El inexorable transcurso del tiempo resulta un lastre que todos y todas deberemos sobrellevar en algún momento de nuestras vidas. Mala señal sería si no cumpliésemos esa ley universal. Pero en algún raro caso, también puede llegar a ser un extraño aliado, como le ocurre al actor Hugo Silva. En primer lugar, su físico le respeta ya con arrugas y canas por encima de la media del estado de revista de la mayoría de los de su edad (45 años, por cierto, por si alguien tiene curiosidad), y por otro lado, también se evidencia que es uno de los mejores actores de su generación, con una enorme faceta cómica, y gran variedad de registro.
La lógica del paso de los años le ha otorgado demostrar su talento dejando atrás los papeles de “galán” (que es la anticuada palabra que se suele emplear, generalmente escrita por un hombre al que le da cierto pudor cuando se quiere decir “papel protagonista de hombre guapo”) que le llovían cuando empezaba. Riéndose a carcajadas de su yo de hace dos décadas, Silva interpreta con toda la gracia un papel de ligón venido a menos por la edad y las circunstancias personales que es reclutado por un hombre que está hasta el gorro de su esposa a la que no soporta, pero de la que no se atreve a separarse.
Si logra que el “galán” (traduzcan como quieran), seduzca a la susodicha, será ella la que rompa la relación. Plan perfecto y cargado de madurez, ¿qué
podría salir mal…? Y el caso es que Hugo Silva es secundario en el plantel (encabezado por los también a la altura de las circunstancias Belén Cuesta y Diego Martín), pero es la estrella de la historia porque es un gran actor y porque tiene un suculento papel, aunque probablemente desaprovechado en minutos de metraje y en la deriva final de esta cinta de humor ligerito, bien digerible y muy entretenida a ratos, que se ubica con claridad bajo la etiqueta de comedia romántica veraniega.
El reparto lo completa el popular humorista Joaquín Reyes, que está habituado a hacer sus pinitos en la pantalla, más pequeña que grande, pero sus tablas tiene, y del que siempre se puede esperar cualquier momento desternillante, de hecho alguno tiene…
La directora Laura Mañá capta con esta película la esencia triunfadora de la homónima cinta argentina de Juan Taratuto (argentina tenía que ser), que vio la luz y el éxito en 2008, y de la que parte este remake. Un novio para mi mujer es una película resultona que no llega a ser notable por caer en los pecados del azúcar en sus últimos instantes de metraje, pero que deja secuencias, “gags” y química entre los miembros del reparto que quedan para el recuerdo del público saturado de malas noticias y agradecido de ver cosas que le dejen aflorar una sonrisa entre el que se incluye quien suscribe. Una propuesta agradecida a fin de cuentas y apta para un ratejo de evasión y refrigerio mental en estos días de derretimiento cerebral.
PUNTUACIÓN: 6
Dirección: Laura Mañá. Año: 2022. País: España.
Duración: 92 min.
Género: Comedia romántica.
Intérpretes: Belén Cuesta, Hugo Silva, Diego Martín, Joaquín Reyes, Eric Masip, Àngela Cervantes, Andreu Castro, Laura Minguell, Anatoly Chugunov, Julia Bonjoch. Guion: Pol Cortecans, Laura Mañá.
Historia original: Pablo Solarz. Música: Alfred Tapscott.
Fotografía: Sergi Gallardo.
Productora: Arcadia Motion Pictures, Athos Pictures, Institut Català de les Empreses Culturals, ICAA.
Estreno en España: 22 de julio de 2022.
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