Padres y madres del colegio Príncipe Felipe piden que se corte el porteo durante media hora, mientras que dura la salida de los menores
Desesperados, cansados y sin ver una solución a corto plazo. Los padres y madres del Colegio Príncipe Felipe, ubicado a escasos metros del
paso del Tarajal, ya no soportan la convivencia con los
porteadores. Se quejan de cómo hacen sus necesidades en las puertas del colegio sin temor a ser vistos o como las mujeres y hombres arman la mercancía sobre sus cuerpos, sólo a unos metros de los más pequeños. Creen que sus hijos no deben vivir esta situación y aseguran sentirse abandonados por las autoridades responsables. Tanto la dirección de la escuela como la AMPA han presentado escritos a todas las instituciones implicadas, pero sin recibir respuesta y mucho menos, una solución. Algunas madres relatan los problemas con los que día con día tienen que lidiar sus hijos, de apenas tres años. La estampa en los alrededores del centro educativo son porteadores y porteadoras sentadas, junto a la puerta de acceso, clasificando y cargando la mercancía, dejando plásticos y cartones en el camino.
Son un cúmulo de situaciones que han provocado el enfado de los padres y madres que piden una solución. Lo único que solicitan es que durante el horario de la salida de los alumnos, haya más vigilancia policial y se corte el tránsito del porteo. Creen que de esta forma, sus hijos no tendrán que ver este tipo de situaciones. De no tener respuesta, como ya ha ocurrido en anteriores ocasiones, se han planteado no traer a sus hijos a clase, a modo de protesta, a partir de la semana que viene. Creen que ya necesitan que las cosas cambien y reiteran que es una situación que llevan viviendo desde hace 12 años, pero que con el tiempo va a peor. Los padres y madres del alumnado del Príncipe Felipe se sienten abandonados, incidiendo en que siendo una zona tan cercana a la problemática frontera del Tarajal, las autoridades deberían poner especial interés por mantener un ambiente seguro y de bienestar para los más pequeños, en vez de dejarlos a su suerte.