Hablaba la portavoz del gobierno de nuestra ciudad de que se había sentido insultada por la formación a la que pertenezco y que por ese motivo había decidido no contestarnos más, lo que resulta, cuanto menos, extraño, en una persona que lleva tanto tiempo en política no saber diferenciar ni distinguir entre insultos y expresiones políticas utilizadas dentro del marco democrático. Me pregunto cómo calificaría la señora portavoz a un partido político que hubiera escrito un comunicado por medio de toda su maquinaria a través de su gabinete de comunicación, diciendo de ella que era necia, que se parece a un animal, que es estúpida o imbécil, o que era una sinvergüenza redomada…en ese caso, sí que estaría de acuerdo con ella en la baja calidad humana de quien se atreva a soltar tales insultos contra cualquier persona y no me temblaría el pulso ni la voz para criticarlo…. Pero más bien, fue a la inversa, y fue el gabinete del Partido Popular el que utilizó todos esos calificativos contra la que escribe, pequeña escritora según ellos, simplemente, por expresar mi opinión en este medio de comunicación. Cierto es, que esto provocó una reacción que imagino no se esperaría el lumbreras que escribió el comunicado, y, es que, muchísimas personas, compañeros y miembros del equipo de gobierno me llamaron para mostrarme su solidaridad, aunque en petit comité.
A la población no le gusta que sus representantes políticos se insulten, precisamente, porque son sus representantes, pero también comprenden que hay ciertos límites entre los que se permite la crítica sarcástica a las diferentes ideas políticas, eso es la democracia.
Insulto, apreciados lectores, es que me llamen extraña en mi propia casa, que es lo que los miembros del gobierno del PP y los representantes del PSOE local han hecho con respecto a todas las personas ceutíes que hablamos, además de nuestro idioma oficial, el árabe. No se dejen engañar por los predicadores de la demagogia, no pretendemos la cooficialidad del árabe, simplemente, que se tenga en cuenta y que se proteja como riqueza cultural de nuestra ciudad.
Insulto, es que tengamos que sufrir la tremenda subida impositiva a la que nos ha llevado el gobierno del señor Vivas y sus “brillantes” consejeros.
Insulto, es que tengamos un gobierno cuyos miembros se han visto y se ven envueltos e imputados en procesos judiciales.
Insulto, es que tengamos las más elevadas tasas de paro y de fracaso escolar sin que se haga nada por remediarlo.
Insulto, definitivamente, es que se crea que la ciudadanía es tonta y manipulable al antojo del gobernante y de su sonrisa, porque tarde o temprano, se pasa factura por ello.