En mi último artículo dedicado al empleo en nuestro país destacaba que seguíamos en la buena senda. Cuando se han conocido los datos del empleo y el desempleo registrados observábamos que, además de seguir en una buena senda, la afiliación a la Seguridad social alcanzaba un nuevo máximo de 21,1 millones de personas, tanto en términos reales, como en datos desestacionalizados. Como estamos acostumbrados, pronto han aparecido los agoreros del supuesto desastre económico al que nos vamos acercando. Había que poner el contrapunto.
En esta ocasión hemos contado con un personaje muy especial para poner este contrapunto. Se ha tratado del todopoderoso Gobernador del Banco de España. Nadie puede poner en duda la solvencia técnica de los datos que da. No ocurre lo mismo con los datos que no da, aunque los conoce. En las normas técnicas de control financiero del Estado siempre se habla de que se debe analizar la legalidad del gasto público, pero no poner en duda la oportunidad de este, pues esta decisión se les reserva siempre a los gestores. Sin embargo el Gobernador parece que no tiene por qué atenerse a estas reglas. Es la evidencia de su poder, que ya en tiempos del Generalísimo quedó certificado cuando en respuesta a alguien que le manifestó que le gustaría ser Gobernador del Banco de España, el jefe del Estado le respondió que a él también le gustaría serlo.
Los datos conocidos sitúan la afiliación a la Seguridad Social en el mes de abril pasado en 21,1 millones de personas. También se conocía que el empleo asalariado neto creado en el último año había sido indefinido y casi todo permanente. Respecto al paro registrado, se observaba que bajaba en 60.503 personas en ese mes, hasta situarse en 2.666.500, la menor cifra desde el comienzo de la crisis financiera internacional de 2008.
Sin embargo, nuestro Gobernador nos hablaba de lo que él (y otros medios financieros) denominaba la “paradoja del empleo”. Lo que se preguntaba en voz alta, a modo de reflexión, era cómo podía incrementarse el empleo de esta forma y reducirse el desempleo, y sin embargo hubiera empresas que no encontraban trabajadores para contratar. Y también nos daba un dato supuestamente “demoledor”, pues situaba nuestra tasa estructural de paro en el 12%, que duplicaba el 6% de la Unión Europea; y la tasa de paro juvenil, situada en el 28%, triplicaba la de la UE.
Claro, con estas afirmaciones se pueden hacer todo tipo de especulaciones. Respecto a las empresas que no encuentran mano de obra disponible, una posible respuesta la ha dado Antonio Muñoz Molina en un magnífico artículo titulado “Los talentos perdidos”. Nos recuerda que hay muchos inmigrantes con estudios superiores y alta especialización que a consecuencia de las trabas burocráticas no se les permite ejercer como tales.
Respecto a la tasa estructural de desempleo, se nos ocurre pensar qué pasaría si además de esta tasa de desempleo muy por encima de la europea, el Gobierno progresista no estuviera mejorando los datos de empleo y desempleo mes a mes, como viene haciendo sistemáticamente. Posiblemente nuestra tasa estructural estaría mucho más arriba. Veamos.
En el primer trimestre de 2006, nuestra tasa estructural de desempleo se situaba en el 9,03%, muy cercana a la tasa estructural del 6% que se considera aceptable. A partir de ahí comenzó a bajar, hasta que en 2008 cambió la tendencia. En el cuarto trimestre de 2008, cuando ya había comenzado la crisis financiera, nuestra tasa de desempleo se situaba en el 13,79%. La subida fue imparable hasta alcanzar un pico del 26,94% en el primer trimestre de 2013. Justo a partir de ahí comenzó a bajar nuevamente hasta que en el cuarto trimestre de 2019 llegó al 13,78 %. A partir de este momento, se comenzó una subida, a consecuencia de la pandemia, pero que su pico máximo se situó en 16,13%. Nada que ver con la situación durante la crisis financiera. Este fue el comienzo de una bajada sostenida, hasta que llegamos al actual 12% del que nos habla el Gobernador en este trimestre, similar a la tasa del comienzo de la crisis financiera internacional de 2008.
Por tanto, querido Gobernador, aunque usted no lo dijera, lo que los datos sugieren es una senda de convergencia con Europa a consecuencia de un comportamiento ejemplar del actual Gobierno progresista de España, que incluso a pesar de los efectos externos de una pandemia y una guerra, ha seguido poniendo los espartillos día a día hasta situar a nuestro país a niveles similares a los de comienzos de la crisis financiera. Pero además, con empleo de calidad y con más trabajadores fijos que temporales. Y las previsiones que algunos hacemos nos llevan a afirmar que, con toda probabilidad, el mercado de trabajo seguirá dando resultados muy positivos, que conducirán a la convergencia con la tasa estructural de desempleo de la Unión Europea en un tiempo relativamente corto.
Toda una proeza que todos los analistas y autoridades de fuera de nuestras fronteras celebran, pese a los contrapuntos un tanto sesgados, bajo nuestro punto de vista, de nuestro regulador.
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