Tres jóvenes marroquíes que confiesan haberse puesto de acuerdo para
cruzar a Ceuta a bordo de una moto de agua. Una especie de ‘cooperativa’ en la que no queda rastro de delito porque ni hay pasador, ni tampoco se constata la existencia de un pago. Es el relato de lo que pudo haber sido un nuevo caso de tráfico de inmigrantes pero que ha terminado como la historia del acuerdo de tres amigos para buscar una forma de pase que al final no conlleve ni condena ni entrada en prisión. Tras prestar declaración en el juzgado, los tres vecinos de
Marruecos, interceptados por la Guardia Civil en la tarde del pasado domingo que estuvo marcada por una enorme presión migratoria en el mar, quedaron en libertad. Dijeron que entre ellos habían adquirido la moto de agua para acordar su entrada en la ciudad autónoma bordeando el espigón. El vehículo acuático lo pierden, pero evitan la detección de un pasador que se enfrentaría a cárcel, como es el caso de varios de los que esperan en el centro de Mendizábal a que tenga lugar la vista judicial. El imposible delito podría dejar al descubierto una nueva forma de pase en el que el riesgo consiste únicamente en la pérdida de la moto. Los tres varones quedaron libres. En lo que va de verano la
Benemérita se está topando con un repunte de casos vinculados con el tráfico de inmigrantes y los delitos de desobediencia asociados al empleo de las motos de agua para sortear los espigones, enfrentándose al control que se efectúa tanto por España como por Marruecos.