Opinión

Reconstruir el contrato social del siglo XXI

A lo largo de la semana se han celebrado en Albacete las Jornadas Jurídicas que organiza el Gabinete de Estudios Jurídicos de CCOO. Se desarrollan, normalmente, un par de ellas al año. Y se realizan en coordinación con el Consejo General del Poder Judicial desde hace algún tiempo. Por tanto, siempre acude la “flor y nata” de la judicatura, del mundo académico y de los gabinetes que a diario se baten con los empresarios en los miles de pleitos que se celebran en todo el país. Es un magnífico foro para ponerse al día de por dónde va el complejo y dinámico mundo del Derecho Social. También para visualizar la verdadera correlación de fuerzas que hay entre el mundo del trabajo y el mundo de la empresa. Yo procuro asistir a todas aquellas que mi actividad me permite.

Pero, aunque lo que se trataba era extremadamente interesante, el foco de atención principal se fijó en la intervención del Secretario General de CCOO, Unai Sordo, que, como representante del primer sindicato del país, era muy esperado, por estar inmersos en un proceso crucial de diálogo entre distintas fuerzas políticas para la formación del gobierno de la nación y los distintos gobiernos autonómicos y locales. Nos habló de los cambios del sistema de relaciones laborales que se habían producido, que era necesario revertir, para corregir las injusticias que se han producido en estos últimos años.

El análisis de la evolución que nos hizo fue muy claro. La crisis económica había sido aprovechada por los gobiernos conservadores para efectuar una profunda reforma laboral, con claro perjuicio para los trabajadores, con el evidente objetivo de provocar una devaluación de nuestra moneda por la vía del abaratamiento de los salarios, para así fomentar el incremento de las exportaciones y el reajuste de nuestra balanza de pagos. Es decir, lo que se había hecho para salir de la crisis había sido ayudar a los grandes bancos y, de forma simultánea, cargar sobre las espaldas de los trabajadores el peso del ajuste del déficit. La reforma laboral había incrementado la extrema debilidad del mundo laboral. Se habían priorizado los convenios de empresa, frente a los sectoriales. Se habían incluido cláusulas de ultraactividad que dejaban sin efecto aquellos convenios que no se lograban negociar. Se había profundizado en el despido libre y en la contratación temporal, y se había congelado el salario mínimo.

En palabras de Unai Sordo, todo ello era necesario revertirlo, conforme a las conversaciones y acuerdos que se habían llevado a cabo entre los sindicatos y el gobierno de Pedro Sánchez. Y esto era así, porque era urgente la reconstrucción del “Contrato Social para el Siglo XXI”, nos dijo. Palabras que van en consonancia con las líneas editoriales de los grandes diarios y con la opinión mayoritaria, según las encuestas, del electorado. Aunque los resultados electorales no ofrecen un panorama claro de estabilidad, sin embargo, una mayoría desea que los pactos del actual gobierno nacional giren en torno a una alternativa que mire más por los aspectos sociales y la igualdad, que por el control del déficit. Es decir, sería preferible un pacto de los partidos de izquierdas, con apoyos puntuales de otros grupos, que un pacto con aquellos grupos que buscan profundizar en las fallidas reformas neoliberales que han llevado a Europa casi a la quiebra.

Todo lo anterior estaba en perfecta coherencia con el contenido de las jornadas, en las que se habló de la necesidad de profundizar en los derechos colectivos en las nuevas empresas digitales, que están haciendo peligrar la seguridad y estabilidad en los empleos y los salarios. En este tema surgieron aspectos muy interesantes respecto a cómo se podía reconstruir el concepto de centro de trabajo en aquellos empleos que sea realizan en red, o cómo se podía conformar un censo laboral para hacer, por ejemplo, unas elecciones sindicales. Sobre esto, el profesor Eduardo Rojo recordó un principio jurídico del Derecho Laboral que en todas las revoluciones industriales se había procurado mantener y defender, a saber, la lucha contra la desigualdad y el reconocimiento de que al trabajador hay que defenderlo frente al empresario, porque su poder era infinitamente menor.

También se nos habló de la precariedad en el Sector Público y de las múltiples formas de gestión y externalización de los servicios que se usan con la excusa de ahorrar recursos, pero que, en el fondo, están profundizando en la precariedad laboral. La eterna contradicción que se produce entre la necesidad de sancionar a la Administración Pública cuando comete alguna irregularidad en la contratación laboral, al igual que se hace con la empresa privada, y la obligación de que el acceso a la función pública se realice bajo los principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad, había producido creaciones jurisprudenciales interesantes, para intentar conciliar ambos principios, que siguen en continua evolución. Sobre el concepto del contrato “indefinido no fijo”, del que parecía que todo se había dicho en el año 96, las últimas sentencias demostraban que no era un asunto pacífico.

Especialmente interesante fue la brillante exposición del magistrado del Tribunal Supremo Fernando Salinas sobre el cómputo de la jornada de trabajo, de reciente regulación en nuestro país, y que ha sido confirmada por una reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, atendiendo el caso planteado por CCOO frente al Deutsche Bank. La cuestión es clara. Controlar de manera efectiva la realización del tiempo de trabajo es una cuestión vital, pues afectaba a los derechos fundamentales regulados por la Unión Europea, desde el punto de vista de la mejora de las condiciones de vida y salud de los trabajadores. Es decir, un enfoque totalmente diferente a lo que se comentaba y decía hasta el momento, que deja libre de interferencias dañinas la reciente regulación.

El broche final fue puesto por el representante español en la OIT, Joaquín Nieto, hablando sobre los retos del futuro del trabajo en condiciones dignas. Sobre esto ya he escrito en alguna ocasión. También podremos escucharlo en Ceuta, durante la celebración del congreso internacional del RESER en el Campus Universitario, en la segunda semana del próximo mes de septiembre, en el que participará junto a otros destacados conferenciantes.

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