El día 06/08/2022 cogí el barco Levante Yet de la compañía FRS, dirección a Ceuta desde Algeciras. Éramos pocas personas así que se esperaba un viaje tranquilo, o al menos eso pensaba.
Viajaba con mi perra, y pase todos los controles sin ninguna novedad. Al sentarme en un asiento, en el que la perra estaba en el suelo no en alfombra, se acercó una azafata acompañada de otro compañero. Me dijo que tenía que irme a la terraza exterior no pudiendo quedarme dentro, nada me comenta de que existe la posibilidad de ponerle el bozal a la perra, que lleva consigo en la correa enganchado y así poder mantenerme dentro del barco.
Le pregunto el porqué de este cambio, cuando en otras ocasiones no ha habido problemas y me alega que ha cambiado la normativa, sin embargo, al ser preguntada no sabe concretarme que normativa, únicamente repite tal papagayo que me marche fuera.
No quedándome alternativa y viendo que estaba esperando que me salga, me marche a la terraza junto a los otros pasajeros con perros que corrían la misma suerte.
La terraza de este buque es un espacio no destinada a permanecer en ella durante el trayecto, dado que dispone de pocos metros cuadros, solo cuenta con un par de bancos de metal estrechos, no tiene tejado por lo que permanecer en ella es sufrir el azote del viento, mar y los humos expulsados por los motores del barco que son inhalados con facilidad, es decir es una terracita cuyo único objetivo es saciar la necesidad de fumarse un cigarro rápido en el trayecto.
Al bajarme del barco, acudí a las oficinas de la compañía, me dieron la hoja de reclamación que rellené, pero me tuvieron una hora esperando a que la persona responsable la firmará. Es una maniobra habitual en las empresas cumplir con el derecho a reclamación de los pasajeros, pero de forma muy lenta, buscando así que el cliente o pasajero se desespere y se marche sin tramitar su reclamación. Es obvio que conmigo y mi paciencia no pudieron.
El responsable me indica, que miento y que la responsable del buque me dio la posibilidad de ponerle el bozal para quedarme dentro. Nadas más alejado de la realidad, dado que le hubiese puesto el bozal y me hubiese quedado, me gusta las vistas que se ven en el trayecto, pero no tanto como para irme una hora a pasar frio, humos y viento.
A día de hoy, la empresa solo se ha limitado a contestarme, es de agradecer, aunque sea por obligación legal, diciendo que su actuación fue conforme, sin decirme que supuesta normativa cumplen. Es evidente que la que aparece en sus estatutos y normativa publica no, porque ya está más que revisada por una servidora.
Pues bien, con este relato de un viaje catastrófico, solo intento reivindicar que se nos permita a los pasajeros con animales viajar dentro de los barcos de FRS, en condiciones iguales a la del resto de pasajeros, aun teniendo que poner el bozal al animal, que no habría problema. Básicamente reclamo un trato igualitario, que creo en mi humilde opinión que no es petición excesiva, dado que el importe que abonamos por el billete, aun teniendo que viajar de pie y con inclemencias del tiempo, es exactamente el mismo que el del resto de pasajeros.