Opinión

De estafeta a bazar mal gestionado

Va uno a una estafeta. Ya quedan pocas, hay colas a casi todas horas porque nunca hubo tantos empleados sentados como puestos se crearon, fue sólo cuestión de imagen y los que hay, en general atienden mal y a disgusto; pero mientras tanto, el cliente puede entretenerse y mirar el escaparate y quizás hacer una compra de esas llamadas compulsivas en línea de caja, que de eso saben las grandes superficies. Un bolígrafo, un libro de cocina, un cuento infantil, un usb con forma de muñeco-amarillo mignon me dicen que se llama, un juego de mesa, un pin para la nevera... cada vez es más bazar y menos estafeta.

Uno, lo que desea es poder mandar una carta, certificada o no, pero del Servicio Postal Universal, ese que decidió el Estado conceder a Correos y Telégrafos S.A. con lógica porque ya estaba la infraestructura y los funcionarios ahí, pero que a la larga ha degenerado en lo que tenemos ahora por falta absoluta del control y de sanciones del ministerio correspondiente y porqué no decirlo también, por falta de reclamaciones escritas de los usuarios. Claro que para recibir una respuesta absurda como “que para algunas de nuestras modalidades de envío, no se establece plazo de entrega comprometido” cuando se hace una reclamación porque una carta certificada normalizada tarda 12 días hábiles (20 naturales) en llegar cuando en la web aparece de 1 a 4 días hábiles, no me extraña la falta de voluntad de reclamar.

Señores directivos de Correos, son Uds impresentables, además de iletrados porque no saben lo que significa compromiso ni moral ni técnicamente en la era de internet, y para colmo no se atienen a la legalidad porque el Reglamento de prestación de servicios postales sí les obliga a resarcir al usuario por un mal servicio. Claro que de hacerlo, en el último año igual hubieran dado pérdidas vistos los despropósitos

Hoy, “lo más” es utilizar grandes plataformas de venta “on-line” (que yo también sé inglés) con entrega en 24-48 horas. Pero ¿A costa de quién? Y lean que digo de quien y no de qué. Porque en un principio, se apañaba la cosa del reparto de paquetones, paquetes y paquetitos con furgonetas de autónomos mal pagados. Después, empezaron a surgir, en las grandes ciudades los que yo llamo “autónomos-mula”, con todos mis respetos a los autónomos sufridores y a las mulas también, que tuvieron sus siglos de gloria. La descripción de este pobre trabajador es un chaval joven que invierte en una especie de gran cesto-mochila muy ligero donde lleva los paquetes; suele ir en bici, pero hay muchos que van andando también y reparten.

Cuando la cosa se hace tan masiva que la plataforma es ya la “convenience store” de este siglo en la que uno compra hasta unos bolígrafos para que se los traigan a casa, bueno, mejor a la oficina que en casa no hay nadie, pues este tipo de autónomos igual no es rentable, ni lo suficientemente eficiente a ojos de los gigantes y entonces ¡HELO AQUÍ! Correos y esa gran plataforma firman en marzo de 2019 un acuerdo de tres años con el objetivo de que los clientes que ésta tiene en España reciban un servicio de paquetería aún más rápido y fiable. Sí, sí, han leído bien, por Correos más rápido y fiable.

A ver y los pobres usuarios del prioritario Servicio Postal Universal ¿Cuándo nos van a repartir a nosotros? Sepan que tienen reparto prioritario de lo proveniente de la plataforma y como no hay personal suficiente, que esa es otra que pagamos siempre los usuarios de cualquier servicio, pues las cartas normales y certificadas ya se repartirán. De hecho, según el día, a veces ni meten las cartas en la saca porque saben que no les va a dar tiempo. Hasta tal punto llega la desfachatez que mienten. En las certificadas, hay carteros que escriben ausente cuando ni siquiera se pasaron por el domicilio y por lo tanto no le dejaron el papelito amarillo (que sí tiene fecha de ese día). Unos días después, ya corriendo el plazo de recogida en estafeta, se pasa y lo deja en el buzón y Ud corra a buscar la carta.

Además, si Uds ven la televisión en abierto, habrán oído que ahora van a ayudar a los emprendedores de los pueblos a vender fruta y verdura y lo publicitan como “yo me quedo”.

Yo sí que me quedo, pero atónito con la poca vergüenza exhibida, no sólo por una empresa como Correos que tiene una misión de servicio público como es el Servicio Postal Universal que no cumple ni de lejos, si no además por los organismos supervisores que a sabiendas no hacen absolutamente nada. Los sindicatos dirán que el problema es la falta de personal. No señores, el problema es que priman sus beneficios como Sociedad Anónima al compromiso de servicio público que tienen y a eso hay que añadirle el “menefreguismo”. No busquen en la RAE, aún no la ha barajado como palabra del año, pero de seguir así todo, no tardará mucho.

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