Cooperación o barbarie

Hace pocos días leía un libro del filósofo esloveno Zizek, en el que haciendo un análisis exhaustivo sobre lo acaecido durante la pandemia, concluía con la siguiente disyuntiva: comunismo o barbarie. Me permito la licencia de cambiar comunismo por cooperación y así evito herir las sensibilidades de los que tienen la piel fina para según qué cosas.

Ante lo sucedido en Ceuta, y viendo cómo se han desarrollado los acontecimientos, no tengo más remedio que confirmar y defender la tesis de Zizek. Sobre todo, ante aquellos que se empeñan en utilizar el lenguaje de manera instrumental, y con una intención concreta, para definir como invasión lo que encajaría mejor a partir de otra explicación. Estos, sin saberlo, estarían del lado de la barbarie.

Además, pienso que la sociedad en general, inevitablemente, se dirige hacia un escenario de cooperación; a pesar de que algunos preferirían escenarios más bélicos. Y esto lo demuestra la diferencia de actuación de la sociedad tanto civil como militar en los acontecimientos ocurridos estos días en la frontera. Sobre todo si lo comparamos con lo sucedido en el Ángulo en el año 95, la diferencia es abismal y habla para bien de los cambios producidos en la comunidad.

Aún recuerdo como se retransmitían en la televisión ceutí, yo era un adolescente, la batalla campal entre migrantes subsaharianos y la población civil en las inmediaciones del Ángulo; que participaban tirando piedras y jaleaban a las fuerzas de seguridad para que la mano dura fuera la receta básica. Sin olvidar, por supuesto, el tiro que recibió un agente de la policía, y que según creo, aún no se sabe de dónde procedía el proyectil. Aquello fue una vergüenza. El tratamiento que se les dio a aquellas personas fue denigrante y vehemente, violando profundamente los derechos más básicos y fundamentales. Se hizo el ridículo.

Sin embargo, y por desgracia, aún queda reminiscencias de esa cultura envalentonada a la que le gusta los puñetazos en la mesa y las demostraciones de fuerza machirula. El recibimiento a Pedro Sánchez encaja bien en esa demostración de machotes brabucones que se parapetan detrás de banderas; creyendo que así se hace país. No sé que esperaban, que viniera a caballo y con espada para derrotar las “hordas” que atravesaban la frontera.

Volviendo a la definición de invasión, que algunos políticos utilizaron de manera reiterada, me gustaría decir lo siguiente. Por un lado, me sorprendió que el presidente de la ciudad de Ceuta, en un discurso que dio a la ciudadanía a través de la televisión pública, reiterara la idea de invasión. Y me sorprendió porque considero que el señor Vivas es una persona bastante razonable y moderada en sus palabras; no tengo ningún problema en reconocer su perfil prudente y sereno a pesar de no tener ideológicamente nada en común con él. Creo que patinó cuando se refirió a este hecho como invasión, sin tener en cuenta otras circunstancias que explican de manera más real la situación en sí.

Y por otro lado, no me sorprendió en absoluto la llegada del señor Abascal como Cid Campeador, confirmando la invasión y pidiendo mano dura; o sea, barbarie. La misma barbarie que reparte el gobierno marroquí a sus conciudadanos. Pero lo que más me sorprende es que haya personas que se crean ese discurso irreal, simulado y manipulado. Si el señor Abascal estuviera en el gobierno, ¿qué hubiera hecho ante esta situación? ¿De verdad sus acólitos piensan que se puede responder violentamente ante población civil y que no va a pasar nada? Por favor un poco de seriedad. Lo único que demuestra el señor Abascal es su incapacidad para dirigir un país. Un país necesita de mucha mano izquierda y derecha, de una capacidad infinita de diálogo y negociación, y, por supuesto, de un talento supremo para tranquilizar y calmar los ánimos cuando estos se encienden. Hablar de invasión y de la supuesta entrada de “soldados marroquíes” es no ser consciente de lo que se tiene entre manos. El señor Abascal subestima a Marruecos sin considerar que Marruecos está haciendo de tapón de la migración africana con todo lo que ello conlleva.

Lo que ocurrió en Ceuta fue una entrada masiva de personas, y que en ningún caso implicó un cambio del status ceutí. Nadie entro enarbolando una bandera de Marruecos en modo conquista de Perejil. Las razones de la entrada a Ceuta, al margen de las cuestiones políticas, que las habrá, también son consecuencias de una economía raquítica por el cierre de la frontera que está destruyendo el norte de Marruecos. Seamos serios al analizar una situación tan compleja y con diversas aristas.

Por suerte, y a pesar de que en algún momento se uso la porra de manera alegre, hay que afirmar que las imágenes que están dando la vuelta al mundo tienen que ver con la cooperación. El mundo necesita cooperación, colaboración y auxilio. Solo así podremos desterrar actuaciones que empujan a la barbarie y que no solucionan nada a medio y largo plazo. Ante la disyunción cooperación o barbarie, solo hay una elección si queremos que no haya perdedores.