Categorías: Tribunales y justicia

Cuando ‘manda’ la obsesión

La noche del 4 de marzo de 2014 fue una noche marcada por los errores. Pasó lo que nunca debió suceder y terminó con un joven ingresado en el Hospital con heridas de bala y un sargento de la Legión entregándose en la Guardia Civil después de haberlas causado haciendo uso de un arma que tenía en su poder.

Esa noche además hubo mucho sufrimiento, el mismo que ayer se extrapoló a la Sala de la Sección VI de la Audiencia, ante cuyo tribunal se sentó Pablo M.G.P., para responder de un delito de homicidio por el que la Fiscalía le pide en su escrito de calificación inicial hasta 7 años de prisión, elevados a 18 en el caso de la Acusación Particular.
El acusado estuvo arropado durante toda la sesión de juicio oral por una veintena de compañeros legionarios que quisieron asistir como público, dando una visión a la sala muy distinta a la que habitualmente se suele tener.
Pablo M.G.P. recordó solo parte de lo que ocurrió aquella noche, cómo condujo su vehículo hasta el Polígono Virgen de África en donde terminó disparando a David R.G., por aquel entonces pareja de su exnovia. "Creo que le disparé en dos o tres ocasiones", confesó. No supo especificar cuántos disparos efectuó, ni si siguió haciéndolo mientras la víctima escapaba, ni tampoco si tuvo que montar su arma en más de una ocasión... Solo que pensaba que lo había matado y que terminó entregándose en la Comandancia de la Guardia Civil en donde depositaría la pistola usada.
El acusado se mostró arrepentido en todo momento. De hecho durante su estancia en prisión (lleva privado de libertad desde la fecha de los hechos) escribió varias cartas dirigidas a la víctima. "Estoy profundamente arrepentido de lo que hice, mis compañeros saben como soy, no sé cómo pasó aquello... Ojalá pudiera arreglar todo el daño que le hice a él y a su familia", dijo en relación a la víctima. "Esa noche me convertí en lo que no soy", confesó.
¿Cómo una persona con un comportamiento normal, con una trayectoria militar ejemplar y sin antecedentes delictivos llegó a incurrir en este delito? Encontrar la respuesta a este interrogante es, sin duda, una de las claves de este juicio. El propio acusado no supo siquiera definir la razón de ese comportamiento. Pero quien sí ayudó a, cuando menos, centrar en algo esta historia fue la doctora Julia Cano Valero, prestigiosa psiquiatra forense y que ha estudiado al detalle la personalidad del acusado desde el principio para, así, intentar dar con la explicación más adecuada.
Así, Cano Valero dibujó al procesado como un hombre que supo superar una infancia muy complicada y sufrida, superándose así mismo enfocando su vida en el ámbito castrense en donde forjó una carrera más que meritoria. La psiquiatra, cuyo testimonio había sido solicitado por la Defensa, desechó la idea de que el acusado fuera un psicópata o alguien agresivo, encuadrando más su perfil en el de una persona con mucha ansiedad y atrapado en una maraña de emociones que lo llevó a una situación de absoluta confusión.
La noche del crimen "todo se vino abajo", siendo preso de un "estado emocional pasional tan intenso que terminó ofuscando la razón", aclaró. ¿Esto que causó? Que el acusado perdiera el control, impidiera la reflexión sobre lo que iba a hacer y sus consecuencias, hasta que su voluntad quedó completamente anulada, adoptando un comportamiento autómata marcado por una obsesión.
Esa noche Pablo M.G.P. actuó dominado por ese estado pasional que terminó en un episodio final de reflexión: el del momento en el que se dio cuenta de lo que había hecho y, arrepentido, necesitó llamar a los que eran sus referentes morales, a saber, un hermano y su mando directo en La Legión. Hubo un compendio de datos que se confabularon aquella noche para que el acusado actuara como actuó, pero también un arrepentimiento inmediato.
¿Era consciente de lo que hacía?, ¿pudo de hecho haber planificado los disparos contra la persona que se encontraba con su expareja en un ataque pasional? La psiquiatra forense fue determinante. Y lo fue al considerar que el acusado no estaba lúcido esa noche, ya que ni en sus pensamientos más íntimos hubiera decidido actuar de esa manera, pero fue preso de un estado pasional intenso que ofuscó su voluntad. Un estado que se traduciría en el hecho de que siendo un militar experimentado y entrenado perfectamente para disparar no hubiera matado a la víctima al posicionarse a no más de dos metros de él, cuando había sido adiestrado para disparar a más de 35 con éxito. La psiquiatra forense dejó claro que si en su ánimo hubiera estado el de matar lo hubiera hecho, pero que la forma torpe en la que actuó le llevó a obrar de esa forma, descartando la existencia de un plan preconcebido para atentar contra su 'competidor'.
La expareja del acusado, visiblemente afectada, declaró que ese día Pablo M.G.P. estaba muy nervioso, que incluso le había llamado en varias ocasiones por teléfono pero que nunca le quiso decir ni dónde estaba ni con quién. Fue ella la que se interpuso entre acusado y víctima cuando el primero comenzó a disparar y la que le chilló para que cesara en su actitud y se marchara del lugar. Todo ello en una escena que definió como "surrealista" y que nunca hubiera llegado a imaginar, que de hecho ni creía era real. Declaró además que su expareja nunca había sido una persona tan agresiva como el que vio aquella noche.
La víctima, que aún no se ha rehabilitado del todo de las lesiones sufridas, recibió disparos en el abdomen, brazo, hombro y escroto. Tras los primeros disparos salió huyendo para refugiarse entre los vehículos, alcanzando a tocar algunos timbres de portales para pedir auxilio antes de desplomarse. Declaró que, previo a los hechos, recibió mensajes por teléfono del acusado en los que le decía que le iba a matar, pero que nunca los denunció porque pensó que no tenían fundamento para ejecutarse. Fueron salteados, "dos o tres", y enviados mucho antes de lo ocurrido. Apuntó a que el acusado estaba "obsesionado" con su expareja y que de esta forma su relación no terminaba de llegar a buen puerto.
Los agentes de la Guardia Civil que se encontraban esa noche de servicio en la Comandancia recordaron como nota destacada que cuando el acusado se entregó estaba muy nervioso y que pensaba que los disparos que había efectuado eran mortales.
La declaración del mando del acusado sirvió para hacerse una imagen de cómo era antes de lo ocurrido. Lo definió como "entregado, trabajador y muy buen subordinado". Un experto en el manejo de las armas además de "tirador experimentado", con "precisión". Conocedor de la formación adecuada como para saber defenderse con todo tipo de medios, perfectamente entrenado. Nunca tuvo problemas con los compañeros, ni expedientes disciplinarios abiertos; de hecho antes de producirse este crimen y tras su participación en unas jornadas militares en la península recibió una felicitación expresa de los mandos. Alguna pieza se descuadró aquella noche para que su comportamiento llegara a este extremo.
Las testificales de los forenses sirvieron para dar la gravedad necesaria a las heridas sufridas por la víctima; las más relevantes en el estómago que pudieron causar su muerte de no recibir una asistencia urgente al sufrir varias perforaciones.
El tribunal de la Audiencia decidía suspender el juicio en torno a las 15.00 horas después de que el Ministerio Fiscal pidiera otro informe del médico forense, de corte psiquiátrico, para conocer las capacidades volitivas que tenía el acusado en el momento del crimen. Las partes no se opusieron así que la semana próxima el acusado será evaluado para terminar el juicio en otra segunda sesión.

Qué ocurrió esa madrugada
1 Disparos. El acusado, un sargento de La Legión, terminó sacando un arma que tenía para efectuar varios disparos contra un joven, que en ese momento salía con su expareja y madre de su hija. Le causó heridas de importancia, sobre todo las que se produjeron en la zona del estómago.
2 Entrega. Tras abandonar el lugar, el acusado se presentó en la Comandancia de la Guardia Civil para entregarse, llevando consigo el arma que había utilizado. Antes llamó a un hermano y a su mando.
3 La causa. Fiscalía ha pedido que se aporte un informe forense sobre el estado psiquiátrico del acusado, para detallar en qué condiciones podía encontrarse en el momento en que se produjo el crimen. Esta petición se hizo después de que prestara declaración la prestigiosa forense Julia Cano sobre el perfil del procesado.

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