Ceuta se derrite casi al mismo ritmo que la Península en cuanto se refiere a la crisis de desabastecimiento de hielos. El fantasma del papel higiénico, cuando la pandemia de la Covid-19; o el aceite de girasol hace unos meses, vuelve a llamar a la puerta en medio de un verano donde se está alcanzando temperaturas sofocantes. Ya se puede comprobar en establecimientos como han colocado carteles que cada usuario se puede llevar hasta un “máximo cinco bolsas o un saco”.
Cada superficie ya comienza a tomar sus medidas ante los inconvenientes que sufren sus proveedores. “Nosotros trabajamos con Procubitos y no sabemos si tendrán hielo, nunca nos ha pasado esto en los once años que llevamos con ellos”, explica el gerente de una de las distribuidoras de Ceuta. Este no ha querido identificarse, pero comenta que “hemos dejado atrás a algunos clientes porque no los podíamos suministrar”. Estas pérdidas se traducen en
menos beneficios y que se van a otras que sí los pueden surtir.
Esta
empresa suele repartir de media anual entre los 70.000 y 120.000 paquetes. “Esto no es nada si se compara con otros puntos de la Península”, expresa el gerente. El consumo de este oro solidificado es más reducido en la ciudad autónoma, pero no por ello, los proveedores se salvan de esta problemática. “Creo que, a medio plazo, en Ceuta nos quedaremos sin hielo”, zanja esta persona.
De todos modos, no todas las distribuidoras pasan por la misma tesitura. Hasta el momento, Vivera Atlántico Mediterráneo aguanta en medio de esta crisis. “En relación al suministro, no hemos tenido problemas porque disponemos de suficientes cantidades para administrar a nuestros usuarios”, explica Asma Ahmed, una de las encargadas de esta entidad. “Nosotros no hemos pasado por ese maltrato de no tener hielo”, añade.
La alta demanda lleva a que su coste se eleve. A esta tormenta perfecta se le debe sumar la subida del precio de la energía o la falta de stock de los últimos meses. Es por ello, que “hemos tenido que subir la bolsa que antes costaba 95 céntimos a 1’25 euros”, explica la gerente de uno de los
supermercados de esta ciudad. Subidas y escasez, una realidad que afecta a todos en medio de la temporada estival.