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Cruz Roja también adapta su forma de trabajar al confinamiento

La vida ha cogido unas nuevas rutinas y ha sufrido muchos cambios desde que se decretó el estado de alarma. Con el confinamiento hemos tenido que adaptarnos a la nueva situación y Cruz Roja en Ceuta también ha modificado sus servicios. El Faro ha estado hablando con voluntarios de la organización y nos han contado la transformación de sus labores.

Munir El Hichou, responsable de socorro y emergencia, se dedica a coordinar diferentes proyectos. “Uno de los primeros que comenzamos por el coronavirus es la toma de temperatura en los diferentes centros sanitarios, el grupo de voluntarios va tomando la temperatura a la gente que va llegando a los centros u hospitales. Si alguna persona tiene fiebre, lo comunicamos al personal sanitario del centro hospitalario y ellos se ocupan de una segunda prueba (preguntas, controlar síntomas…)”. Si dan temperatura alta se deriva directamente al celador, por lo tanto “no podría decir cuántos positivos hemos detectado” y el celador se lleva a la persona con fiebre por otra puerta y se le hacen las preguntas pertinentes.

Otro proyecto en marcha es el transporte de personal médico a los diferentes domicilios. “Contamos con siete vehículos, nosotros ponemos automóvil y conductor y los del Ingesa ponen médicos y enfermeros que van a los domicilios para tomar las muestras de los diferentes usuarios. Lo hacemos en el horario de mañana”, dice. “También estamos en los dos albergues -en el de menores y en el de adultos- con dos equipos de Cruz Roja. Nos encargamos de la atención social y sanitaria y lo que precisen. Además, hacemos reparto de alimentos a edificios -como por ejemplo el de Juan Carlos I- que están confinados y también les bajamos la basura”, confiesa. A las personas que tampoco pueden salir porque son positivos “vamos a su casa, les llevamos mascarillas y guantes y les tiramos la basura con un protocolo diferente. Una doble bolsa…”, concluye.

Pilar Durán, en la dirección de formación y medio ambiente de Cruz Roja, ahora mismo se encarga del área del apoyo psicosocial “haciendo intervenciones con las personas que llaman a la línea 900, y a la vez con los intervinientes en la línea de emergencia que hemos ampliado por el COVID-19. Cogemos las llamadas tanto de Ceuta como de fuera para mantener una ventilación emocional para el voluntariado y los trabajadores actuales en esta situación”, comenta Durán. El grupo del que se encarga está a disposición de toda la ciudadanía, también cuatro personas de Cruz Roja todas las tardes llaman a los trabajadores y a los especializados en COVID-19 y otros siete psicólogos más que están a disposición de la ciudadanía.

En la web de Cruz Roja hay un montón de píldoras de información para formar e informar a la población con las nociones más básicas y necesarias. Comenzaron las primeras explicando qué es el coronavirus y las medidas preventivas para no contagiarse. Y las últimas profundizan sobre el bienestar emocional ante el coronavirus. La última que se ha puesto a disposición es sobre el teletrabajo, unas pautas necesarias “porque es algo nuevo en la vida de muchas personas”, analiza. Después lo que no han modificado es seguir enseñando los primeros auxilios. Todas las píldoras formativas tienen un leguaje muy sencillo y son simples y cortas orientadas a toda la población. Cruz Roja no ha dejado de formar a sus voluntarios en EPI /Equipo de protección individual), primeros auxilios, en COVID-19… “Gracias a esta formación previa al confinamiento, nuestros voluntarios están preparados y formados para poder actuar en cualquier situación”, declara.

Noelia De Miguel Monge, trabajadora social y voluntaria de Cruz Roja, cuenta a El Faro que “nosotros estamos atendiendo también la línea telefónica 900 habilitada por Servicios Sociales, nos encargamos de recoger datos de personas que tienen alguna demanda y se les pasamos. Ellos son los que se encargan de la ayuda”, cuenta.

Es un puesto duro que ha surgido por la pandemia del coronavirus y “estamos recibiendo más de cien llamadas al día”, sobre todo pidiendo alimentos. Después hay otras ayudas, “luz y agua, bombona de butano…”. En general, ahora “actuamos de filtro previo”, concluye.

El confinamiento es un riesgo para las mujeres maltratadas porque ahora están encerradas bajo el mismo techo con su maltratador, por eso Cruz Roja ha cambiado su forma de trabajar. Respecto al tema de Violencia de Género, desde la casa de acogida se están tomando medidas sobre todo en la desinfección en los cambios de turno, las zonas comunes y es obligatorio el uso de guantes y mascarillas.

“Estamos tratando que no haya aglomeraciones dividiendo en diferentes pisos”, dice de Miguel. El dispositivo de atención sigue su uso normal y si hay alguna demanda los “cauces siguen y tomamos las medidas de protección disponibles de asistencia móviles para víctimas de violencia de género (ATENPRO), canal por el que la mujer se pone en contacto con nosotros y, en relación a violencia de género, seguimos todo igual aunque con medidas de protección”, aclara.

Respecto a la clave de ir a la farmacia y decir ‘Mascarilla 19’, los trabajadores “saben que deben prestar atención” a esto porque significa que esta mujer está en peligro. Es una opción más a parte de llamar al 112 o 016…, aunque “no tengo constancia de que esto haya pasado, pero sí que es una novedad para las mujeres que viven con su agresor”, concluye.

Marta De Torres, trabajadora en el servicio de información telefónica de coronavirus, cuenta que “gestionamos las llamadas y, sobre todo, tranquilizamos a la gente agobiada”. Nos llaman preguntando “desde qué síntomas produce el virus o piden números de sanitarios o si deben ir a un centro. La pregunta que más me hacen es cuáles son los síntomas porque han variado un poco”, confiesa. En los últimos días se han reducido las llamadas pero “hay picos. Cuando se diagnostica algún caso en la ciudad, recibimos más llamadas”, analiza De Torres. El teléfono es el 900 720 692.

Ignacio Larrea es trabajador social del punto de encuentro familiar. Los puntos de encuentro familiar sirven para cuando existe un problema en el núcleo familiar. “En el caso de las parejas que tienen situaciones judiciales confrontadas es el espacio donde se lleva a cabo el régimen de visitas”, explica Larrea. Antes del confinamiento, había dos regímenes -uno abierto y otro más cerrado- el segundo con la visita cerrada dentro del centro. Pero ahora con el problema del coronavirus “nos llegó un informe de la consejería y el punto de intercambio debía estar cerrado para evitar aglomeraciones, pero martes, jueves y viernes estamos ahí para resolver dudas. El régimen de visitas se sigue llevando, pero no en el edificio”, concluye.

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