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Unas 70 personas abandonaron ayer el CETI camino de la península. Formaban parte del amplio grupo de subsaharianos que cruzó el vallado el pasado febrero
Saludos, despedidas, lágrimas... Los sentimientos hacían acto de presencia en su expresión más viva en la mañana de ayer, con motivo de la salida de 70 personas a la península. Pertenecen a la entrada que se produjo el pasado febrero, cuando en dos días consecutivos cruzaron a la ciudad casi mil subsaharianos. Con su marcha a la península se ayuda a rebajar la presión de un CETI que se vio obligado a pedir ayuda a la Ciudad para ocupar el aparcamiento de la Hípica.
Ahora distintas oenegés atenderán a los recién llegados a la península hasta que puedan empezar a manejarse por sí mismos en esa parte que muchos desconocen, porque piensan que cruzando a Ceuta ya han dejado atrás lo peor. Les queda una etapa complicada, la búsqueda de trabajo para mantenerse, la posterior integración, aunque la amplia mayoría manifiesta su intención de marchar a Europa.
Los varones que han formado parte de esta marcha se suman a los que durante todas las semanas han dejado atrás el CETI. El tiempo de estancia se ha reducido enormemente a solo un mes.