralejo. Efectivamente, mediante Real Decreto 536/2019, de 20 de septiembre, se dispone la prohibición durante “tres años” de sembrar viñedos extremeños, porque así lo ha propuesto dicho Consejo Regulador con sede en Villafranca del Penedès (Barcelona) que, al parecer, trata de marginar el cava extremeño, que quedaría como un mero sucedáneo. Y, digo yo: ¿en qué economía de libre mercado, como es la europea, se limita tan drásticamente la producción para favorecer a unos y marginar a otros?

A todo esto, escribo el mismo día que toma posesión el nuevo Gobierno, al que los separatistas ya le exigen que el Erario Público les entregue este año otros 10.257 millones (2.218 más que el año pasado), aparte de la escandalosa deuda de más de otros 60.000 que Cataluña debe al FLA y que ha amenazado con que “podrían no pagarla”. Paralelamente, en Extremadura se acaba de anunciar que ha perdido 41.546 habitantes de esos de la España “vaciada”, que ahora llaman. Y menos mal que de tanto vérseles el “plumero”, de momento, han dejado, de gritar el “España nos roba”. ¿Porque, quién roba a quién?.

A veces también me pregunto, ¿por qué siendo Extremadura una región tan alejada de Cataluña y también tan marginada y tan maltratada por las injusticias sociales, los independentistas catalanes la tienen cogida tan entre ojos?. Pues sepan los extremistas catalanes que Extremadura y los extremeños hasta dieron universalidad a España en América. Y si por algo se han caracterizado siempre ha sido por ser gente trabajadora, leal y pacífica, que nunca han dado el menor problema a España, porque, a base de tanto haber sido discriminados y maltratados socialmente, los extremeños ya se resignan y ni reclaman ni protestan. En el siglo XVIII lo denunciaba en una décima el cura poeta de Saraicejo, Gregorio de Salas: “Espíritu desunido guía a los extremeños. Nunca toman partido, cada cual en sí metido, pese a ser hombres de razón, de vivo ingenio y agudeza (…), siendo tenidos como los indios de la nación”.

Lo mismo aseveró el 27-04-1791 otro insigne poeta extremeño de Mérida, Juan Meléndez Valdés, en su discurso ante la antigua Real Audiencia extremeña: “…Extremadura ha sido una región tan ilustre y rica como olvidada (…). Todo está en ella por crear y se confía hoy a nosotros, sin población, sin agricultura, sin caminos, ni industria, ni comercio; todo pide, todo solicita y demanda, la más sabia atención y una mano reparadora y atinada para nacer a su impulso sobre principios sólidos y ciertos, que perpetúen por siempre la felicidad de sus hijos, y con ella nuestra honrosa memoria…”.

Más de 700.000 extremeños se vieron obligados a emigrar hace 50 años. Extremadura fue una de las regiones que más contribuyó al logro del llamado “milagro económico” catalán, al que aportó mano de obra barata de su gente trabajadora y honrada. Para que ahora aquellos extremeños que entonces sacrificaron sus energías y su juventud por Cataluña, los soberanistas quieran hacerlos extranjeros en la tierra para la que tanto trabajaron, en busca de un horizonte de vida más prometedor, que en Extremadura no encontraron, porque la mayor parte de la riqueza extremeña fue trasvasada a tierras catalanas.

Si continúan los separatistas catalanes arremetiendo contra Extremadura y los extremeños, vamos a tener que invocar a Lope de Vega en su célebre soneto que ahora trataré de adaptar para el caso que nos ocupa, que comenzaría algo así como: ¿Qué tenemos los extremeños, Cataluña, que tanto nuestra enemistad procuras?/ ¿Qué maléfico interés por nosotros tanto os guía?/¿Por qué nos deseáis a porfía tanta desventura? He dicho.