Algo está cambiando en la jardinería de la ciudad y no sólo por una ordenada y bonita replantación navideña, pues también hemos observado una poda general de palmeras, nuevas especies ornamentales, mejora y limpieza de praderas así como colocación de tutores en los recién trasplantados arbolitos, labor que desde hace un tiempo se realiza como norma y que era infrecuente hasta ahora, basta con ver la cantidad de inclinados que de ellos hay por doquier… ¡Si es que tenía que haber elecciones cada dos años!
Falta por solucionar el problema del riego y digo problema porque lo es para el transeúnte. A diario se ve La Marina encharcada y regueros de agua desde Plaza de los Reyes al mercado, así como en la zona del Hércules; con las losas que nuestros ilustres urbanistas colocaron es una invitación permanente al accidente. Regar a mano es difícil de ver ya en otros lugares y hacerlo desde el puesto de conductor ni te cuento. Creo que los tiestos mejor repartidos y los árboles (los adecuados) son mejor solución que tener paseos atiborrados de grandes maceteros que ni pegan ni falta que hacen, como los cuatro de pasaje Mina, por ejemplo.
Por cierto, ya están los naranjos cargaditos de su fruto y no se debería esperar a que se caigan por maduración o arrancarlos al tirón, pues tanto la presencia de naranjas como el deterioro de las ramas inciden en la inhibición de la floración para el año siguiente y ya llevamos varios años con un descenso notable de azahar. Así que cuando empiece la caída debería ser el momento de plantearse el inicio de la recogida. Y ya que no son recomendables para su consumo por la polución urbana no sería mala idea aprovecharlas para abono.
Pues lo dicho, buena labor la de los jardineros y sus ayudantes que hacen que nuestra ciudad esté más bonita y acogedora.