Agentes de radiopatrullas vehículos zeta del Cuerpo Nacional de Policía, agentes forestales y el coordinador forestal de Obimasa unieron sus fuerzas para recuperar un buitre leonado que, exhausto, había llegado hasta el término Calamocarro-Benzú. Esta es una de esas historias en las que la suma de las fuerzas del hombre consigue un bien para un animal que, asustado, tan sólo busca recuperar su libertad perdida. Hoy, este buitre leonado ya la tiene, después de que, tras permanecer casi 24 horas en Obimasa, ayer mismo se le echara a volar.
Pero era el punto y final de esta historia que comenzó en la tarde del martes. Una llamada de un ciudadano al 112 alertó de la presencia de un buitre, al parecer herido, en la carretera. La Policía Nacional fue la primera en recibir el aviso, acudiendo hasta la zona agentes de radiopatrullas. El animal, desorientado y exhausto, se había refugiado en unas zarzas después de que, en plena migración, hubiera caído al mar.
Entre agentes forestales, el coordinador Carmelo Navarro y agentes de la Policía Nacional se hicieron con el buitre, una vez que éste salió hacia la carretera. Más de uno se llevó a su casa las ‘heridas de guerra’ que dejó el ave, asustado, en el momento de su recuperación.
En Obimasa se pudo comprobar que no estaba herido sino más bien derrotado y desorientado tras haber perdido un trayecto que, en esta época del año, siguen miles de aves y que encuentran en Ceuta un lugar de paso. Ayer mismo, tras ser recuperado en las instalaciones que tiene Obimasa, fue puesto en libertad dejando la historia del martes como una mera anécdota en su periplo.
No es la primera vez que trabajadores de Obimasa se hacen cargo de ejemplares como el de este buitre cuyas alas, extendidas, pueden alcanzar una longitud de hasta 2 metros y que para cogerlos hace falta buenas dosis de pericia, control y paciencia. Hace un par de años, voluntarios de Cruz Roja consiguieron rescatar otro ejemplar de buitre que se estaba ahogando en la playa del Chorrillo.