La Cofradía del Cristo de la Encrucijada y Maria Santísima de las Lagrimas se confiesa ilusionada porque podrá hacer efectivo el ‘Encuentro chico’ esta Semana Santa, puesto que el Cristo volverá a salir desde la Casa Cuartel de la Guardia Civil, mientras que la Virgen lo hará desde la parroquia de San José.
Como recordó su hermano mayor, Javier Expósito, la última vez que el sagrado titular salió de la Comandancia del Instituto Armado fue en el año 2000, es decir, que los devotos han esperado 17 años para recuperar esta tradición en las calles de San José-Hadú.
Esta novedad del Jueves Santo no afectará al emplazamiento donde siempre se produce el Encuentro chico, ante la estatua del soldado de Regulares, en calle Teniente Coronel Gautier. Este momento de fervor está programado para las 18.30 horas y estará acompañado por una saeta y un sermón del padre Arturo.
Por su parte, María Santísima de las Lágrimas saldrá por la puerta lateral de la iglesia de la barriada, por el pórtico de la calle Sousa Rodríguez.
Expósito explicó que, en 2001, el Cristo pasó de ir portado a ir a un paso que, por sus dimensiones, no podía salir de la Comandancia. Por este motivo, los dos pasos –Cristo y Virgen– salían desde San José.
Este año el Cristo va portado por guardias civiles, no en paso, como ya ocurrió el año pasado, y se retoma la salida de la Comandancia. Sin embargo, en 2017, ambos titulares salieron de la parroquia San José y, en 2016, no hubo ‘Encuentro chico’, lo que se hizo fue una parada porque las dos imágenes iban en un solo paso al haber problemas de costalería.
A pesar de que la Encrucijada es la Cofradía con el recorrido más extenso, dan a dios gracias porque cuentan con costaleros suficientes como ya ocurriese el año pasado.
El Cristo saldrá portado por 16 guardias civiles ya que la Benemérita, en concreto la Asociación de Los Polillas, se ofreció en 2017 y este año repite, sin olvidar que el Instituto Armado junto a Regulares son los patrocinadores de la Cofradía. Por otra parte, el paso de la Virgen calza 40 costaleros.
En su memoria tienen al padre Míguez, que fue el primer párroco de San José y quien, en su tiempo, él sacaba al Cristo de la Encrucijada de procesión por la barriada.
“Lo que él hacía era, por así decirlo, soltarlo a los pies de las personas necesitadas y de aquella que iban encaminadas por la mala vida. Les intentaba ayudar y encauzarlos y, para nosotros, siempre ha sido una norma que llevamos marcada”, rememora Expósito.
A esta cofradía de barrio, como ellos mismos se definen con humildad, se les “llena la boca” al hablar de su referente.
Ese espíritu del padre Míguez reside en otras actividades que desarrollan durante el año, como es la campaña de recogida de alimentos con Cáritas o bien mediante la entrega de una beca de estudios a Regulares concebida para los hijos de una familiar en apuros.
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