Propietarios, padres de alumnos y usuarios de las instalaciones de la Hípica de Ceuta han roto su silencio alzando la voz ante las condiciones indignas que tienen que soportar y que repercuten directamente en los caballos.
Por ellos, precisamente por la defensa de su bienestar, reclaman medidas urgentes y soluciones que garanticen la buena salud de los equinos.
Han soportado y lo siguen haciendo suspensiones de clases bajo la excusa del mal tiempo. Son testigos directos de la falta de mantenimiento de las instalaciones a pesar de la importante subvención que otorga el Ayuntamiento. Se ven perjudicados por la ausencia de clases teóricas al no haber monitores. Y a todo esto tienen que añadir una falta de higiene que lleva a toparse con ollas usadas para hacer comida acumuladas en duchas y vestuarios.
Toda esta hilera de problemas lo achacan a la mala gestión del actual presidente de la Federación, Alberto Romero. Lo han trasladado al ICD sin que de momento se les haya dado una solución que consideran urgente sobre todo por la salud de los caballos.
Eso es lo que más les preocupa. Sus quejas no son carentes de fundamento, de hecho han tenido que ver cómo estos animales se comen sus propias heces o sufren falta de cama en las cuadras al no haber viruta y heno en cantidad suficiente.
“Se está haciendo caso omiso a una situación que consideramos de gravedad tanto por las condiciones de la Hípica como por el trato del presidente de la Federación hacia nuestros animales, profesorado y alumnado ya que él es el único responsable”, denuncian en declaraciones a El Faro.
La falta de cama en las cuadras conlleva problemas para los equinos porque hay riesgo de infección. A esto se suma la falta de desparasitaciones y vacunas. Las enfermedades que han empezado a aparecer son conjuntivitis e infecciones en las patas por la orina y las defecaciones de los animales.
El mal último es que puedan sufrir una cojera así como la existencia de un evidente riesgo de cólicos y la delgadez que se aprecia en caballos que tienen que cumplir con los ejercicios encomendados, soportando de hecho una carga nada acorde a su situación física.
Los denunciantes echan en falta lo más básico como es un control veterinario especializado, constante y regulado para garantizar que los animales están en buen estado de salud.
Los propietarios de caballos, algo más de una docena, han tenido que comprar con su propio dinero viruta para que los animales puedan tener sus camas cuando ese suministro, al igual que el del heno, debería estar garantizado por la gestora actual. Peor parte se llevan los caballos que son de la escuela.
Hay evidencias gráficas del estado de delgadez de algunos equinos y de la ausencia de camas y alimento que garanticen su bienestar y salud. Los caballos de escuela permanecen sueltos, en ocasiones en días de lluvia, para que no estén en las cuadras ante la falta de comida y cama.
“Las instalaciones no están limpias”, añaden. Falta además alumbrado en las pistas porque los focos o están fundidos o rotos, lo que lleva a que varios de los usuarios estén dando clases por la tarde sin la luz suficiente o ya completamente a oscuras lo que supone un riesgo para los montadores y los propios animales. Por no existir tampoco hay un local para socializar o tomar un aperitivo mientras los alumnos hacen deporte.
Los afectados exigen la intervención pronta de la Ciudad para resolver esta situación, reclamando que la Hípica vuelva a tener el lustre de otras épocas, que se ofrezcan clases dignas de una escuela con un profesorado permanente y que los equinos no corran ningún tipo de riesgo.
No piden más que disponer de una hípica digna, bien alejada de lo que más parece un ‘cortijo’ en donde las cosas no funcionan como deben y en donde un sencillo recorrido permite apreciar sillas rotas, una calesa abandonada que supone un riesgo para los niños, chatarra, vallas caídas que ponen en riesgo a los caballos y chapuzas varias que no son fiscalizadas por la propia Ciudad encargada de controlar el funcionamiento de las áreas que están bajo su control.
A todo esto se suma el no saber a ciencia cierta si los alumnos están federados. “El pago se realiza a la federación y ya se han tenido problemas de que los federados no justifican en ningún sitio, solo en dicho escuela, con lo que también desconocemos si tenemos seguro de dicha federación en el caso de alguna caída”, lamentan.
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