Si el reconocimiento de nuestra ignorancia es el punto de partida para la búsqueda de la sabiduría, si el examen de nuestros errores es el primer paso para conocer la verdad y si las pérdidas son los estímulos para nuestro crecimiento, el drama de la pandemia del coronavirus debería constituir una oportunidad para que reflexionemos sobre la salud, la dependencia, la inclusión y sobre los demás problemas sociosanitarios.
La escalada y la desescalada deberían proporcionarnos una ocasión para que, evitando apasionadas controversias y sueños de paraísos imposibles, generemos un proceso de debate sobre la definición de nuevas metas y de originales pautas para reconvertir las tareas tradicionales que hoy son inservibles. Conscientes de nuestras limitaciones espaciales y de nuestras barreras geográficas, deberíamos recobrar la confianza en nosotros mismos y convencernos de que, reunidos y unidos, somos más capaces de mejorar, al menos, el cuidado de los más necesitados de ayudas como, por ejemplo, las personas mayores, los enfermos, los dependientes y los marginados.
El Real Betis, que desde el pasado miércoles lleva a cabo su primera concentración de…
La petición del decano de una universidad de Marruecos a una estudiante para que se…
Otra jornada histórica para el recuerdo de todos los devotos de la Virgen del Carmen…
Las críticas hechas de manera constructiva solo persiguen que las incidencias no se repitan. Y…
El Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) ha detectado un…
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, un héroe es una persona…