Opinión

Cuento chino: Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos

Marvel apuesta este año por convertir a un personaje de cómic bastante atípico en una de sus apuestas para el curso cinematográfico. Y en buena medida logra convertir a un personaje bastante residual como Shang-Chi, claro espejo con el Bruce Lee de su época, personaje mitad chino, mitad estadounidense, que hace del kung-fu y las armas místicas su estilo propio, batiburrillo que se refleja en la cinta que estos días tenemos en los cines.

Porque en realidad, se nota más la esencia de Disney que de Marvel en la producción, y desde luego tiene más aroma a Mulan (la “nueva”, la de personajes de carne y hueso), o si me apuran a Star Wars (con la trama del protagonista contra “darth papi”), que a una de superhéroes, universo del que se aleja casi por completo si exceptuamos un cameo del final y la mención de Iron-Man y sus andanzas contra El Mandarín…

Como no podía ser de otra forma, la cinta cuenta como principal fortaleza con unos efectos portentosos que hacen que el bichorrio se meta por los ojos del respetable, además de lo espectacular del tema de los anillos y las grandes coreografías a lo Jackie Chan de las escenas de tortas. En su primera media hora, el metraje, más terrenal, tiene más gancho que cuando la cosa se pone trascendental, contra la máxima que suele afirmar que los comienzos de un personaje nuevo, cuando hay que contar sus orígenes, se hacen durillos. En este caso cuando se toma demasiado en serio es cuando se hace bola, desembocando en una trama que para lo que es, se podría haber contado recortándole media hora.

Al mencionar anteriormente al personaje de Iron-Man se me viene a la cabeza con algo de mala baba que si comparamos a los protagonistas, al lado del Tony Stark de Robert Downey Jr., este Shang-Chi tiene el carisma de una multa de tráfico. Aún así oigo y leo muchas alabanzas a esta propuesta con las que estoy sólo de acuerdo en el hecho de que Marvel saca petróleo de un personaje que no parecía tener cabida en esta fase 4, pero apostillo que sin duda se le debe exigir algo más al coloso del entretenimiento audiovisual monopolizado con puño de hierro.

La mayor virtud de este Shang-Chi es desmarcarse de lo ya más que visto en la factoría marvelita, nos llega a convencer en su primer tercio que se trata de algo distinto, pero conforme va adentrándose en materia nos damos cuenta de que distinto de Marvel sí que es, pero porque es puro Disney en su vertiente menos superheróica. Peleas bien hilvanadas, efectos de primer nivel, historia pueril y algún que otro momento hilarante. Si se conforman, denle una oportunidad que no les defraudará…

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