Uno de ellos era la defensa de la imagen exterior de Ceuta. La televisión siempre habla de la ciudad para difundir asaltos a la valla fronteriza, delincuencia, menores incontrolados, corrupción, drogas y otros asuntos casi siempre negativos. Y se hacía imprescindible contar con un gabinete de imagen que saliera al paso de estas noticias y divulgara lo positivo. Ceuta dispone de un patrimonio cultural amplio, de monumentos históricos importantes -algunos abandonados a su suerte- de una población formada por cuatro culturas que pueden ofrecer costumbres, gastronomía y otras facetas muy atractivas, junto a un país en desarrollo, Marruecos, ávido de conocer casi todas estas cosas.
Y para hacer negocios, se dispone de un régimen fiscal que, si se actualiza y defiende de una vez, puede apoyar cualquier inversión exterior o interior. Pero todo esto hay que explicarlo fuera, por lo que propuse por enésima vez organizar unas Jornadas como las que lleva a cabo Canarias en el Instituto de Empresa u otros sitios de Madrid y a las que suelen asistir grandes despachos de abogados, inversores y otros colectivos interesados. Pero los intervinientes, aparte lo institucional, deben ser expertos en los temas a tratar o empresarios que han invertido y triunfado en Ceuta. Y le entregué el programa de una de esas Jornadas que organizó Canarias en su día.
También sería muy positivo invitar a líderes de opinión a visitar la ciudad, con objeto de que conozcan en profundidad lo positivo y negativo de Ceuta y hablen con conocimiento de causa cuando se refieran a este trozo de España en África. En este aspecto, resultaría interesante utilizar la gran tela de araña de los ceutíes en la distancia, esos ciudadanos que pasaron por Ceuta en algunos momentos de sus vidas, unas veces por nacimientos, servicio militar, destinos como funcionarios u otras circunstancias. Ellos pueden ser destinatarios de información, defensores de la ciudad en las redes sociales e invitados a viajar a Ceuta, pero sin subvenciones previas, a las que están muy acostumbradas las autoridades locales.
Cuando el político me preguntó por la frontera, sentí que me invadía una inevitable vergüenza ajena, ya que el caos existente en esta materia es insoportable para un ceutí, también porque comunica una imagen tercermundista de Ceuta, de España y de la Unión Europea. Le expliqué que el objetivo principal del tráfico fronterizo debía ser que los ciudadanos, comunitarios y no comunitarios, atraviesen de un país a otro con rapidez y eficacia. Así lo exige además la legislación de la Unión Europea que se está incumpliendo por cierto. Pero en Ceuta, donde hay un solo paso fronterizo -porque se renunció inexplicablemente a otro en Benzú-, con la presencia de porteadores a pie o motorizados y unas instalaciones y accesos impresentables, se hace imposible el tráfico de ciudadanos normales que llegan a comprar a Ceuta o regresan a Marruecos. Esta caótica política tan incomprensible como nociva, arruina al comercio y la economía local -próximamente se seguirán cerrando tiendas muy conocidas- hunde el puerto y facilita a los medios de comunicación escenas de una dureza inimaginable. Con el añadido que todo esto puede producir una catástrofe electoral sin precedentes a quién lo propicia, tolera o consiente.
Cuando preguntó qué otros perjuicios se causaban al puerto por el ya detallado caos fronterizo existente, le expliqué que el tráfico de contenedores ha disminuido espectacularmente y el de viajeros se redujo al elegir Tánger la gran mayoría como punto de entrada o salida de Marruecos. Además, la alternativa de los cruceros turísticos hay que valorarla en su justa medida, porque los visitantes suelen tener restauración y tiendas a bordo, por lo que es preciso aprovechar su estancia sobre todo para enseñarles Ceuta y sus innumerables ventajas.
Esto último le interesó bastante al político e incluso siguió tomando algunas notas, pero me sugirió continuar al día siguiente para poder digerir lo tratado. Entonces quedamos en vernos a la misma hora y le facilité incluso copia de una entrevista que me hicieron para El Faro de Ceuta en julio de 2004, cuando el entonces Delegado del Gobierno del PP Luís Vicente Moro clausuró incomprensiblemente el paso de Benzú. Entonces afirmé que “cerrar el paso de Benzú en vez de dotarlo de instalaciones adecuadas y limitarlo al tráfico de mercancías, es una equivocación porque Ceuta ha vivido durante décadas de ese negocio y no se ha planteado una alternativa a él”..
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