Conspiraciones, bulos, leyendas urbanas y otras milongas

Malos tiempos para la cordura y la razón. Me pregunto qué hay de verdad en la mentira y de la mentira en la verdad. ¿A quién podemos creer? ¿Son las noticias fidedignas? ¿Qué hay detras del engaño? ¿Existen los milagros?

¿Cómo saber si algo es un bulo o si es cierto que la virgen se le apreció al caudillo para indicarle que tendría su protección?

Un conspiranoico es alguien que cree de modo paranoico en la existencia de una conspiración o conspiraciones.

Las leyendas urbanas son cuentos y creencias populares que, pese a contener elementos sobrenaturales o inverosímiles, se presentan como hechos reales. Se transmiten por tradición oral, de boca en boca, y van embelleciéndose con cada nueva versión, creando un folclore contemporáneo.

Los bulos son noticias falsas creadas sobre temas de interés o de actualidad para generar una alarma social o atraer la atención del mayor número de usuarios posibles, con el fin de generar desinformación o bien reconducir hacia algún otro tipo de fraude.

¿Por qué ir contra corriente? ¿Tienen sus propias teorías sobre las cosas? Personas que sospechan de la ciencia, del cambio climático, de las pandemias y de las cuestiones que son aceptadas por la comunidad científica?

Dudar de la comunidad de expertos nos apartaría radicalmente de la sociedad. ¿Qué hay detrás de los conspiranoicos?

Lo extraño es negar la evidencia y crear nuevas teorías que no tienen ningún sentido ni ciencia que lo avale y creérselas como única verdad. La capacidad crítica es natural así como la diversidad de opiniones.

La sociedad sigue luchando para vencer a una de las circunstancias más increíbles que ha vivido la humanidad.

La pandemia que ha sido capaz de paralizar el mundo.

Atrajo a miles de negacionistas de las vacunas e incluso de la misma pandemia. Tuvimos que oir de todo: experimentos humanos, eliminación de la humanidad, negocio de las farmacéuticas o instalación de microchips para controlarnos.

Los conspiranóicos desconfían totalmente de las versiones oficiales de las autoridades y plantean las suyas propias. Sienten hostilidad hacia su entorno y su intención es contagiar al resto de personas y llevarles a su terreno.

Tras un estudio llevado a cabo por expertos en este tipo de patología, manifiestan tres características comunes: maquiavelismo, la psicopatía primaria y el narcisismo.

Los maquiavélicos se caracterizan por querer manipular las emociones de los demás. Son astutos y utilizan la mentira como engaño para lograr su propósito final sin importar los medios empleados para alcanzarlo. Las personas narcisistas son personas que tienen un sentido desmesurado de su propia importancia, una necesidad profunda de atención excesiva y admiración, relaciones conflictivas y una carencia de empatía por los demás. Y por último, la psicopatía primaria se refiere a personas con una alta insensibilidad y falta de empatía hacia el dolor ajeno.

Los tres grupos de conspiranoicos tienen una característica común y es que se sienten superiores a los demás, por ello, son capaces de crear sus propias conspiraciones, creérselas y tener el cuajo suficiente para convencer a otros que consideran inferiores.

El debate de si la Tierra es plana, la teoría de los microchips, si el hombre llegó a la luna o si los marcianos nos controlan nos persiguen desde hace lustros.

Los bulos se entienden mejor: oigamos a Trump diciendo que los migrantes se comen a los perros y los gatos, que si la mujer de Pedro Sánchez es un hombre o si zapatero tiene negocios en Venezuela. El grupo político “ Podemos” tuvo que ir a los juzgados mil veces para desmentir esas informaciones falsas.

De bulos podríamos hacer un listado interminable. No está de más contrastar las noticias y no comulgar con lo primero que nos llegue.

Las leyendas urbanas son más inocentes. Nos vienen bien para pasar una noche con amigos al calor del fuego y buscar el morbo de leyendas que no se las cree ni la famosa mujer de la curva.

El cañonazo nos recuerda que estemos atentos para que Miguel Bosé no termine por convencernos.

Ahora váyase usted a saber si lo de Bárbara Rey y el emérito es un montaje. Cañonazo que estás en el Hacho, ruega por nosotros.