De las trincheras a la colaboración

A lo largo de casi una década de actividad, nuestra asociación ha pasado por distintas fases en sus relaciones con las administraciones. Al principio, como suele ser habitual en cualquier entidad que surge con ganas de ejercer la crítica social, fuimos ninguneados. Ante los ojos de los responsables políticos eramos simplemente transparentes. Quizás albergaban la esperanza de que nuestra asociación fuera una de tantas que nacen, y antes de consolidarse, desaparecen sin dejar el más mínimo rastro. Cuando empezaron a apreciar que habíamos llegado para quedarnos empezó la fase del descrédito, la difamación y el intento de desunir el núcleo duro de la organización. Pero, no lo consiguieron, todo lo contrario, nuestra reclamaciones fueron cada vez más constantes y el tono de nuestros escritos también se elevó en nuestra ácida crítica por la lamentable situación del patrimonio cultural y natural de Ceuta.
En estos primeros tiempos los contactos personales con los titulares de las consejerías implicadas en los asuntos relacionados con el medioambiente y el patrimonio fueron prácticamente inexistentes. Vivíamos momentos de estar atrincherados en nuestras respectivas posiciones y la tensión era innegable. No mucho mejores fueron, en algunas ocasiones, las relaciones con los representantes de la administración central. Para la historia de los despropósitos políticos quedará aquella célebre frase pronunciada, en una actitud prepotente, por el entonces jefe del gabinete de la Delegación del Gobierno, el Sr. Palomares, respecto a las obras de regeneración de la playa de la Ribera y las denuncias de Septem Nostra sobre esta lamentable actuación en el litoral. Ese “no vamos a tolerar ningún tipo de intromisión en la acción del gobierno”, ponía a las claras el talante que suele imperar en las administraciones cuando algunos ciudadanos, merecedores de este calificativo, se atreven a inmiscuirse en los asuntos que los políticos creen les pertenecen en exclusiva, desde posiciones totalitarias incompatibles con un estado democrático. Menos mal que por aquel entonces, se encontraba al frente del Ministerio de Medio Ambiente, Cristina Narbona, que reconoció públicamente nuestra labor.  
La normalización de las relaciones con la Consejería de Medio Ambiente empezó durante los últimos años de la anterior legislatura, ocupando esta área del gobierno autonómico la Sra. Carolina Pérez. Fruto de estos contactos conseguimos el adecentamiento del pudridero de animales marinos y la puesta en marcha de la Agenda 21 Local de Ceuta. En este periodo las reuniones con la Consejera de Medio Ambiente fueron frecuentes y el clima de entendimiento era notorio. Aún así mantuvimos nuestra actitud crítica ante los problemas medioambientales, sin que por ello las relaciones entre ambas partes se resintieran.
Ya en esta legislatura, con la Sra. Yolanda Bel como consejera de Medio Ambiente, las relaciones institucionales entre nuestra asociación y la Consejería han pasado por muchos altibajos. Los comienzos fueron muy esperanzadores, encontrándonos con una plena disposición al diálogo y la colaboración, que se materializó en la firma de un convenio para sufragar los gastos del proyecto de investigación de las poblaciones de cetáceos y tortugas marinas. Por primera vez, la consejería de Medio Ambiente estaba decidida a aportar fondos para el mantenimiento del cementerio de animales marinos, aunque los problemas burocráticos a punto estuvieron de agotar nuestra paciencia ante el retraso de la firma de un convenio de poca entidad.
Tras celebrarse la primera reunión, pasó mucho tiempo hasta que pudimos volver a vernos la cara, debido a las múltiples responsabilidades de la consejería de Medio Ambiente, que siempre lo hemos dicho le ha impedido centrarse en la gestión de uno de los departamentos más complejos del gobierno de la Ciudad. Afortunadamente, siempre hemos podido contar con una vía abierta de comunicación a través de la Viceconsejera de Calidad Ambiental la Sra. Celinia de Miguel, cuya amabilidad y buen talante ha sido clave para impedir que las relaciones llegaran a romperse del todo. Sobre todo, en aquellos momentos más críticos que siguieron  a la emisión del programa emitido por televisión española sobre la gestión de los residuos en Ceuta o a las declaraciones algo airadas de la Consejera como respuesta a algunas de nuestras denuncias públicas.   
Coincidiendo, una vez más, con el fin de una legislatura, -queremos pensar que sin ningún tipo de motivación electoralista-, las relaciones entre Septem Nostra y la Consejería de Medio Ambiente pasan por un buen momento. En apenas una semana hemos compartido dos veces mesa sobre el atril de la sala de prensa del Palacio de la Asamblea. La primera vez para presentar el primer número de la revista “Al Idrissia Marina”, y la segunda para dar a conocer el inicio de los trabajos para la redacción del plan de acción de la Agenda 21 Local de Ceuta. Desde luego, estamos muy contentos ante ambas noticias, y especialmente nos satisface que sean la prueba de unas relaciones cordiales entre nuestra asociación y la Consejería de Medio Ambiente. Por este camino pensamos que podremos avanzar más rápidamente en la superación de los importantes retos ambientales a los que se enfrenta nuestra ciudad.
Nuestra intención no es alcanzar el poder, sino influir en él. Nunca hemos considerado a las autoridades como nuestros adversarios, aunque en sentido inverso no estamos tan seguros. Asimismo, nuestra apuesta ha sido por la corresponsabilidad, la lealtad y la honestidad en las relaciones que mantenemos con las administraciones, sin renunciar a la crítica con la intención de construir y no para destruir. Una crítica que no siempre es bien encajada y que nos obliga a mantener los pertrechos a mano por si acaso nos vemos obligados a volver de nuevo a las trincheras.