Cuando a los pacientes se les acaba la paciencia en el Tarajal

“El Príncipe está olvidado”, asegura una mujer que esperaba ayer el autobús en frente del Centro de Salud de Tarajal. Iba empujando el carrito con su bebé y acompañada de una mujer, de avanzada edad y enferma.

Acababan de salir de la consulta con su médico y sentadas en el quitamiedos de la carretera esperaban la llegada del autobús. Acudir al médico no es de agrado para nadie si se está enfermo, pero cuando no hay más remedio aseguran que se ven obligadas a salir de sus hogares únicamente para pedir cita con su médico. La cita previa por teléfono no “funciona”.  “Si tienes suerte y te cogen el teléfono, te pasan con una centralita y a esperar. Es más rápido, por decir algo, venir aquí”, asegura una de ellas.
Todas las mañanas la cola de espera para pedir cita previa es larga. Si la consulta es con el pediatra, éste te atiende en el mismo día, si es con el médico de familia la cita puede demorarse uno o dos días. “Está la cosa como para una urgencia”, lamenta la señora de más edad.
Pero no es el único problema que afecta a este ambulatorio. Su situación, en medio de una cuesta y en una carretera de sólo dos carriles, ocasiona numerosos problemas de tráfico que no solamente suponen un peligro para los conductores sino también para los peatones.
A lo largo de la fachada del ambulatorio luce una línea amarilla que prohíbe el aparcamiento, pero en la zona no existe ningún espacio habilitado a modo de aparcamiento para los usuarios. Por ello, los coches aparcan a ambos lados del vial reduciendo el espacio de la calzada, de doble sentido, por el que, además, tiene que circular el autobús.

Parada de bus sin marquesina
Los únicos aparcamientos habilitados como tal, son para los trabajadores del ambulatorio. Ellos tienen, al menos, esta opción después de haber sufrido numerosos robos y agresiones con piedras. Una trabajadora llegó ayer al centro de salud, tras aparcar su vehículo, y aseguró a El Faro que la Policía pone muchas multas tanto a los usuarios como a los empleados del ambulatorio. “Yo no tengo 80 euros  para pagar cada multa que ponen”, asegura.
Otro de los problemas en las inmediaciones de este centro de salud es la inexistencia de una parada de autobús. En el carril de sentido de subida al Príncipe, únicamente una señal indica la parada. En cambio, en el carril de bajada sólo está el quitamiedos y coches aparcados en el arcén.
Frente a la puerta del ambulatorio, los pacientes esperan la llegada del autobús sentados en el quitamiedos porque no existe una parada con una marquesina y unos asientos. Cuando llueve o hace viento, los usuarios se ven obligados a esperar al resguardo del pequeño soportal del centro de salud. Una espera que se hace más tediosa si estás enfermo o con fiebre. “Y cuando llega el autobús tienes que correr para cogerlo. Si el conductor quiere, espera. Si no, se marcha y tienes que seguir esperando”, se lamentaba una mujer.

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