Opinión

Cuentas de Cataluña y efectos del ‘Procés’

El separatismo catalán ha creado una alarmante situación económica y social en Cataluña. En 378 años han declarado ya cinco veces su independencia de España: en 1641, 1873, 1931, 1934 y 2017. Últimamente han celebrado dos “referéndums”, que ellos llaman sin serlos: el 9-11-2014 y el 1-10-2017. Ambos prohibidos, ilegales y declarados inconstitucionales. No conformes todavía, exigen ahora otro más ilegal, según prometieron en el juicio ante el Tribunal Supremo: “volveremos a hacerlo”. ¿Por qué tanto empeño en votar lo que es inconstitucional, si en democracia eso es lo más antidemocrático, y en ningún otro país se lo permitirían?. Más parece que los 378 años los llevan viviendo del cuento y de las cuentas separatistas, cada día retando y desafiando al Gobierno, al Estado, a la Justicia y a la democracia. Y, hombre, ya vale.

Pues, de todos esos polvos separatistas, llegan ya al pueblo catalán los dañinos lodos de la grave situación a la que han llevado Cataluña. Por eso, hoy intentaré demostrar dos cosas con números y euros, como hice cuando las célebres “balanzas fiscales”: que Cataluña es la región más financiada por el Estado. Y el enorme perjuicio y terrible mal que le están haciendo a esos otros catalanes de bien, honrados trabajadores y empresarios emprendedores, a los que cada día es más difícil poder sacar adelante su hogar, su empresa y su familia sin vivir de la falacia del “procès”. Lo hago, para que resplandezca la verdad en bien de Cataluña y su pueblo trabajador, porque creo que hay mucha gente de buena fe engañada por quienes tienen el separatismo como su “modus vivendi” a costa de la gente que de verdad trabaja.

Tomo como referencia 2017, año de la ilegal declaración de independencia, hasta el actual 2019. Y comparo a Cataluña con Madrid por ser las dos Autonomías con más parecido peso económico, basándome en datos estadísticos oficiales. Y, hasta octubre de 2017 (“1-O”), Cataluña siempre fue el motor económico de España. Con la profesionalidad y dinamismo empresarial, con la ingente aportación de dinero público del Estado, y con la gran contribución de los trabajadores catalanes y cientos de miles de emigrantes llegados de otros lugares, entre todos, hicieron posible en la década de los años 1950-1970 el llamado “milagro económico de Cataluña”.

Pongo como ejemplo a mi pueblo: Mirandilla, que siempre tuvo honestos y afamados trabajadores. En 1950 tenía 2.650 habitantes. Ahora tendrá unos 1.480. En dicha década, la gran mayoría de ellos se marcharon a Cataluña y País Vasco, buscando los puestos de trabajo entonces creados en los Polos de Desarrollo por el ministro catalán Laureano López Rodó, a los que fueron traspasados empresas de hilaturas, industrias, fábricas y capitales, antes radicados en Mérida y otros lugares de Extremadura y resto de España, para aproximarlos hacia la exportación a Europa.

Pero el 27-12-2017 los separatistas catalanes declararon por quinta vez su independencia de España, aunque provisionalmente la dejaron suspendida porque, claro, el mes siguiente tenían que pagar pensiones, desempleo, funcionarios, educación, sanidad seguridad social, carreteras, vías férreas, mantenimiento de instituciones etc, sin contar ya con los millones del Estado y estando comidos de deudas, hasta el punto de que las agencias de calificación tenían (y siguen teniendo) catalogada su ingente deuda como “bono basura”. ¿De dónde sacaban el dinero?. Por eso la aplazaron. Desobedecieron de forma contumaz la Constitución, las leyes, su Estatuto autonómico, al Gobierno, a los Tribunales de Justicia, y pretendieron romper España a toda costa, a sabiendas de que después irían los vascos y otros.

La inmediata reacción fue la gran desbandada de empresas, las más importantes y emblemáticas, que trasladaron su domicilio desde Cataluña a Madrid y otras provincias, produciendo gran impacto económico, no sólo en el tejido empresarial, sino también en el industrial, comercial, productivo, social y laboral. En 2018, siguieron marchándose otras 2.812 empresas. Sumadas todas desde 2017 totalizan a la fecha que escribo, unas 5.500 sociedades, más las que continúen marchándose. Eso, aunque no se quiere ver, supone la ruina de Cataluña a corto plazo. , que por sí solo debería hacerles recapacitar, porque produjo la salida de Cataluña de unos 15.000 millones de euros, de ellos, 12.000 millones a Madrid. Y lo peor, es que como dicen que “lo seguirán haciendo”, se ha vuelto a disparar el riesgo, y las empresas fugadas no sólo no regresan, sino que impide crear allí muchas nuevas.

Hasta el “1-O”, Cataluña era el motor económico de España. Figuraba a la cabeza del Producto Interior Bruto (“PIB”). Pero en 2018 fue superada por Madrid. La previsión para 2019 es de un crecimiento del PIB del 2,8 % Madrid y sólo del 2,2 % Cataluña. En 2017, había recibido “inversiones extranjeras” por valor de 8.296 millones de euros, que en 2018 cayeron drásticamente a 5.071,1 millones. En toda España esas inversiones crecieron al 71 %, mientras en Cataluña descendieron al 63 %, con caída del 12 %, pese a que la renta “per cápita” nacional media entregada por el Estado a las Autonomías fue de 2.041 euros, recibiendo Cataluña: 2.204 euros. Madrid: sólo 1.969.

“Consumo” y “demanda interior”: De octubre de 2017 a febrero de 2018, meses posteriores al golpe, se hundieron hasta el nivel más bajo en Cataluña. Los “depósitos” en entidades bancarias, alcanzaban en septiembre de 2017 (anterior al “1-O)”, la cifra de 184.734 millones de euros. En 2018 descendieron a 164.738 millones. El “crédito”, desde los 232.378 millones en 2017, Cataluña cayó a 208.104 millones. “Turismo”: En 2018 visitaron España 82,77 millones de turistas, con incremento nacional del 8,7 %. Tras el intentado golpe, el número de visitantes en Cataluña descendió en 185.000, desplomándose allí los ingresos autonómicos. En “renta per cápita”, siempre fue Cataluña por delante de Madrid hasta 2017 que la Madrid la adelantó, con 34.916 euros anuales por persona. Cataluña se quedó en 30.269 euros anuales.

Cataluña tiene serios problemas de “tesorería y financiación”, por estar siendo víctima de su propia asfixia económica; pero no por falta de financiación estatal como falazmente los secesionistas pregonan (acaba de aseverarlo el Instituto de Estudios Económicos), sino por la pésima gestión que sus dirigentes han hecho de las generosas cantidades recibidas del Estado, cuya financiación está por encima de todas las demás Autonomías (excepto Andalucíaón, por su enorme extensión y mayor densidad poblacional), en muchos casos incluso siendo las demás discriminadas en favor de Cataluña, porque la Generalidad no crea riqueza, dedicándose más a promover e impulsar el “procès”. En esta legislatura, su Parlament está cerrado por peleas partidistas entre los propios separatistas y para silenciar a la oposición. No se han aprobado los Presupuestos, ni leyes ordinarias. Malgastan y dilapidan gran parte del dinero recibido del Estado, destinándolo a inventarse ilegales “embajadas” y otros organismo inconstitucionales, sólo para presumir en el exterior de tener estructuras de estado, teniendo tales “embajadas” como portavocías del separatismo.

El prófugo Puigdemont va por Europa echando pestes de España, para lavar su imagen de huido de la Justicia, presentándola como país antidemocrático e incompatible con la Unión Europea. Pero la Unión Europea parece haberlo desenmascarado incluso negándole la entrada en sus instituciones, al darse cuenta del daño que está haciendo a Cataluña, a España y a la propia UE, con sus peligrosas actividades separatistas y antidemocráticas como prófugo de la Justicia. Según los medios, el 29-06-2019, el Presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, se interesó por el fuego de Tarragona. Torra, lo llamó para agradecérselo y tratando de desviar la conversación hacia los que llaman sus “presos políticos”. Pero Tajani lo cortó tajantemente, diciéndole: “Respete la democracia”.

El mismo Torra dice que es president de Cataluña en nombre de Puigdemont. Es decir, su “marioneta”. ¡Qué indignidad!. Va cada dos por tres con su séquito separatista a Waterloo a adular y rendir pleitesía a un fugado de la Justicia, que parece ser que desde el extranjero dirige Cataluña. ¡Qué vergüenza!. Y van con pompa, boato y chirimía, presumiendo de república, nación y estado, que jamás fueron. ¿Quién paga todos esos millonarios gastos?. A la par, en Cataluña se cierran albergues, comedores sociales, hospitales, se restringen servicios esenciales, y cada vez hay más personas en exclusión social severa.

Cataluña es la región más favorecida por el Estado. Lo acredito: De 2009 a 2018 el Estado le entregó por el Sistema de Financiación Autonómica 164.000 millones de euros, un 18,28 % del total para las Autonomías; mientras Madrid, que es la Comunidad que más contribuye al Estado, recibió 42.445 millones menos. Del Fondo de Liquidez Autonómica, a Cataluña concedió 54.898 millones, que en 2019 ya supera los 70.000 millones; a Madrid, sólo 1.846. Para pagar deuda a proveedores, a Cataluña: 6.556 millones, el 21,48 % del total; a Madrid, sólo 1.347. Para deuda regional cubierta por el Tesoro, a Cataluña: 78,28 %; a Madrid: el 9,75 %.

Los separatistas, antes del “referéndum” del “1-O”, prometieron a los catalanes: Que “vivirían en una patria de libertad con la nación ya liberada; nuestros empresarios verán que sus beneficios serán incrementados, nuestros trabajadores serán los que más cobren de Europa, la tasa de paro se reducirá un 27 %, y nuestros consumidores verán que sus beneficios y poder adquisitivo crecerán un 70 %”. Pero en los primeros meses de 2019, las empresas catalanas son las que más declaraciones de insolvencia y concursos de acreedores se han visto obligadas a soportar: 504 hasta mayo pasado, el 27,6 % del total nacional que fueron 1.826 procesos. Y Cataluña durante el “procès” ha dejado de crear 30.000 empleos.

¿Cuáles son los motivos?. Una ineficiente e irresponsable gestión, algaradas callejeras, barricadas, cortes de carreteras y vías férreas, inseguridad jurídica, división de la sociedad catalana, ruptura de la convivencia social, familiar, supremacista y descarada política lingüística que ha obligado a marcharse de Cataluña personas y empresas sancionadas ilegalmente por rotular en castellano el logotipo comercial, amenazas y discriminación a empresas no alineadas con el “procés”. Cataluña padece la mayor presión fiscal de España, con 13 impuestos autonómicos y los mayores recargos en los tramos de los estatales cedidos (IRPF, Patrimonio, Sucesiones y Donaciones, Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados e Impuesto sobre Hidrocarburos). Y, ojo, que Puigdemot anunció la implantación para junio pasado del primer impuesto de la “república catalana en el exilio”, para seguir manteniendo su status de “turista europeo de oro”.

La gestión y el gasto público no se han orientado a crear riqueza, sino a crear independencia, propaganda separatista, impulso del “procés”, incertidumbre política y jurídica de un gobierno que, estando obligado a cumplir y hacer cumplir el ordenamiento jurídico español, se salta las leyes, desobedece a los Tribunales de Justicia, divide a la sociedad; temor fundado de que una hipotética independencia implicaría la salida, “ipso facto”, de la Unión Europea, en cuyo caso Cataluña perdería 48 millones de consumidores españoles, más otros 500 millones de europeos; sectarismo discriminatorio contra constitucionalistas, teniéndolos por los “malos”, mientras los soberanistas son los “buenos”. El peor insulto en Cataluña es llamarle a alguien “español”. Torra nos llamó a todos por escrito: “bestias taradas”, y otras animaladas. ¿Cómo una persona así puede representar a Cataluña?.

Recientemente, el belga Didien Legae, número uno en relaciones públicas de Europa, aseveró: “España está lastrando su imagen en el exterior. El independentismo destroza la marca con mensajes negativos que vierte sobre España basados en mentiras”. El 27-06-2019, mientras Torra y su Govern dieron otro plantón al rey, los empresarios se reunían con él pidiéndole ayuda para mejorar el deterioro de la imagen de Cataluña. Y Cataluña no está en quiebra gracias a la “malvada España”, que tanto dicen les roba, expolia y reprime. Les avala y cubre hasta el 78,28 % de toda su deuda, siendo la Autonomía que más se ha endeudado con 78.506 millones de euros. Mientras los catalanes se empobrecen cada día más. Y esta es la radiografía en miniatura de la honda repercusión que en Cataluña está teniendo el su sacrosanto y próspero “procès” que tanto les enternece. Los catalanes tienen derecho a conocerla.

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