Ceuta sigue confinada en su casa por la pandemia del
coronavirus. Y FaroTV sale a la calle para ver cómo se vive la cuarentena en el campo exterior de Ceuta. Hadú, Zurrón, Bermudo Soriano y Mixto. Lunes Santo muy atípico con las calles medio vacías y sin ánimo de fiesta. Estamos en plena Semana Santa, aunque no lo parezca. Tenemos por delante los días del mayor confinamiento de toda nuestra historia. Días de encierro seas ateo, creyente o agnóstico. Rumbo a Hadú, en el autobús, los pasajeros mantenían la distancia de seguridad. Aunque no todos iban lo suficientemente protegidos.
La primera parada de FaroTV: Hadú, el mercado que nunca se había visto tan triste y solitario. Solamente trabajan los que comercian con alimentación: frutería, pescadería, carnicería… En general, los vendedores se sinceran sobre cómo llevan sus negocios. La dueña de una pollería, el del puesto de precocinados y pescados, una frutera... casi todos coinciden en que los vecinos están concienciados con la distancia de seguridad.
En la farmacia Puya, como en todas las de la ciudad, persiste el desabastecimiento de las mascarillas, guantes y geles antisépticos para evitar el contagio de coronavirus. Aunque en la farmacia de Hadú, protegen a sus trabajadores y clientes con una mampara sobre el mostrador, líneas rojas para mantener la distancia de seguridad e infinidad de carteles informativos. Hadú presenta un aspecto propio. Sigue habiendo movimiento por las zonas más comerciales pero, entre calles, la situación es muy tranquila: ventanas cerradas, silencio sepulcral y gatos solitarios.
En definitiva, 23 días de confinamiento y seguimos sin acostumbrarnos. La panadería sigue con el ritmo frenético de siempre, aunque los panaderos dicen estar desubicados por los horarios tan cambiantes que lleva su público. José Marfil nos explica que “hay gente que compra pan para muchos días y entonces es un descontrol, porque unos días nos sobra pan y otros nos falta”, asegura.
En la barriada de Bermudo Soriano continúa la estampa de ventanas cerradas, un ambiente solitario y perros curiosos asomados en las ventanas pidiendo calle. Sin embargo, dentro de las casas hay vida y mucha solidaridad. Nueve vecinas de la barriada han tomado la iniciativa de coser gorros y mascarillas para los ceutíes que lo necesiten.
Juana María, una vecina, participa en tejer gorros y muestra las mascarillas que ya ha terminado y que están listas para repartirlas. Las vecinas Adelina y María del Carmen, la presidenta de la barriada, pasan su tiempo tejiendo para los demás.
Paseando por Zurrón los comercios están cerrados y las calles solemnes. Los balcones aportan alegría y ánimo con carteles esperanzadores. Luisa Botella, una vecina de Zurrón, cuenta a FaroTV lo bien que está de cuarentena. El tiempo lo mata limpiando y está aprovechando al máximo de su nieto de cinco años. Desde la calle hablamos con Nayat una transfronteriza que se quedó atrapada en Ceuta. Con un rostro poco esperanzado y una mirada muy triste cuenta que todavía “no ve el momento de volver a su casa con lo suyos”.
Camino a la barriada del Mixto, la Policía despliega un control para controlar que los vecinos cumplen con el confinamiento. En general, el ambiente está caldeado. Algunos comerciantes cuentan asustados que muchos vecinos no son conscientes de la gravedad de la pandemia y salen por cosas insignificantes. Una comerciante de toda la vida de la barriada del Mixto no hace conscientes por su situación desde que se decretó el estado de alarma. Leonor cuenta, con lágrimas en los ojos, que la gente va a comprar “solo un chicle y no se lo vendo”. Sin embargo, la alegría no se pierde. Dos amigas vecinas de la barriada pillan al cámara del FaroTV y cuentan cómo les sienta el confinamiento. El Mercado del Mixto es un mercado fantasma. No hay ni un puesto abierto, nadie abre. Ha pasado de ser uno de los lugares más transitados a convertirse en un páramo deshabitado.
Sin duda, esto lo paramos todos pero en casa. Cumpliendo como ciudadanos. Queda un día menos para abrazarnos. Sé responsable.