La denominada Marcha por la Dignidad logró reunir ayer a cientos de personas con un único propósito: recordar a las víctimas del 6-F. Con salida en el CETI y punto de llegada en la playa del Tarajal, se había previsto una manifestación con la que se quería recordar lo ocurrido, mostrar el pesar por el fallecimiento de 15 personas y proponer políticas alternativas con las que se aminoren este tipo de tragedias.
Muchas de las personas que se sumaron a este acto de protesta estuvieron allí, en la playa del Tarajal, para unirse a esa causa, para mostrar su pena por unas muertes trágicas que a todos han dolido. Porque ese sentimiento, el del dolor, es de todos a pesar de que haya quienes quieran adueñárselo, convirtiendo actos de este tipo en una guerra de ‘estás conmigo o estás con los malos’, y no es así, no debe ser así. Las muertes trágicas nunca deben utilizarse para provocar enfrentamientos ni para sesgar los mensajes. Y ayer tristemente, aunque había muchísima gente con buena voluntad, se metió la pata en la emisión de algunos términos que no son nada justos, sencillamente porque no casan con la realidad de los hechos. Se habló de asesinatos. Por tanto, si hubo asesinatos también hubo asesinos. ¿Saben quiénes emiten este tipo de proclamas en qué consiste un asesinato, han acudido al Código Penal para entender claramente el sentir de dicha acusación? Y no vale eso de que se habló genéricamente. Ayer, en un encuentro en el que se pedía justicia, en el que se reclamaba la dignidad de los fallecidos se cometió el mismo error que se critica porque se arrebató de cuajo la dignidad que también tiene una Guardia Civil que está viéndose sometida a una campaña injusta. Debe haber una investigación hasta el final sobre el 6-F, se debe dejar trabajar para que finalice una instrucción judicial adecuada, se tendrá que concluir de la forma más adecuada que pasó aquella madrugada para poder hablar de responsabilidades. Cualquier persona con corazón quiere esto. También lo quiere la Guardia Civil. Lo fácil es buscar el impacto, el sensacionalismo que muchos quieren escuchar. Pero eso no es buscar justicia, ni recordar con dignidad a los fallecidos. Eso es otra cosa.