860 ciudadanos, entre españoles y residentes en España que llevan casi tres meses ‘atrapados’ en Marruecos, viajan este jueves por la tarde desde Tánger-Med a Málaga en el cuarto barco operado por la compañía Balèaria y organizado por la Embajada española en Rabat.
En el buque, que ha salido de Tánger aproximadamente a las 14.30 horas (horario marroquí) y que tiene previsto llegar a Málaga sobre las 20.00 horas, viajan unos 850 pasajeros y 320 vehículos, según fuentes diplomáticas.
Se trata del cuarto barco de repatriación que sale desde Tánger para traer de regreso a España tanto a ciudadanos españoles como a marroquíes residentes en nuestro país, que se han desplazado con sus coches o a pie a primera hora de esta mañana.
Al igual que en los tres anteriores, el pasado 22 y 28 de mayo y 3 de junio, en los accesos se han formados colas kilométricas desde bien temprano en el acceso al puerto de Tánger. No obstante, en su mayoría iban provistos de mascarilla y tanto a lo que viajan con vehículos como a los peatones les han tomado la temperatura y les han hecho rellenar un formulario sobre su estado de salud.
Una de los que “por fin” ha podido subir al ferri de este jueves es Jhizlane Karrad, una marroquí de 28 años residente en Alicante desde hace cuatro años. El pasado 26 de febrero viajó junto a su hijo de 1 año y ocho meses para ver a su familia “por una semana y me he quedado atrapada casi cuatro meses con mi niño pequeño”.
En Alicante la espera su marido, al que ya le ha llamado para decirle que está dentro del barco “solo esperando a que zarpe ya”. “He estado en casa de mi familia, pero echo mucho de menos mi casa y mi marido y mi niño tenía muchos controles del pediatra y vacunas que no se ha podido poner”, comentó nerviosa, aunque “muy contenta” de poder volver a España.
Después de rellenar los formularios para el avión del pasado 7 de mayo y para los tres barcos anteriores, “por fin” a principios de esta semana la llamaron para confirmarle que tenía billete en el ferri de este jueves. “Vuelvo con un chico amigo de mi familia que tiene coche y me apunté con él”, concluyó.
Otro de los que regresa en este barco es Bassou Oulaasri, un joven de 24 años nacido en Marruecos, pero residente en Gerona desde hace nueve. Aunque se siente “afortunado” por estar ya dentro del ferri, ha criticado el precio de los billetes y la organización que se ha llevado para este viaje.
Viajó a Marruecos el 7 de marzo solo en avión para ver a sus padres que viven en el país vecino. El pasado lunes por la tarde le llamaron a él y a su amigo con el que se apuntó ya que este sí que viajó en coche. En total han pagado “casi 400 euros”, aunque ambos sienten “una alegría grande porque por fin puedo volver después que llevaba tres meses esperando que abran las fronteras”.
A Adil es otro de los que no llamaron para los barcos de repatriación anteriores, pero sí para el de este jueves. Pero la historia de este español es distinta. Llegó a Marruecos por necesidad. “Estuve en Arabia Saudita por trabajo y al cancelar todas las líneas de vuelo entre Arabia y Europa tenía como única vía hacer escala en Marruecos y luego coger otro vuelo de Casablanca a Madrid. Cosa que no ha podido ser porque al llegar a Marruecos decidieron cerrar todas las fronteras. Así que me trasladé de Casablanca hasta Tetuán por si abrían las fronteras de Ceuta”, ha relatado.
Ahora mismo está en el barco “esperando a que salga”. “Este miércoles mismo por la mañana me llamaron. Al final ha sido un alivio. Tenía que conseguir la hoja de desplazamiento y todo pero al final lo he conseguido. Me siento muy afortunado porque conozco otra gente que nos le han llamado y no saben hasta cuándo van a seguir así”, ha explicado.
No obstante, cuenta que se están respetando las distancias de seguridad y que, aunque lleva desde las 9.30 horas en el puerto de Tánger, “la organización está siendo muy buena”. “Dentro del barco hay gel desinfectante e insisten en llevar la mascarilla también y a la gente que se la quita de vez en cuando les obligan a ponérsela”, ha asegurado.
A Gislane Jounnadi también le han llamado. “Viajé el 9 de marzo en avión con vuelta el 16, pero al cerrar la frontera nos dejaron aquí atascados y no nos dieron solución ninguna. Vinieron mis padres también y y nos quedamos en casa de mis tíos, que menos mal nos la prestaron. Vine para arreglar los papeles y organizar mi boda. Me casaba en agosto y al final con todo esto no voy a poder”, ha explicado la segoviana de 25 años.
El lunes sus padres y ella recibieron la llamada que llevaban tanto tiempo esperando. “Una alegría impresionante como cuando un niño se cae y le das una piruleta para que se calle. No lo puedo explicar, pero es que toda mi vida está en España”, ha continuado. Vuelven los tres juntos, aunque como no tienen coche deberán pasar la noche en Málaga y espera hasta mañana para poder coger un tren hasta su casa en Segovia.
Gislane no olvida los tres meses “que hemos estado luchando para poder volver”, por eso junto a un grupo de “conocidos ya” se han puesto unas camisetas en recuerdo de los que todavía “no han tenido la misma suerte”.
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