Criterios

Si te empecinas en decir una y otra vez que un problema no tiene solución, difícilmente la hallarás. Sentado lo precedente, he aquí unos ejemplos para iluminar lo cierto del aserto con el que comienzan estas líneas. Si en una visita a un centro escolar un inspector de enseñanza pregunta por qué un alumno de una clase determinada no es capaz de arrancar a leer y el profesor le dice, con machacona rotundidad, que no hay solución pedagógica para que ese alumno aprenda a leer, el inspector de enseñanza se llevará las manos a la cabeza y le echará una sonora bronca al profesor por su incompetencia. Lo que tendría que hacer, dirá la autoridad académica, es buscar el método más adecuado para motivar al chico. A ese profesor se le pedirían responsabilidades. Segundo ejemplo. Cada año el número de mujeres asesinadas a manos de sus maridos, parejas, amantes o a manos de quienes sean no desciende significativamente, siempre es más o menos el mismo número de casos. Cuando a la autoridad competente encargada de velar por la vida de esas personas –ministro del ramo, fiscales, jueces, funcionarios de policía, etcétera– se le interroga al respecto, la autoridad competente no se deja caer diciendo que esta sangría de muertes no tiene solución. Si alguno lo dejara entrever sería fulminado inmediatamente y removido de su cargo y lanzado de una patada en el trasero a las tinieblas exteriores de la sociedad y se le pedirían responsabilidades. Tercer ejemplo. Si lleva usted a un pariente al hospital porque ha tenido un desvanecimiento y allí el médico de urgencia le dice que ha tenido un ‘ictus’ y que no se puede hacer nada y que se lo lleve a su casa, usted, amable lector, pondría el grito en el cielo y removería Roma con Santiago, pero su pariente se quedaría en el hospital, y a ese médico se le pedirían responsabilidades por su comportamiento. Si el ‘criterio’ que se ha manejado en los tres ejemplos anteriores es válido, por ser universal, entonces ¿por qué no se acepta ese mismo criterio cuando hablamos de inmigración ilegal? Si cada vez que hay entradas de inmigrantes ilegales la autoridad competente –presidente de gobierno, ministro del ramo, jueces, fiscales, policías, delegados del gobierno, alcaldes, etcétera– dice que es imposible evitar que entren ilegales aunque pongas todos los guardias civiles y policías uno detrás de otro, entonces ¿por qué aquí no funciona ese criterio universal y no se piden responsabilidades y debemos tragarnos esas chorradas y lugares comunes y no ponemos el grito en el cielo y los llamamos incompetentes y les damos de inmediato una patada en el jodido culo y los expulsamos a las tinieblas exteriores de la sociedad? Pero lo peor de toda esta historia es que el ciudadano de a pie ha hecho suya esa muletilla de que ‘la inmigración ilegal no tiene solución’, y se queda tan pancho el tío. Pero no sólo lo dice el ciudadano de a pie, sino que periodistas, tertulianos, expertos, sociólogos, politólogos y demás fauna se envuelven en la capa del ‘no tiene remedio’, y santas pascuas. Me remito al comienzo, si te empecinas en decir una y otra vez que un problema no tiene solución, difícilmente la hallarás.
Así, no hemos permitido que los inmigrantes ilegales que asaltaban la alambrada del perímetro fueran expulsados por las puertas de la misma valla; se le ha prohibido a la guardia civil que rechace a los inmigrantes que se echan a nadar desde la costa marroquí antes de llegar a aguas españolas o internacionales;  el exDefensor del Pueblo, Mújica Herzog, ONGs, partidos políticos, prebostes de la iglesia y demás compadres  se rasgaron las vestiduras porque en el perímetro se habían instalados concertinas y eso atenta contra los derechos de los inmigrantes que quieren entrar ilegalmente en un país, cuando tienen a su disposición un paso establecido para ello. Sin embargo, en la planta de transferencia de basura no sólo se ha levantado un muro a cal y canto, no una simple  alambradita, sino  que  se  han  instalado –¡acertó, amable lector!– ¡concertinas! ¿Dónde están ahora esos especímenes citados que pusieron el grito en el cielo cuando las concertinas estaban en el perímetro? Es evidente que se trataba de que España tuviera su parte alícuota de inmigrantes, tal y como ocurre en los países europeos. Todos iguales.
Pero el caso es que ahora, lamentablemente, somos el país con más inmigrantes de toda la UE.
¿Dónde quiero llegar? Pues lo he escrito una y mil veces desde hace muchos años, más de una década: si entran inmigrantes ilegales es porque nuestras leyes lo permiten y nuestros políticos, gobernantes o no, ONGs, sindicatos, elementos de la iglesia y demás compinches han mirado, miserablemente, para otro lado.