Opinión

“Coro a bocca chiusa”

Es uno de los más bellos coros de ópera y el genio de Puccini lo hace vibrar en su ópera “Madama Butterfly”, los cantantes no están en escena y tampoco abren la boca en toda la interpretación, mientras la protagonista Cio-Cio- San, vejada por lo que considera que ha sido un gran amor del que ha nacido un hijo, que tiene en sus brazos toda una noche, piensa que ha habido maltrato, ingenuidad, mentira. Todo ello se desvanece cuando al alba llega al puerto el barco de su amado, pero no es amor lo que le trae el nuevo día si no, de nuevo, falsedad.

Este coro con la boca cerrada está perfectamente representado en la sociedad actual. ¿Qué hacer? Se pregunta la mayoría de las personas con las que me encuentro, todos con la boca cerrada mientras los políticos hacen y deshacen a su antojo y cada día un trozo de Patria se nos va. ¿Dónde están los principios de los partidos que han estructurado la transición? ¿Hasta dónde hemos de llegar en la cesión a los nacionalistas? ¿Cuándo el Gobierno de la Nación va a defender la lengua española, única oficial del Estado? ¿Cuándo la enseñanza va ser armonizada y dirigida por la Administración General del Estado? ¿Cuándo se cerrará definitivamente la entrega de competencias a las autonomías? ¿Para cuándo el ejecutivo espera frenar el golpe de estado catalán? ¿Para cuándo el fin de la corrupción por la financiación de los partidos? ¿Cuándo los sindicatos se financiarán con sus cuotas? ¿Para cuándo el fin del chorreo de la deuda pública? ¿Para cuándo el cumplimiento de las leyes? ¿Para cuándo la independencia de fiscales y jueces? ¿Para cuándo la abolición de los privilegios? ¿Para cuándo…?

La sociedad atiende con la boca cerrada al espectáculo de unos políticos que no desean solucionar los verdaderos problemas de la Nación. En el escenario solo vemos mercachifles, personajes engreídos de una farsa que dura cerca de cuarenta años y no parece que tenga solución en los siguientes cuarenta. Es realmente desesperante.

La vergüenza de la cesión al Partido Nacionalista Vasco de unos 4.000 millones de euros a cambio de que sus cinco diputados apoyen los Presupuestos Generales, demuestra que en el partido del Gobierno ha perdido cualquier idea de igualdad entre los españoles y ha destapado el furor, aunque con la boca cerrada, que lleva cada día a la desigualdad entre españoles. España hace tiempo que se alejó de la igualdad fiscal manteniendo en su territorio seis regímenes fiscales, los de territorio común, los tres de las provincias Vascongadas, el surgido del convenio navarro y el específico de las islas Canarias. No olvidemos que las Diputaciones Forales pueden crear impuestos, como ha ocurrido con la de Guipúzcoa, que gobernada por Bildu en 2012 aprobó un Impuesto sobre la Riqueza y las Grandes Fortunas, modificado posteriormente en 2015.

Pero el Concierto Económico para el País Vasco en mi opinión, ha sido un tremendo error tanto desde el punto de vista político como desde el punto de vista económico. Desde el punto de vista político porque se le otorga una base financiera a un territorio que quiere independizarse de España. Un territorio pobre nunca lo hará porque no poseerá los medios que una sólida financiación le permite para su independencia. Desde el mismo prisma político, desde el error inicial de Cánovas del Castillo al final de la tercera guerra carlista al abolir la ley de los fueros y , a modo de transitoriedad, acceder a crear un Concierto Económico, que debería desaparecer en pocos años. Allá por los ochenta tuve la ocasión de trabajar en el procedimiento para el cálculo del Cupo vasco que es la compensación de la Comunidad Autónoma Vasca al Estado por el coste de las competencias no asumidas por dicha Comunidad y puedo asegurar que fue de una enorme complejidad con objeto de que representara el verdadero coste de los servicios a cargo exclusivamente del Estado e incluida dicha metodología en la Ley del Concierto Económico de 1981. Pero ya se sabía que era un privilegio enorme y que era inviable su aplicación al resto de los territorios. El problema aumenta cuando dejando atrás las cifras, mejor dicho despreciando los cálculos, son los políticos quienes de acuerdo con el apoyo que se reciba aumenta la aportación a la Comunidad Autónoma vasca, es decir disminuye su aportación a la Hacienda general, por lo que tendrá que ser soportado por el resto de los españoles. Esto induce a un privilegio incrementado, por un lado el hecho de pagar lo estrictamente establecido en el Cupo, ya es un privilegio y por otra, el aumento surgido de los tejemanejes políticos.

La historia es bien conocida, tras el fin de la primera guerra carlista (1833-1839) y el abrazo entre el general carlista Maroto y el isabelino Espartero se firmó el Convenio de Vergara en la que a cambio solo de reconocer el carlista los derechos de la reina Isabel y entregar las armas, obtendría el mantenimiento de los fueros y bastantes prebendas más. La cuestión foral permaneció durante las guerras y levantamientos sucesivos hasta el final de la tercera guerra carlista (1872-1876) en que Cánovas del Castillo accede a la publicación del R.D. de 28 de Febrero de 1878 mediante el que se regula por vez primera el Concierto económico como forma transitoria de integración de las provincias vascongadas en el sistema común y con objeto de que estas provincias contribuyan a financiar ”por todos los conceptos y en idéntica proporción que las demás de la Monarquía”. Se concibió como sistema transitorio de ocho años de duración, pero ya se sabe que lo transitorio en España deviene en permanente gracias a las sucesivas prórrogas y de ahí a la abolición parcial de los fueros en 1937 por considerar Franco “Provincias traidoras “ a Vizcaya y Guipúzcoa y finalmente reconocidos en la disposición Adicional Primera de la Constitución actual “La Constitución ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales” , siendo finalmente de hecho un pacto entre iguales, lo que es una verdadera aberración, en contra del espíritu de la Unión Europea, que lo rechaza al ir en contra de la igualdad de presión fiscal a los ciudadanos en cada uno de los territorios que la componen. El índice de imputación se estableció en principio función de la renta de los territorios históricos, pero en el primer cálculo también se tuvo en cuenta la población, contribuyendo de ese modo a rebajar su cuantía. Se considera por lo general que el cupo vasco es 2,5 inferior al que correspondería de acuerdo con un tratamiento homogéneo de todas las regiones, que obtiene unos recursos financieros del resto de España del orden del 4% de su PIB regional. El artículo 49 del Concierto Económico define el Cupo como la aportación del País Vasco al Estado y consistirá en un cupo global, integrado por los correspondientes a cada uno de sus Territorios Históricos, como contribución a todas las cargas del Estado que no asuma la Comunidad Autónoma. Las leyes quinquenales han aprobado la metodología a aplicar en los distintos periodos, según esta metodología se calcula el cupo del año base para cada quinquenio y se actualiza para los años restantes por la aplicación de un índice de actualización, que debe ser la expresión del incremento de los ingresos por tributos concertados, que figuran en el Presupuesto de Ingresos del Estado, entre el ejercicio al que se refiere el cupo y el año base. El cupo líquido, se determina por aplicación de un índice de imputación al importe total de las cargas no asumidas por la Comunidad Autónoma y mediante los correspondientes ajustes y compensaciones. El citado índice ha descendido desde el 6,29 en 1981 al 6,24 actual. Las compensaciones se restarán de los ajustes por ingresos, y se refieren a la parte imputable de los tributos no concertados, la parte imputable de los ingresos tributarios de naturaleza no tributaria y la parte imputable del déficit que presenten los Presupuestos Generales del Estado. En los ajustes y compensaciones es donde se producen los mayores “ajustes y compensaciones políticas”: la subvaloración de los servicios que presta el Estado, la no participación del País Vasco en los mecanismos de nivelación entre autonomías, el cálculo de ajuste por IVA con el que el País Vasco logra sumar entre 1.000 y 2.000 millones de euros que no le corresponden fundamentalmente por las cantidades retenidas por empresas vascas de bienes consumidos fuera de su comunidad, hacen que en este caso particular la sociedad española permanezca con la boca cerrada.

Es el concierto “a bocca Chiusa”, que permite la desigualdad de los españoles privilegiando a los habitantes de un territorio sobre todos los demás.

La ópera de Puccini termina en tragedia, “Quien ya no puede vivir con honor merece una muerte honorable” (Cio-Cio-San), la nuestra, no tiene por qué si se aplica simplemente el sentido común, pero para ello no debemos permanecer con la “bocca chiusa”.

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