Los decomisos masivos de mercancía en el lado marroquí tienen una consecuencia directa entre los
porteadores que consiguen entrar en Ceuta, superando el ya de por sí férreo control aplicado en
el Tarajal. En la tarde de este miércoles el miedo a perder lo poco que se había adquirido ha llevado a la opción más extrema, plantarse en la rotonda o en sus inmediaciones confiando en que los turnos cambiaran y los aduaneros se relajaran en sus estrictas medidas. En el tubo ha habido retenciones de personas, bloqueos de aquellos que no podían continuar su camino debido a esa labor de retirada de toda clase de productos que desde hace meses se ha convertido en una norma en el vecino país. La
Guardia Civil no ha tenido importantes dificultades porque es bastante menor el número de camalos que logra entrar como para provocar avalanchas.
En la
explanada de embolsamiento han sentido este bloqueo al arrastrar más de tres horas de espera, con residentes de Ceuta mezclados con porteadores que intentan sacar la mercancía en huecos usando vehículos que no estén fichados. Incongruentemente muchos de esos coches patera están bajo control de los propios aduaneros que ejercen controles extremos en Bab Sebta. A pie de frontera pocos cambios, tampoco declaraciones sobre
los propósitos anunciados desde Rabat de buscar salidas laborales a las porteadores y alimentar un centro libre de comercio en la zona norte, lo que supone el fin del tráfico de mercancías mantenido durante tantos años con Ceuta y visualizado en el cierre del paso Tarajal II que no funciona desde hace tres meses y que tan solo ha tenido un par de años de operatividad. La Delegación del Gobierno sigue sin comparecer para ofrecer alguna versión sobre lo que está pasando. Las quejas de los empresarios han caído en saco roto y las peticiones de una acción urgente para reaccionar ante esta situación tampoco han sido atendidas.