De la honradez a la ley

La propuesta llevada ayer a Pleno por el PSOE para la puesta en marcha de un Código de Buena Conducta de la clase política llevó a un enfrentamiento con el PP en el que asomaron términos como la honradez, la transparencia o los bemoles que tienen unos y otros para ser más puros que nadie. Les diré, de entrada, que todos son unos mentirosos además de hipócritas. Sí, como lo leen. Son tan soberbios que siguen con su insultante juego de mofarse del ciudadano al que consideran tonto. Creen que sacándose de la manga leyes de transparencia los unos, o códigos de buenas conductas los otros, el ciudadano mancillado, estafado, atrapado en el círculo vicioso de verse sometido para no perder el puesto de trabajo (ya ni podemos protestar porque nos empitonan) va a creer en todas esas baratas excusas.
La clase política se ha creado esas normas transparantes o esos códigos de buenas conductas para tapar sus propias vergüenzas, presentándose ante el ciudadano como la mosquita muerta. No pretenden nada más que aparentar una faceta en la que no creen, ya que ellos son los primeros en tapar a los piratas que se esconden detrás de sus siglas. Luego, cuando se ven arrinconados ante el poder judicial, cuando es evidente que el colega es un chorizo que trincó por sinvergüenza no porque se equivocara de cajón, salen con historias de este tipo: medidas transparentes, cambios, nuevas leyes además de romances y sermones cargados de muchísima moralidad interesada.
La honestidad de un político no se demuestra sacándose de la manga propuestas que solo sirven para engañarse a sí mismos y, de paso, reírse del ciudadano, como sucede con la ley de transparencia. Si un representante del pueblo quiere demostrar su honradez debe dar ejemplo, y eso solo se consigue actuando con un criterio fundamentado en valores y no en opciones interesadas. Hay que ‘colocar’ al que vale, no al amigacho; hay que ser igual de pulcro con el dinero de todos que se es con el de uno mismo; no hay que utilizar los cargos políticos tanto de Gobierno como de oposición para sacar provechos personales como se está haciendo (y de todo tipo); no hay que convertir en un cortijo algo tan sagrado como un Ayuntamiento permitiendo un saqueo consentido. ¿Leyes de transparencia, buenas conductas? Sean únicamente políticos, pero con mayúsculas. No hace falta inventar nada, solo serlo de verdad.