Categorías: Opinión

Cuidado que viene el Partido Popular

Los humanos han ido evolucionando a lo largo de siglos y hemos experimentando cambios sustanciales. Si comparáramos al hombre de Cromañón con los humanos actuales encontraríamos muchas diferencias físicas e  intelectuales. Sin embargo, toda la evolución no ha sido física, también y muy importante ha sido la transformación de los humanos en ciudadanos dotados de derechos y obligaciones.
Sería imposible concebir que los humanos actuales comenzáramos a evolucionar en sentido contrario y, que dentro de miles de años, nuestros descendientes comenzaran a caminar como nuestros queridos antepasados, los ciudadanos se convirtieran en esclavos y, con ello, la vuelta del derecho de pernada, la abolición del derecho a la libertad de expresión, reunión y asociación.
Los guardias civiles nos incorporamos tarde al juego democrático gracias a la falta de madurez y valentía de nuestros políticos, pero también, por la cobardía y el miedo a la libertad de los guardias civiles y sus familias. Lo cierto es que mientras los ciudadanos disfrutaban de libertades y democracia, a los guardias civiles y sus familias se nos sustraían esos derechos. Sin disfrute del descanso semanal, con largas jornadas de trabajo, siendo los policías peor pagados del país... Vivíamos inmersos en un estado endogámico, donde mandos con la complicidad de la clase política privaban de derechos fundamentales a miles de guardias civiles y sus familias.
Esa ausencia de derechos nos aupaba a la cabeza de suicidios consumados, de suicidios frustrados, bajas psicológicas y sanciones disciplinarias. En definitiva, miles de guardias civiles eran privados de libertad por sanciones administrativas y miles de guardias civiles destrozaban su vida familiar y profesional porque no resistían esas carencias de derechos fundamentales.
Han pasado muchos años y gracias a la valentía de miles de guardias civiles y sus familias hemos conseguido conquistar unos derechos que nos eran sustraídos por los que tenían la obligación moral y ética de haber removido los obstáculos que nos impedían ser ciudadanos de pleno. La Constitución Española habla precisamente de eso: “los poderes públicos removerán los obstáculos”. Cierto es que en estos últimos años hemos conseguido avanzar en derechos y, por lo tanto, los guardias civiles y sus familias se han incorporado someramente a la democracia.
En definitiva, hoy los guardias civiles disfrutamos de un régimen disciplinario más garantista y de una Ley de Derechos y Deberes que avalan, entre otros, el derecho de asociación, expresión, reunión y manifestación. Todos han sido conquistados por los guardias civiles en la calle y en los tribunales de justicia que nos han dado la razón para que disfrutemos libremente de ellos. Desgraciadamente todavía se sanciona a los representantes de esta asociación por expresar libremente sus pensamientos, pero estamos convencidos de que venceremos esta limitación en los tribunales.
Nunca pensamos que la clase política española -derecha, centro o izquierda- fuera capaz de intentar volver al pasado más nefasto de la historia reciente de los guardias civiles y, por lo tanto, de los policías españoles. Sin embargo, la lectura de la PROPOSICIÓN NO DE LEY DEL PARTIDO POPULAR, me ha provocado una sensación de ansiedad democrática, de rechazo e indignación. Esta proposición del Partido Popular es un intento de hurtar los derechos fundamentales como el de manifestación reconocida en la Ley de Derechos y Deberes de los Guardias Civiles aprovechando el debate de la Ley de Derechos y deberes de Las Fuerzas Armadas. Una proposición vil y canalla que trata de silenciar a los guardias civiles despojándolos de derechos, trasladarnos al Paleolítico y convertir a los guardias civiles en parias de la democracia.
Creía que era imposible concebir la evolución en sentido contrario, pero el Partido Popular está dispuesto a cargarse la teoría de la evolución y retomar las largas correrías de tricornio y capa y de guardias civiles sin derechos. Sin embargo no se han parado a pensar que no vamos a consentir esa vuelta al pasado y nos organizaremos para informar y despertar las conciencias democráticas de los ciudadanos y organizar la mayor concentración que jamás ha conocido nuestro país. Somos capaces y lo hemos demostrado.
Las asociaciones de guardias civiles nos hemos dirigido de forma urgente a los grupos parlamentarios para denunciar esta maniobra y pedirles que sea desestimada en trámite parlamentario. Esperamos que reine la cordura democrática. Nosotros por si acaso comenzamos a prepararnos para la lucha en defensa de nuestros derechos fundamentales. Los nuestros y los de nuestras familias.

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